La pontevedresa Viviana Araújo aspira a ganar el Premio de Artesanía

La pontevedresa Viviana Araújo aspira a ganar el Premio de Artesanía de Galicia por un corsé hecho con plumas de faisán en el que estuvo trabajando durante dos meses. La paciencia, la pasión y la constancia son algunos de los ingredientes esenciales para triunfar en el mundo de la plumería, un oficio en el que Viviana lleva más de 30 años
Viviana Araújo muestra la colección de aplicaciones de plumería en su tienda
photo_camera Viviana Araújo muestra la colección de aplicaciones de plumería en su tienda

Todo empezó con un disfraz de periquito. Viviana Araújo usó las plumas de varias gallinas para vestirse de este pájaro el Carnaval de 1979 -"gané el primer premio en las tres discotecas a las que fui: Shiva, Brais y Equus"- y ahora aspira a ganar el Premio Artesanía de Galicia por un corsé realizado con plumas de faisán que tardó en hacer dos meses, unas 250 horas. En estos 36 años, aprendió el arte de la plumería y se fue especializando en tratar de forma artesanal este material. "La primera vez conseguí las plumas de una granja de gallinas cuyos propietarios conocía mi padre. Ahora ya es algo más profesional, me las envían desde Francia", cuenta.

La pieza que presentó al certamen se llama Lusco Fusco, porque "está inspirada en los colores de los atardeceres gallegos", según explica su propia creadora. Para hacerla utilizó 19 colores, que oscilan entre el morado y el ámbar, las tonalidades que suelen teñir el cielo en los atardeceres de verano. Para ellos, utilizó las plumas de 20 faisanes veneré. El resultado es una pieza realizada de forma totalmente artesanal con seda y plumas y que está valorada en 8.000 euros.

Para hacerlo, Viviana tuvo que separar las plumas en función de su dibujo, lavarlas, teñirlas y estudiar la forma en la que las colocaría para que el resultado fuese uniforme. Finalmente, las fue pegando, una a una, a la pieza final. Su talento y paciencia se vieron recompensados cuando el pasado miércoles se anunció que era una de las finalistas de los Premios de Artesanía de Galicia. Sin embargo, la artesana no piensa que vaya a resultar ganadora ya que los otros dos seleccionados, el taller de joyería Bergondo Ardentia y la ceramista Marta Armada, "son gente muy buena".

Pero las obras de Viviana tampoco pasan desapercibidas. Realiza aplicaciones y otros complementos con el arte de la plumería y los vende por todo el mundo. Su iniciativa le valió el premio de Mujer Emprendedora 2013 de la mano de Aempe.

"Parecen piezas para personas atrevidas pero tengo pedidos de gente de todas partes: París, Londres, Venezuela o México". Aunque la mayoría de las veces realice las piezas por encargo, también recibe llamadas de personas que ven una creación en concreto y deciden comprarla. "Este collar, por ejemplo, lo vieron en una fotografía por Internet y llamaron para comprarlo", dice mientras señala una fotografía de una de sus obras.

USOS. Las plumas sirven para todo, desde unos zapatos forrados de este material a un tocado o un cinturón. "Le dan siempre un toque especial a todo lo que hagas, son elegantes y espectaculares", cuenta tras declararse una apasionada de la plumería. "Las plumas enganchan, una vea que empiezas no puedes parar. Aunque es algo que tiene que gustarte porque necesitas tener mucha paciencia para terminar una creación artesanal, en la que tienes que colocar las piezas una a una". Además, según Viviana, las plumas duran una eternidad y son un material resistente. Lo dice mientras se acerca a una de las cajas que tiene apiladas en su taller. Al abrirla, muestra un pequeño tesoro compuesto por aplicaciones de cien años de antigüedad que consiguió en mercadillos o comprándolas por Internet.

Comienza a extenderlas por la mesa. "Esta vino de París y es de los años 30, tengo este otro detalle para colocar en el cabello que es de Alemania y es de la época del Charlestón, porque hace un siglo se hacían piezas increíbles que a día de hoy todavía están intacta"».

Sobre su mesa de trabajo muestra su colección de trabajos con plumas llegados desde los felices años 20, en los que utilizar sombreros con pluma era algo habitual. "Es cierto que la plumería siempre ha pertenecido a los sectores más adinerados, pero las clases medias también pueden acceder a detalles más baratos para una ocasión especial", explica. Del mismo modo, cuenta que una prenda creada por un plumista profesional puede costar más que una casa. "Y aún así es barato, porque da mucho trabajo. Una persona que no tenga vocación acabaría desesperada si tuviese que dedicarse a esto".

En los últimos años, Viviana ha participado como profesora en varios cursos que ofrecía la Xunta de Galicia sobre plumería. "Los plumistas gallegos se pueden contar con los dedos de una mano y todavía te sobran", explica. La artesana conoce a grandes plumistas de París como Nelly Saunier o Cerkan Cura, belga de origen turco que está afincado en la capital francesa. Del mismo modo, explica que el suyo es un oficio en declive: en 1950 había más de 2.000 plumistas en París y en la actualidad se pueden contar con los dedos de una mano. "No es que esté extinguido, pero ahora los procesos se hacen de forma industrial y nosotros continuamos utilizando las manos para todo".

Además, los estudios de moda no ofrecen formación en este tipo de técnicas artesanales, por lo que son pocas las personas que dominan el mundo de la plumería. Viviana, por ejemplo, es la única en Pontevedra, "que yo sepa" y se declara una enamorada de la suavidad y la elegancia de las plumas. "¿Que si me gustan los pájaros? ¡Por supuesto!", termina.

VALOR. El corsé que envió al concurso gallego está realizado totalmente a mano y está valorado en unos 8.000 euros Tesoro Viviana tiene una colección de artículos de plumería de principios de siglo llegados desde ciudades españolas, francesas y alemanas

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