Alberto Mallo: "Los nidos son más pequeños, pero están más cerca de las casas"

El miembro fundador de la Asociación Depolgal, pese  ser alérgico a su picadura, su compromiso contra las velutinas es total. Mallo compgina su trabajo en el Manuel Torres con la retirada de nidos

Mallo, con una de las trampas instaladas en la vill. C.NEIRA
photo_camera Mallo, con una de las trampas instaladas en la vill. C.NEIRA

En el año y medio de vida de Depolgal, ¿cuántos nidos han conseguido retirar? ¿Todos son igual de peligrosos?

Hemos retirado sobre 355 en todo este tiempo, 155 de ellos en este año, desde el mes de abril. Lo cuento a partir de entonces porque es la época en la que aparecen los nuevos nidos. Los antiguos, que son los de enero y febrero, no tienen futuro, se eliminan por sí solos, porque, aunque tengan avispas, no hay ninguna reina productiva. Por tanto, aunque está bien quitarlos, porque las avispas pican igual, pero no los vuelven a reutilizar y no tienen peligro de reproducción. Quedan obsoletos y el material se destruye por el clima.

"Buscan el hábitat humano, donde hay restos de comida y bebida y no corren peligro"

¿Cuáles son las zonas que más sufren la presencia de la velutina en la villa marinense?

Pues los cauces de los ríos, porque la humedad influye mucho y es una fuente de bebida. El Loira, por ejemplo, está plagado de nidos. En San Xulián, en el río de A Grela, también hay un número importante. Lo que sí está ocurriendo, a diferencia de otros años, es que ahora los nidos son más pequeños y están más cerca de las casas.
Esto se produce porque buscan el hábitat humano, donde hay restos de comida y bebida y no corren peligro. Además, no le tienen ningún miedo al hombre. Hay, asimismo, otros peligros, porque cuando en el rural se realizan limpiezas, aparecen los nidos bajo tierra, donde son más peligrosos porque no se ven. Se descubren al
desbrozar, como le ocurrió a unos trabajadores aquí hace unos días, a los que les picaron las avispas.

El problema es que, en estos casos, es muy complejo determinar dónde está el nido. Hay que buscar el agujero en la tierra con diversas técnicas. Normalmente, son nidos primarios, que pueden medir entre diez y doce centímetros. Con esto no queremos, de todas formas, asustar a nadie, porque si no la gente se alarma y entonces proliferan falsos avisos, con los que el servicio de voluntariado no da abasto, porque tenemos que
ir comprobándolos uno por uno. No obstante, reconozco que no está de más hacerlo así, porque estamos hablando de una especie realmente peligrosa.

¿Cómo se metió en el mundo de la lucha contra la velutina?

Pues fue algo anecdótico. El año pasado, yo llamé al 112 y acudió a mí un chico, Sergio Vázquez (hoy presidente de Depolgal), para eliminar el nido que afectaba a mis colmenas, que están en Santa María do Campo. Fue entonces cuando Sergio me dijo si yo le podía ayudar, esa misma tarde, a retirar otros que tenía pendientes. Yo
pensaba que él era un empleado de la Xunta de Galicia, por eso al principio no entendía la sugerencia, pero entonces me contó que lo estaba haciendo voluntariamente y me apunté.

Empezamos por Mogor, quitando un nido en un barranco, por donde bajamos sin cuerda con todos los utensilios. Íbamos protegidos contra la avispa, pero no contra la caída (ríe). Ahí, nos percatamos de las deficiencias que existían y decidimos juntarnos y movilizar a más voluntarios en Marín, que hasta el momento solo estaba atendido por Sergio a través de AGA (Asociación Galega de Apicultura). Así nació Depolgal, con la intención de cubrir bien el municipio, aunque la constituimos como autonómica con el objetivo de poder expandirnos. De hecho, creamos células de la asociación en varios concellos, a los que asesoramos sobre los convenios que se pueden firmar con la Femp para unirse a la lucha contra la plaga y facilitar la compra del material necesario, dado que sería injusto que lo tuviesen que adquirir los voluntarios. La finalidad de lo que hacemos es para el bien común.

"Hay que implicarse, sobre todo porque en muchos casos la gente es alérgica y hay que evitar que haya picaduras"

¿Su alergia no le frenó?

Bueno, mi alergia no es de las totales, pero precisamente por ella extremo las precauciones. Vamos con un equipo que nos protege bastante bien. De hecho, he tenido
muchos ataques durante las intervenciones pero nunca han penetrado el traje. No cabe duda de que por debajo llevo otra ropa, a pesar de todo. El calor que se pasa es inmenso, a lo que hay que sumar el cristal protector del casco, pero lo necesitamos para evitar que entremos en contacto con el veneno cuando las avispas lo escupen. Deberíamos llevar también una mascarilla contra los productos químicos que utilizamos, pero entonces ya ni respiraríamos.

Está ahora de vacaciones y, sin embargo, viene de retirar varios nidos. ¿Es este un trabajo a tiempo completo?

Hay que implicarse, sobre todo porque en muchos casos la gente es alérgica y hay que evitar que haya picaduras. Pero sí, solo este jueves por la mañana recibimos
hasta ocho avisos. Los voluntarios, además, tenemos que trabajar en nuestras profesiones. En la asociación, tenemos carpinteros, albañiles, funcionarios... que, cuando podemos, vamos, pero a veces nos es imposible. De todas maneras, lo hacemos con bastante celeridad.

¿Cuál es la mejor formulación líquida para utilizar en las trampas? ¿Hay alguna mezcla casera?

Existen los modelos comerciales, que tienen unos resultados muy probados, que, si se saben utilizar en tiempo y forma, son eficaces. Con la actividad que tenemos ahora, cada semana es necesario vaciar la trampa, que está llena de avispas. También de moscas, pero es un daño colateral casi inevitable. También afecta a las abejas, por eso, para más seguridad, cuando se colocan cerca de un colmenar yo le echo un poco de vinagre para que le repela más a la especie que no es invasora. Después está la receta casera, que está compuesta por vino blanco o tinto, cerveza negra, a ser posible, aunque valdría una variante rubia, y la mitad de la cantidad de un zumo de arándanos. Es preciso añadirle, aunque sin abusar, un poquito de azúcar. Esa mezcla también funciona muy bien y es suficiente con meterla en una botella de agua y colgarla de donde se quiera para que haga su labor.
 

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