El astillero de Purro, el germen de Bueu

Es la única carpintería de ribeira que se conserva en la época actual, de las más de cien que llegaron a funcionar en la ría de Pontevedra

Astillero de Purro en 2005. CLAUDIO LAMOSA/ MUSEO MASSÓ
photo_camera Astillero de Purro en 2005. CLAUDIO LAMOSA/ MUSEO MASSÓ

"Es el germen de Bueu. Aquí empezó a desarrollarse la villa". Con estas palabras, Víctor Domínguez, miembro de la Asociación de Amigos das Embarcacións Tradicionais Os Galos, define al astillero de Purro, que tuvo actividad hasta que, en el año 2002, "por su mal estado y por las presiones vecinales", los que hasta en ese momento trabajaban en él, decidieron abandonarlo.

Ahora, tras años de lucha, los buenenses y el colectivo aplauden la iniciativa del Concello de rehabilitar esta carpintería de ribeira y convertirla en un museo. Con esto, "se conservará la cultura marinera", explica Domínguez.

De hecho, el astillero de Purro es la única carpintería de ribeira que se mantiene en pie en la época actual, de las más de cien que llegaron a funcionar en la ría de Pontevedra.

LOS INICIOS. Esta actividad, típica de las villas costeras, surgió de la necesidad de los marineros de antaño de construir sus propias embarcaciones. Fue así cuando en 1907, el carpintero Xosé del Río Casal decidió levantar el astillero de Purro en Banda do Río, un lugar que consideró idóneo para su construcción debido a la buena comunicación con el centro de la villa, una playa abrigada para realizar los trabajos y echar las embarcaciones al mar y la proximidad al río, lugar donde se enterraba la madera como tratamiento de curación.

Astillero de Purro, 1920. ARCHIVO DE LA FAMILIA MASSÓ

En un primer momento, la mayor parte de los carpinteros de ribeira no tenían instalaciones fijas, por lo que se desplazaban de playa en playa buscando encargos de los armadores.

Pero este oficio cambió radicalmente a partir de 1940, cuando la Administración facilitó la concesión de permisos para construir astilleros. Así, algunas carpinterías de ribeira pasaron a competir en el mercado y a convertirse en auténticas factorías industriales. Este fue el caso de Purro, que en 1938, coincidiendo con la muerte del anterior carpintero, fue comprado por Rosa Cortizo Cerviño para su hijo, Xosé González Cortizo, que promovió la construcción de grandes embarcaciones. Aunque, eso sí, nunca se dejaron de lado las pequeñas, que ya se elaboraban desde el nacimiento del astillero buenense.

El aumento de la producción vino aparejada al incremento de necesidad de mano de obra, por lo que Purro llegó a contar con ocho empleados. La construcción de las bateas desde mediados del siglo XX en las Rías Baixas garantizó la carga de trabajo del astillero.

Ya en 1970, esta carpintería de ribeira fue adquirida por Manuel González Ferradas, y de aquí pasó a manos de la asociación cultural Os Galos, que con gran esfuerzo consiguió mantener su actividad hasta el año 2003.

Construcción de una trainera. ASOCIACIÓN OS GALOS MUSEO MASSÓ

De hecho, Purro fue incluido en el Inventario do Patrimonio Cultural de Galicia como Ben de Interese Cultural (BIC), anexo al Museo Massó.

REHABILITACIÓN.La empresa adjudicataria de las obras comenzó la rehabilitación del astillero de Purro en septiembre. Según las primeras estimaciones del Concello, las actuaciones deberían de estar terminadas en este mes de junio.

Sin embargo, el final de las obras están lejos de ver la luz. Los vecinos tendrán que esperar unos meses para ver su histórico astillero de Purro, germen del municipio, convertido en un museo.

SENCILLEZ. Según detalló la Asociación de Amigos das Embarcacións Tradicionais Os Galos en su momento, el astillero buenense "responde a unha gran sinxeleza constructiva, característica básica da arquitectura popular da Galicia mariñeira".

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