Miriam Pena: "Galicia es una cantera de ingenieros informáticos"

Es una de las profesionales más valoradas de silicon Valley según la plataforma Women 2.0. nacida en bueu y residente en san Francisco, Pena analiza su sector, la brecha de género y el potencial gallego

Miriam Pena. FACEBOOK
photo_camera Miriam Pena. FACEBOOK

¿En qué momento la tecnología se convirtió en su trabajo?
Decidí que la tecnología se convertiría en mi trabajo cuando toqué mi primer ordenador. Me impresionó poder hacer dibujos en una pantalla o comunicarme con el otro lado del mundo con un teclado y un ratón.
Nació y se crió en Bueu, y después estudió en A Coruña. ¿En algún momento se imaginó cruzando el charco y asentando su vida en el continente americano?
Mi madre siempre ha dicho que soy demasiado inquieta para asentarme en ningún sitio, así que siempre tuve claro que me movería bastante. Mi objetivo a largo plazo era acabar en Reino Unido, hasta que hace unos cinco años, tras mi primer viaje por California, me di cuenta de cómo la tecnología estaba implantada en esta sociedad y decidí vivir esta experiencia.
Trabaja para AdRoll, una compañía de software publicitario. ¿En qué consiste exactamente su trabajo?
Imagínate que vas a una tienda online y ves unos zapatos que te encantan. A partir de entonces, cada vez que abres una página web te sale el anuncio de esos zapatos exactos recordándote tu interés en ellos. Eso es lo que hacemos en AdRoll, se llama retargeting. Yo soy líder técnico del equipo de Real Time Bidding, donde hacemos los programas que pujan contra otras empresas como AdRoll para colocar ese anuncio decisivo en la página que va a ver el usuario. Manejamos más de un millón de esas pujas por segundo y tenemos que contestar cada una en menos de 100 milisegundos.
¿La publicidad seguirá teniendo futuro fuera de Internet o estamos abocados a ver los anuncios en banners?
Mientras siga habiendo contenidos que la gente consuma fuera de las web seguirá habiendo publicidad. Porque esa publicidad tiene sentido en la medida en que el soporte tenga una audiencia.
Sin embargo, sus éxitos llegaron antes de AdRoll, con el lenguaje de programación Erlang, sobre lo que es una autoridad a nivel mundial. ¿En qué consiste un lenguaje de programación y que diferencia al Erlang del resto?
Si comparamos un programa informático con una receta de cocina, el lenguaje de programación es la forma en que escribimos esta receta. Algunos lenguajes te dejan decir simplemente "cuece un huevo", mientras que con otros lenguajes, al no estar especializados en cocina, tienes que explicar el proceso paso a paso: "coge una olla vacía, abre un grifo, añade medio litro de agua, enciende el fuego, pon la olla encima...". Los pasos necesarios para realizar algo sencillo pueden ser agotadores de describir en el lenguaje inapropiado y eso hace que haya tantos lenguajes de programación: unos especializados en hacer páginas web, otros en aplicaciones para móviles, y otros, como Erlang, para hacer la parte de la trastienda. Siguiendo con la metáfora de la cocina, si vamos a hacer hamburguesas no es lo mismo hacer una para ti, cinco para una cena o millones de hamburguesas a la vez, asegurando que todos coman caliente y nadie se quede con hambre. Erlang es especialmente bueno para este último caso. Es muy fácil usar Erlang para repartir los pasos de la receta en equipos de trabajo distribuidos en diferentes cocinas a la vez. Así, si en alguna de ellas se va la luz, se puede montar instantáneamente otro equipo en otra cocina que lo sustituya sin que se pare la producción.
¿Nos falta educación tecnológica? A veces da la sensación de que vivimos de espaldas a lo que verdaderamente está cambiando nuestra forma de vivir.
Vivimos cada vez más rodeados de máquinas, así que la educación tecnológica es mayor y cada vez más necesaria.
Algunos países, como EE UU, están obsesionados con fomentar la formación a niños y niñas en coding —programación— mediante juegos, incluso desde preescolar, para aumentar su ventaja competitiva en el futuro.
Women 2.0 se centra en visibilizar la presencia de mujeres en el sector tecnológico. Sin embargo, los hombres siguen liderando las estadísticas. ¿Cómo ve esta situación? ¿Qué hace falta para que las mujeres conquistemos Silicon Valley?
Dado que hoy menos de un 25% de los que nos dedicamos a la tecnología somos mujeres, lo primero que hace falta es mejorar esa estadística. En todo el mundo las mujeres están reconduciendo sus carreras al mundo tecnológico, aprendiendo a programar con la ayuda de iniciativas como PyLadies o cursos en academias como la Hackbright Academy. Lo siguiente que tenemos que hacer es mejorar nuestras redes de influencia uniéndonos a comunidades como Tech Ladies o Girl Geek Dinner, que dan consejos profesionales y tienen sesiones de entrenamiento sobre temas relacionados con planificar tu carrera profesional, negociación de salario o técnicas para hablar en público. En Silicon Valley hemos interiorizado que nadie nace sabiendo ser un gran líder. Afortunadamente, en mi sector la discriminación de género no es tan descarada como hace décadas, aunque todavía hay historias que sacan a la luz mujeres valientes como Ellen Pao o Susan Fowler. Mi empresa actual, AdRoll, lo toma muy en serio y ya está tratando de ir un paso más allá, formano a los empleados con sesiones y cursos periódicos.
¿Qué supuso para usted conocer que formaba parte de la lista de Women 2.0, junto con otros nombres tan potentes de la industria?
Inicialmente fue un gran sorpresa, una alegría y un orgullo. Luego, al ver las reacciones recibidas, me di cuenta de que tengo una experiencia que puedo compartir y se convirtió en una responsabilidad. Si contar mi historia sirve de ejemplo, conseguiremos que casos como el mío no sean noticia.
A nivel tecnológico, ¿ve Galicia, e incluso España, más, menos o igual de avanzada que San Francisco?
Galicia es una cantera de ingenieros informáticos. Muchos se han ido y otros ya han vuelto y teletrabajan para empresas internacionales desde la comunidad. Las semillas están ahí, pero falta el terreno donde sembrarlas, el clima y el caldo de cultivo para que esa formación se convierta en proyectos y empresas.
¿Qué echa de menos cuando se despierta en San Francisco y qué extraña cuando viene a Bueu?
En San francisco echo de menos a mi gente, la familiaridad de un entorno en el que todo el mundo se conoce, las fiestas locales, las xoubas y bruños de la ría y el cocido gallego de Marisa. En Bueu echo en falta el ecosistema de San Francisco, los eventos y conferencias tecnológicas y la interacción con otros profesionales de mi sector.

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