"Yo aprovecho los beneficios de las plantas, de las cirugías ya se encargan los médicos"

Carlos Rodríguez.
photo_camera Carlos Rodríguez.

Resulta bastante complicado resumir en esta entrevista las aventuras y desventuras que ha protagonizado a lo largo de su vida José Luis Torrado (El Seijo, Mugardos, 1935), conocido popularmente como ‘O Bruxo’. Quizás, si hay alguien que ha sabido compilar la mayoría de sus hazañas como atleta, preparador deportivo y auténtica leyenda en lo que respecta a la recuperación física a través de la medicina natural ese es el periodista Pedro Escamilla, que en el año 1998 sacó a la luz el libro ‘Un luchador contra el dolor’. A sus 79 años, y rodeado de decenas de medallas, diplomas y recuerdos -bien merece la pena darse una vuelta por el Gimnasio y Centro de Recuperación pontevedrés en el que trabajó durante décadas y que ahora gestionan sus hijos-, Torrado volverá a recoger un nuevo galardón. Será mañana, en la gala anual que organiza Diario de Pontevedra para reconocer la labor de personas, empresas y entidades a través de los Premios Pontevedreses del Año. El de ‘O Bruxo’ será el de Honra, lo que le convierte en el tercer homenajeado de la historia de este evento.

¿Cómo nace su vinculación con Pontevedra?

Nací en Ferrol, pero allí solo viví dos años porque a mi padre lo destinaron a Lugo. A Pontevedra llegué con 19 años y aquí crecí como atleta y como naturópata. Establecí mi hogar, creé mi familia y abrí el Gimnasio y Centro de Recuperación donde trabajé tantos años y recibí a tantas personas.

Consiguió numerosas victorias como atleta, pero acabó dejándolo para convertir a otros deportistas en campeones. ¿Se arrepiente de no haber continuado con su carrera?

Para nada. En 1957 fui campeón de España en los Juegos Laborales, pero aquellos eran otros tiempos. Los deportistas no eran tan distinguidos como ahora y, a no ser que te fueras al extranjero, tenías que seguir trabajando para poder mantener a tu familia. Eso sí, seguí corriendo y participando en competiciones hasta algo más de los 30 años. Desde los 20 compaginaba mis entrenamientos con los de otros deportistas, como por ejemplo el de las chicas de la Gimnástica, que empezaron conmigo. Del mismo modo, siempre que podía, también atendía lesiones musculares con remedios naturales.

¿Cuando empieza a interesarse por el Naturismo profesionalmente?

Antes de cumplir la mayoría de edad conocí a una mujer que utilizaba hierbas para sanar golpes y torceduras. Mi padre cayó gravemente enfermo y yo le masajeaba con las plantas que ella me recomendaba para aliviarle el dolor. No obstante, no fue hasta unos años después, ya viviendo en Pontevedra, cuando usé estos remedios naturales para sanar una lesión que tuve (rotura de fibras). El dueño de una tienda de bicicletas (Casa Moral), al que tachaban de loco, me aconsejó buscar un barro arcilloso que había en los alrededores de la Estación para que me lo aplicara durante unas horas. El hematoma despareció y, a partir de entonces, empecé a recopilar libros y documentación sobre las cualidades de las hierbas.

Y sigue haciéndolo...

Así es. Pero ahora es más fácil, porque hay más publicaciones, documentales, películas... Hace 60 años tenían que traerme libros de Argentina o de otros países, porque aquí la cosa estaba muy limitada. Gracias a los viajes que hacía con motivo de las olimpiadas y de competiciones europeas podía coincidir con otros naturópatas de los que aprendí muchas cosas y que, a su vez, me regalaban algún ungüento o libro. A día de hoy, tengo una gran biblioteca que consulto a diario para seguir ampliando mis conocimientos.

¿Qué fue lo más curioso que aprendió o hizo en otros países en busca de alguna hierba concreta?

Reconozco que me aproveché de las oportunidades que se me brindaban. Llegué a ir por el medio de África, detrás de los monos para analizar sus heces, porque tomaban unas plantas que les curaban unas heridas. Si yo te contara...

A lo largo de su vida ha tratado a miles de personas de todos los ámbitos (sociales, políticos, deportivos...). ¿Hay algún caso del que se acuerde especialmente?

Hay muchísimos. Sería imposible poder escoger uno de entre todos. Por ejemplo, siempre recuerdo con mucho cariño al pontevedrés Manuel Carlos Gayoso, que después de acompañarlo hasta en su luna de miel para poder seguir entrenando, se convirtió en el campeón español en 400 metros lisos. También en una ocasión, traté al torero Espartaco, que vino a Pontevedra con un tobillo muy hinchado porque le había pisado un toro. Un compañero tuyo de Diario de Pontevedra le puso en contacto conmigo y, tras varias sesiones en mi gimnasio y unos bálsamos, salió a la plaza y cumplió con su faena. Son muchos recuerdos, en muchas partes del mundo y con personas de todo tipo.

¿Es cierto que Manuel Fraga y Mariano Rajoy le pidieron ayuda en alguna ocasión?

Sí, creo que por el año 93. El primero tenía una lesión muscular que se hizo pescando y el segundo fuertes dolores de cuello que desparecieron colocando varias veces unas bolsas de hierba caliente.

¿Alguno de sus pacientes le ha negado en público?

Tanto como negar, no. Eso sí, ha habido personas que me han consultado a escondidas o he tenido que viajar a donde ellos se encontraban porque no querían que sus jefes lo supieran. Pero, se lo acababan diciendo.

No obstante, sus métodos también han cabreado a más de un médico...

Y lo siguen haciendo. El Naturismo no me lo inventé yo, tiene siglos y siglos de historia, por eso no entiendo esa ignorancia. Yo amo la medicina, pero sé que no soy médico. Yo no opero, ni inyecto, ni mando ta nadie tomar fármacos... Mi trabajo siempre fue aprovechar los beneficios de las hierbas y las arcillas para mejorar lesiones musculares, torceduras, golpes... De las roturas óseas y de la cirugía ya se encargan los que han estudiado para ello.

¿Esto le ha cerrado puertas?

Más que cerrar puertas, aunque muchos lo han intentado, me han hecho numerosos feos. Pero nunca me importó, porque los resultados están ahí, nunca engañé a nadie. En más de una ocasión, fisioterapeutas de importantes equipos se han llevado reconocimientos que no se merecían, porque los jugadores habían sido tratados con remedios míos, pero los mandamás lo saben y eso es lo importante. La cuestión no es ganar más dinero, es hacer el bien. Es más, siempre pensé que la medicina natural unida eficazmente con la científica podría dar grandes resultados. Espero que algún día esto cambie.

¿Qué significa para usted este premio que le entregarán mañana?

Lo recibo encantadísimo, precisamente por eso, porque es una forma de reafirmar todo en lo que creo y todo lo que he hecho a lo largo de mi vida.

Y en cuanto al apodo de ‘O Bruxo’, ¿le gusta o no le ha quedado otro remedio que acostumbrarse?

Bueno, eso me lo pusieron hace muchísimos años como buen gallego que soy, pero no hago magia, ni encantamientos, ¿eh? (Se ríe).

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