El 6% de los perros registrados en O Morrazo son de raza peligrosa

El Rexistro de Animais de Compañía de la Xunta contabiliza 13.136 canes en los municipios de Marín, Bueu, Cangas y Moaña

El doberman está considerado como perro de raza peligrosa. PIXABAY
photo_camera El doberman está considerado como perro de raza peligrosa. PIXABAY

El seis por ciento de los perros de los concellos de la comarca de O Morrazo que están inscritos en el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía (Regiac) de la Xunta de Galicia están considerados potencialmente peligrosos. Así lo desvelan los datos que maneja la Consellería de Medio Ambiente, responsable de este registro, y que determinan que en los concellos de Marín, Bueu, Cangas y Moaña están dados de alta 13.136 canes, de los que 789 son de razas potencialmente peligrosas.

Por municipios, el que presenta una cifra más elevada es Bueu, donde, de los 2.030 perros registrados,180 son peligrosos (8,86%), seguido de Marín, donde de 3.490 canes hay 229 de raza peligrosa (6,56%). En Cangas están anotados 4.005 perros y hay 191 peligrosos (4,76%) y en Moaña, de 3.603 registrados, 189 (el 5,24%) son de razas potencialmente peligrosas.

¿Pero cuáles son las razas potencialmente peligrosas y por qué reciben esta consideración? Según la Lei 4/2017, de 3 de octubre, de protección y bienestar de los animales de compañía en Galicia, se consideran razas de perros potencialmente peligrosas aquellas que por sus características raciales pudiesen ser aptas para el adiestramiento para la guarda y defensa.

En concreto, perros pertenecientes a las siguientes razas: american stafforshire terrier, pit bull terrier, bullmastif, dobermann, dogo argentino, dogo de Burdeos, dogo del Tíbet, fila brasileño, mastín napolitano, presa canario, presa mallorquín, rottweiler, bull terrier, staffordshire bull terrier, tosa inu y akita inu. También serán considerados potencialmente peligrosos los cruces en primera generación de estas razas o cruces de estas razas con otras.

A nivel nacional, sin embargo, el listado de perros potencialmente peligrosos es menor, y solo engloba ocho razas, pero determina una serie de características físicas, como musculatura fuerte, aspecto poderoso, robusto, configuración atlética, agilidad, vigor y resistencia; marcado carácter y gran valor; perímetro torácico comprendido entre 60 y 80 centímetros, altura a la cruz entre 50 y 70 centímetros y peso superior a 20 kg; cabeza voluminosa, cuboide, con cráneo ancho y grande y mejillas musculosas y abombadas; mandíbulas grandes y fuertes, boca robusta, ancha y profunda, entre otras cuestiones.

CON LICENCIA. La tenencia y custodia de los animales potencialmente peligrosos requerirá de la obtención previa de una licencia administrativa otorgada por el ayuntamiento, que tendrá una duración de cinco años y que podrá ser renovada por períodos de esa misma duración. Además, estos perros deberán contar con un seguro de responsabilidad civil.

Los perros potencialmente peligrosos deberán inscribirse en el Rexistro Municipal de Animais Potencialmente Perigosos en el plazo de quince días desde la obtención de la licencia municipal. Además, tendrán que pasear, en las vías públicas y en los lugares y espacios de uso público en general, atados con una correa de, como máximo, dos metros de longitud y provistos de bozal homologado y adecuado para su raza.

Por otra parte, estos perros deberán estar esterilizados y sus propietarios deben cumplir con unas medidas de seguridad que eviten la huida de estos animales o el contacto de otras personas con ellos.

Últimas semanas. Un detenido y un sancionado
Las últimas semanas han sido convulsas en Moaña por problemas con perros potencialmente peligrosos. Un joven acabó en el psiquiátrico por orden del juez después de haber agredido a su novia y azuzar a su perro de raza potencialmente peligrosa contra dos agentes de la Policía Local de Moaña. El perro recibió cuatro tiros y falleció días después en una clínica veterinaria de Oporto.

Tan sólo unos días después, un joven fue sancionado por tenencia ilegal de un perro potencialmente peligroso. El can, un American Staffordshire, caminaba atado mediante correa, pero sin bozal. Al proceder a su identificación, el Seprona comprobó que el perro no figuraba inscrito en el censo municipal de registro de animales potencialmente peligrosos, no tenía licencia y tampoco seguro.

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