Adiós a La Navarra, un 'trocito' de Marín que cierra sus puertas

La taberna echó el cierre por última vez el pasado 24 de marzo, dejando atrás 34 años de festejos e historias cotidianas de los marinenses

El bar O Caixón ha querido conservar un trozo de la barra y el rótulo de La Navarra. M.G.
photo_camera El bar O Caixón ha querido conservar un trozo de la barra y el rótulo de La Navarra. M.G.

Sus bocadillos de tortilla, su jamón asado y sus empanadillas han traspasado fronteras. Durante los últimos 34 años, el bar La Navarra ha sido más que un local donde tomarse un vermú o un entrante. Ha sido el lugar de reunión para varias generaciones de vecinos y vecinas, que sienten un profundo pesar por el cierre del bar que vio nacer a Xarángallo-Mángallo y que fue el local de referencia de los alumnos y alumnas de la Escuela Naval Militar.

Después de 34 años, Moncho Rey y María Santiago han decidido bajar por última vez la verja de La Navarra el pasado 24 de marzo, día en el que sirvieron por última vez sus tapas a la gallega que tan buen sabor de boca han dejado en miles de personas que a lo largo de los años han compartido risas y anécdotas en este establecimiento marinense. Y es que en la cocina, a María, nadie le gana.

De ello dan fe los numerosos comentarios que aún a día de hoy se pueden leer en Internet, y que alaban la destreza de esta marinense a la hora de elaborar unos platos exquisitos.

Moncho y María tomaron el timón de La Navarra en el año 1985. En aquel momento, el padre de Moncho era el que regentaba La Navarra. Lo llevaba haciendo desde el año 1956. "Mi padre, aparte de tener el bar, suministraba comida y bebida a 44 barcos que atracaban en el Puerto de Marín", indicó.

Así, en la época de los 80, coincidiendo con las fiestas del Carmen, Moncho y María se pusieron manos a la obra y abrieron el bar al público. María explica que en un primer momento el local iba a ser solo de "chiquiteo, pero luego ya ofrecimos las tapas, porque la cocina me gusta mucho".

Pero La Navarra era mucho más que un local donde comer un buen bocadillo de tortilla. Sus propietarios llegaron a tejer un gran lazo de amistad entre los vecinos y vecinas de la villa que paraban allí día tras día. De hecho, la mítica comparsa Xarángallo-Mángallo tenía allí su lugar de reunión y los alumnos de la Escuela Naval fijaron allí su segunda casa.

Sin embargo, Moncho tuvo que someterse a una operación quirúrgica y esto, sumado al cansancio de 34 años dedicados a la hostelería, provocaron el cierre definitivo de La Navarra. Ninguno de sus dos hijos se planteó seguir con el negocio familiar.

Su despedida causó tristeza entre los vecinos y vecinas. María incluso llegó a recibir alguna oferta de empleo para continuar cocinando sus platos, pero la marinense ya no contempla trabajar fuera de La Navarra.

Con todo, el bar O Caixón decidió conservar un trozo de la barra y el rótulo del mítico bar marinense para que todos los que sientan morriña puedan seguir yendo a La Navarra.

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