Cuatro años dando oportunidades

Empregamarín consigue insertar laboralmente al 35% de los cerca de 60 beneficiarios de cada edición ▶Las prácticas que preceden al curso formativo suelen acabar en contratos

 

Transcurso de una sesión formativa de Empregamarín en Briz. CEDIDA
photo_camera Transcurso de una sesión formativa de Empregamarín en Briz. CEDIDA

Encontrar trabajo en los tiempos que corren solo es posible si alguien ofrece una oportunidad. Varias generaciones, sobre todo tras la crisis económica que sufrió el país, vieron como las puertas de las empresas se cerraban a cal y canto cuando llevaban sus currículums hasta sus oficinas. En peor situación estaban -y están- aquellas personas cuya formación es más reducida que la de los universitarios o las que ya no son demasiado jóvenes y acaban encallados en las interminables listas del Inem.

Aunque las políticas activas de empleo las marca la Consellería de Traballo, son las entidades locales las encargadas de gestionarlas. En algunos casos, como en Marín, se consiguen verdaderos milagros con apenas una persona al frente de la organización de este tipo de planes. Alfredo Montero es el agente de empleo de la localidad que está tras el éxito de Empregamarín, una iniciativa que en estos momentos está desarrollando su cuarta edición y que ha supuesto el empujón decisivo para muchos parados marinenses para conseguir un puesto de trabajo.

En los últimos tres años, se han beneficiado del proyecto 180 parados, a razón de 60 cada año, a los que hay que sumar los 85 que se encuentran realizando el curso en estos momentos. Según los datos que maneja Montero, "el porcentaje de inserción laboral que tenemos registrado es, aproximadamente, del 35%" en cada una de las ediciones, un 5% más de lo que exige la Xunta. Y es que aquellos que más difícil lo tienen puedan encontrar un filón en el mercado "es el verdadero objetivo que persigue todo este programa integrado de empleo", explica el agente.

No fue fácil conseguir que la Consellería le concediese al municipio un plan de estas características. Alfredo recuerda que antes del curso 2009-2010, cuando se realizó por primera vez el Empregamarín, trabajaban con talleres, "con los que se remodeló todo esto", dice , sentado en su despacho, en referencia a las instalaciones de la Finca de Briz, que albergan no solo los servicios de empleo, sino también los de Servizos Sociais y el CIM.

Sin embargo, con esfuerzo y presentando una candidatura igual de buena que otros concellos, consiguieron la financiación autonómica para desarrollar el plan.

Aunque el agente de empleo asegura que trabajan con casi todo tipo de perfiles, hay uno que destaca por encima del resto: "menores de 30 años con baja cualificación". Sus perspectivas laborales suelen ser las más bajas y por eso el curso les ayuda a hacerse un hueco entre el resto de aspirantes a través de la realización de prácticas en empresas, que, aunque no son remuneradas, "completan la formación de las personas y permitimos que se muestren al empresario".

Alfredo reconoce la ayuda que le prestan los centros de enseñanza A Aixola, de Marín, y el Carlos Oroza, de Pontevedra, en algunos de los cuales se han formado los beneficiarios del Empregamarín. También destaca la importancia de las sinergias entre el departamento de Servizos Sociais y el CIM con su área: "Me facilitan información valiosísima", asegura.

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