La 'adicción' por los baños de invierno llega a las playas de Marín y Bueu

La práctica de la natación en el mar durante todo el año cogió fuerza a raíz de la pandemia
El grupo de Mogor organizó el sábado un baño reivindicativo para exigir más medidas de protección en las playas durante todo el año. GONZALO GARCÍA
photo_camera El grupo de Mogor organizó el sábado un baño reivindicativo para exigir más medidas de protección en las playas durante todo el año. GONZALO GARCÍA

Los chapuzones o baños de invierno en el mar, una práctica que llevan toda la vida realizando los más mayores -y no tan mayores- en las zonas de playa, se han convertido en una tendencia deportiva que ya se ha consolidado en Marín y Bueu, sobre todo a raíz de la pandemia. Y es que cada vez es más frecuente toparse con la estampa de grupos de bañistas en pleno invierno, que disfrutan de todos los beneficios que aporta un buen baño de agua fría en el mar.

Uno de esos grupos que surgieron a raíz de la época del covid, es el que cada sábado se reúne en la playa de Mogor, compuesto por unas siete personas, tanto de la propia localidad marinense como de Pontevedra. También los más de 18 bañistas que se congregan en Portomaior, en Bueu, diariamente, cogió fuerza. Como dicen algunos de sus miembros, "es una práctica que engancha".

Pero, ¿por qué ese "boom ahora cuando ya los más mayores de las villas de costa acostumbran a bañarse durante todo el año? La falta de opciones de ocio y deporte durante la pandemia, derivado de las diferentes restricciones, obligó a los vecinos de Marín y Bueu a buscarse alternativas que les permitiesen hacer deporte, mejorar en salud y hacer algo diferente sin salir de los límites del ayuntamiento.

"Haciamos ciclismo o corríamos, pero cuando no se pudo salir del Concello empezamos a ir al mar a bañarnos", cuenta uno de los nadadores de Marín que acuden a Mogor semanalmente. Aunque muchos ya practicaban deporte antes, otros muchos ni siquiera se atrevían "a meterse en el agua fría del mar ni en verano, pero te acabas acostumbrando. Una vez que lo haces, ya no puedes parar".

Además de ser una práctica deportiva, algunos de los bañistas lo hacen por bienestar, tanto físico como mental. "Pegarse estos chapuzones en el agua fría y en el mar tiene su factor psicológico. Te evades de todo cuando lo haces", cuentan.

Cierto es que el factor del agua fría, que en esta época ronda los 14 grados en la ría de Pontevedra, supone, a veces, un problema, pero "todo es ponerse. La gente mayor de Marín lo hizo toda la vida y los surferos, por ejemplo, que van a A Lanzada también se meten sin miedo al agua". Para resguardarse del frío en el agua, la gran mayoría de personas que nadan en invierno lo hacen con neoprenos, aunque mucho prefieren ir 'a pelo'.

"Eu saio nova da auga"

Carmen López, de 63 años y vecina de Santomé de Piñeiro, es una de las bañistas que acuden todos los días a Portomaior, "unha praia especial polas condicións que ten", para disfrutar de los chapuzones de invierno en aguas abiertas. Lo lleva haciendo de forma constante desde la pandemia, pero ya antes practicaba natación en piscina. Eso sí, no fue hasta hace 20 años cuando empezó a nada porque antes "tíñalle moito pánico á auga. Agora estou moi orgullosa do que fago".

Para Carmen, con los baños en el mar durante todo el año consiguió "precindir de tratamentos médicos que tomaba, porque melloramos por ir nadar o mar. Os beneficios son moi grandes". Para ella, no solo físicos, si no también mentales: "Eu salgo nova. Non son a mesma persona cando entro que cando saio. A nivel psicológico, eu teño entrado á auga do mar triste e ter saído contenta".

Es por eso que anima a gente de todas las edades a realizar una práctica que a ella y a sus compañeras "fíxonos ir de menos a máis, cando normalmente co deporte é o contrarior por culpa da idade".

"Mentalmente compensa"

Mónica Currás, de Pontevedra, es de las pocas mujeres del grupo de nadadores de Mogor. Lo de nadar, a ella, ya le venía de atrás, incluso en aguas abiertas, pero al igual que el resto, su práctica y lo de acudir en grupo se incentivó durante la pandemia. "Buscabas actividades al aire libre y en la naturaleza. Podías nadar en una piscina, pero la sensación no es para nada parecida", cuenta Currás.

¿Y que tienen de diferente? La pontevedresa lo tiene claro: "El cuerpo poco a poco se va a adaptando y te pide incluso que te acabes metiendo al agua, la sensación es muy buena y te sientes genial, aunque al principio pienses en lo fría que va a estar el agua. Es algo que física y mentalmente te compensa".

Con respecto a la temperatura del agua, que puede ir desde los 14 grados hasta los 18, Currás apunta que, en algunas ocasiones durante el invierno, "agradeces meterte porque estás a más temperatura dentro que fuera".

Reivindicación: Más medidas de protección durante todo el año

Debido al aumento de personas que se bañan en el mar durante temporada baja, el grupo de Mogor organizó el sábado en el arenal marinense un chapuzón para reivindicar que existan medidas de protección y seguridad e el agua durante todo el año, como es el habitual balizamiento para evitar que las embarcaciones entren la zona de baño.

Con respecto a esto, los nadadores también piden "sentido común" y que haya "respeto entre colectivos". "Al igual que nosotros nadamos con boyas cuando pasamos de una distancia, queremos que las embarcaciones también cumplan la normativa". Además de esto, el grupo también pide que se acondicionen los servicios de playa como los vestuarios.

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