El boxeador que "devolvió los golpes" de la vida y luchó contra su destino

La historia del boxeador marinense Aarón González llega al cine de la mano de su vecino, el director y guionista Carlos Prado
Los marinenses Carlos Prado y Aarón González. EFE
photo_camera Los marinenses Carlos Prado y Aarón González. EFE

Cuando Aarón González tenía 10 años, un coche le atropelló mientras esperaba el autobús escolar. Estuvo a punto de morir. El parte médico más optimista sugería que habría que amputarle las dos piernas. Pero su madre no se rindió. Y él, tampoco. No solo salió adelante y volvió a caminar. Acabó convirtiéndose en campeón de España de boxeo.

Su admirable historia de superación llega este viernes a las pantallas de cine. El director y guionista gallego Carlos Prado, vecino de este boxeador de Marín desde que eran niños, firma Devolviendo el golpe, un documental que aborda la vida de este deportista, al que nadie le ha regalado nada. Más bien, todo lo contrario.

"Yo recuerdo el día del atropello. Entró mi madre gritando que habían atropellado a Aarón y que estaba muy mal. Tengo ese grito marcado de lo mucho que me impactó", explica a Efe el director del documental. "Después le perdí la pista hasta que me enteré de que era campeón de boxeo", añade.

El coche que le arrolló le fracturó casi todos los huesos de ambas piernas. Volver a andar parecía toda una quimera

Prado asegura que se quedó "con la idea de que estaba en silla de ruedas y que había estado casi muerto", pero tras investigar su historia descubrió "todo lo que había detrás" y le sorprendió especialmente "todo lo que sufrió después del accidente".

Después del atropello "hubo muchos otros golpes" que este niño, con su madre siempre al lado, tuvo que superar como pudo. "Le atropellaron la sociedad, los médicos o las compañías de seguros. Todo el mundo. Tuvo que superar mucho hasta llegar donde está", destaca Carlos Prado.

Carlos Prado y Aarón González. EFE
Carlos Prado y Aarón González. EFE

Hasta grabar este documental "no había vuelto a sentarme ahí", revela Aarón sobre el sitio en el que se produjo el accidente, en la carretera general entre Marín y Bueu. Aún le cuesta mirar. "A veces paso corriendo pero siempre tengo una sensación incómoda", asegura.

Tras proclamarse campeón de España en peso welter en tres ocasiones, a sus 33 años continúa dando guerra sobre el ring y es profesor en un colegio de su Marín natal

Para él fue duro revivir toda su historia. "Hubo momentos de tensión en los que me costó mucho sobrellevarlo", afirma el boxeador gallego, que reconoce que remover su pasado le vino "bien a largo plazo porque fue como cerrar un círculo, normalizar una situación y superar un miedo".

"Yo era un niño normal. Solo pensaba en jugar", recuerda el protagonista de esta historia que, tras el accidente, estuvo más de tres meses en la UCI y pasó por el quirófano en más ocasiones de las que le gusta recordar. "Fueron casi treinta operaciones", subraya. El coche que le arrolló le fracturó casi todos los huesos de ambas piernas. Volver a andar parecía toda una quimera.

"Para mí, lo más fácil hubiese sido sentarme en una silla y asumirlo", reconoce Aarón. Pero Rosa, su madre, no se lo permitió. "Si no llega a ser por ella hoy seguiría en silla de ruedas", matiza Carlos Prado. "Luchó contra viento y marea para que jamás tirara la toalla", sostiene.

Las compañías de seguros llegaron a decirle  a su madre que su hijo "les salía más barato muerto que vivo"

Ella se enfrentó a todos. A los médicos que insistían en amputarle las piernas. A las compañías de seguros que llegaron a decirle que su hijo "les salía más barato muerto que vivo". A los que le acosaban en el colegio por su discapacidad. Su único objetivo, que saliera de esa pesadilla de la mejor manera posible y con las mínimas secuelas posibles.

"Mi madre me dio la vida dos veces y me la sigue dando cada día", afirma un emocionado Aarón, que recuerda cómo le decían "que no podía correr, que no podía jugar al fútbol, siempre era todo no". "A mí, me daba igual. Yo sabía que sí iba a poder y mi madre tiró conmigo para adelante".

A los 17 años el boxeo se cruzó en su camino. "Quería algo más en la vida, que todo el trabajo que estaba haciendo para recuperarme se viese reflejado", subraya el deportista de Marín.

Nunca había reparado en ese deporte pero vio un cartel en la calle "y me animé a probar", destaca. Se enamoró por completo del boxeo y ya no hubo quien le sacara "la idea de la cabeza", aunque a su madre que recibiese más golpes "no le gustaba nada".

La suya es una "historia universal de superación", señala el director del documental

Esta disciplina, según Aarón, le aportó "mucha seguridad y motivación" y, a un niño que "era muy vergonzoso" y al que le costaba relacionarse, le ayudó a "perder el miedo al ridículo y a crecer como persona". Pero, en este caso, tampoco se lo pusieron fácil.

Sus entrenadores le dijeron que no llegaría a nada, recuerda. Su debilidad en las piernas y sus problemas de coordinación lastraban su desarrollo. Pero nada de eso le desanimó. "Ha tenido que trabajar el doble o el triple para llegar a dónde está", destacan sus allegados.

Él tiene claro que "desde fuera siempre intentarán frenarte pero tú tienes que pensar que sí que puedes". Intentar superarse día a día ha sido la constante en su vida. Aún ahora lo es. "Es lo que me gusta transmitir porque es el mejor resumen de mi vida", sentencia.

En la actualidad, tras proclamarse campeón de España en peso welter en tres ocasiones, a sus 33 años continúa dando guerra sobre el ring, es profesor en un colegio de su Marín natal y dirige un club de boxeo en el que entrena a más de cien niños y niñas.

La suya es una "historia universal de superación", señala el director del documental, que considera que "la pueden entender en todos los lugares". De ahí el éxito que ha conseguido en los festivales en los que se ha presentado antes de su debut en salas comerciales.

Y eso que materializar este proyecto "fue difícil", según su responsable. "Tuvimos que llamar a muchas puertas" e incluso hacer un campaña de micromecenazgo para poder financiarlo. "Salimos adelante con mucha ayuda", afirma. Aarón no se merecía menos. 

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