Nadie se imaginaba en Bueu que tan solo un mes después de haber sido el único municipio de O Morrazo prácticamente libre de virus y de restricciones, ahora se encuentre en una situación insostenible. El pasado martes por la noche, el Comité Clínico decidió subir a Bueu al nivel máximo de restricciones, lo que conllevó su cierre perimetral en solitario, la limitación de reuniones a un máximo de cuatro personas y el cierre de la hostelería, permitiéndose solo las terrazas al 50% y con un horario de cierre a las 17.00 horas.
La localidad buenense vivió este jueves su primera jornada bajo el nivel máximo de restricciones, un hecho que mermó la presencia de los vecinos en la calle y también los pocos establecimientos de hostelería y restauración que se animaron a abrir para sacarle partido a las terrazas. "No nos esperábamos esto, ya que hasta ahora estábamos muy bien en Bueu, pero si cada uno hace individualmente lo que no debe y lo que le sale de las narices pasa esto", explica Loli Otero, propietaria del Café Meco Bar, uno de los locales más céntricos de la localidad y próximo al Mercado de Abastos. A pesar de las restricciones, el buen tiempo y el mercadillo habitual que se celebra los lunes y jueves en Bueu ayudaron a que "aún tuviésemos gente. Se puede decir que fue un día bueno".
"Este jueves que no llovió e hizo buen día aprovechamos bastante la terraza y es de lo que tiraremos junto a los cafés para llevar", explica con resignación, ya que como el resto de hosteleros "nos da mucha rabia porque parece que la hostelería seamos los culpables. Nosotros tomamos siempre las medidas oportunas para que nuestros clientes estén seguros y cómodos, pero claro, si después cada uno hace lo que le da la gana pasan estas cosas". Mientras que las cafeterías intentarán sobrevivir gracias a los cafés para llevar y a los desayunos matutinos, los restaurantes se ponen en lo peor. "Será el último día que abramos a pesar de poder tener la terraza", señala Manuel Pérez, propietario del Restaurante Estrella, que intentará tener tirón con la comida para llevar.
Hasta ahora, Manuel explica que "tuvimos mucha gente siempre a mediodía, por la noche no teníamos nada", pero realmente "no habíamos vivido hasta ahora la pandemia, por decirlo de alguna manera". "Para hoy teníamos reservadas un par de mesas, pero nos las han anulado directamente, ya que en principio era para estar en interior. A ver cómo se presenta el resto del día, pero de momento fuera no hemos tenido a nadie", apuntaba con respecto a la afluencia de clientes hasta el medio día.
Al igual que Loli, Manuel mostró su indignación por el cierre de su restaurante: "Todo nos cae encima a la hostelería".
A menos de una semana para las fiestas, los hosteleros de Bueu esperan con incertidumbre la evolución de la pandemia en la localidad y, sin duda, será un gran varapalo en una época en las que priman las cenas y comidas familiares y con amigos. Para intentar revertir la situación cuanto antes, el alcalde, Félix Juncal, apela "máis que nunca á responsabilidade colectiva e individual".
MÁS CONTROLES. Por otra parte, el jefe da Policía Local de Bueu, Benito Pouso, participó este jueves en una reunión telemática de las fuerzas y cuerpos de seguridad, en la que se dieron indicaciones para que se incrementen los controles y el cumplimiento de las medidas de seguridad, con especial atención al uso de la mascarilla por parte de la ciudadanía, la vigilancia de los aforos y el mantenimiento de las distancias. Asimismo, los agentes de la policía precintaron las instalaciones públicas como las antiguas escuelas de Sanamedio, Curraces, Cabalo y Meiro, Torrecino de Cela y la Casa da Música. También se prohíbe el uso de las pistas de As Lagoas, la de Santán, Banda do Río, Xistro y el espacio skate park.
