La colaboración entre la Policía Nacional de Colombia y la Brigada Central de Estupefacientes resultó clave para la detención de los dos "notarios" de la organización colombiana responsable del "bombardeo", tal y como lo tildaron las autoridades, de contenedores cargados con cocaína que pretendieron colar por el Puerto de Marín a finales de 2018.
Andrés Felipe y Naira, nombres por los que se conocía a ambos arrestados en el seno del grupo criminal, recibieron la información de la caída de los responsables de los alijos en España y no tardaron en poner tierra de por medio, refugiándose primero en Ecuador y posteriormente en Colombia, en cuyo desierto fueron detenidos. La Policía piensa que conocían que les seguían la pista y pretendían salir del país en dirección a Bolivia, algo que ya no les fue posible en esta ocasión.
La Brigada Central de Estupefacientes supo de la presencia en España de estas dos personas en el segundo semestre de 2018. Su misión era comprobar que las vías de entrada (el Puerto de Marín) y la empresa empleada para hacer efectiva la importación eran totalmente seguras. En cuanto comprobaron que la firma cuyos contenedores iban a ser contaminados era de fiar (pues llevaba tiempo realizando negocios) y que la dársena pontevedresa era "permeable", dieron el OK a sus socios en Sudamérica para llevar a cabo la introducción del polvo blanco, que viajaba hasta Europa oculto entre harina de palmiste.
Los arrestados fueron 'cazados' por Interpol en el desierto
La Policía quiere destacar la "excelente colaboración internacional" para conseguir estas detenciones, que elevan a 13 las practicadas en el marco de un operativo que impidió que los narcos siguiesen utilizando las importaciones que llegan a Galicia a través de la naviera más conocida del sector.
"Estaban bombardeando el puerto con contenedores de palmiste", declara un alto mando de la BCE, que, sin embargo, subraya que "logramos que ya no saliesen del puerto". Sobre la vía de entrada, la Policía asegura que empleaban Marín por carecer de medidas de seguridad como las que existen en otros puertos de mayor envergadura. La última presencia de los ahora detenidos en España sirvió a la Policía para hacer explotar el operativo, pues "la sustancia ya estaba viniendo hacia aquí".
El puerto de Marín carecía de medidas de seguridad
El 27 de diciembre, la Brigada Central detuvo el camino de los sacos de palmiste, un residuo de la extracción del aceite de la semilla de la palma cultivado en tierras tropicales, entre el que se ocultaba la pasta base para elaborar la cocaína. El vigués Manuel C. era el encargado de transportar la mercancía, importada por una firma de Valladolid. Su destino final era un laboratorio de Valencia, donde fueron hallados más de 8.000 litros de sustancias químicas para la obtención final del clorhidrato. La organización estaba integrada por españoles, colombianos, albaneses y marroquíes (estos últimos haciendo las veces de vigilantes de seguridad). Disponían de "químicos" o "cocineros" para el procesado de la droga.
