Denuncian la temeridad de una lancha en Mogor que pudo acabar en tragedia

Un grupo de nadadores vivió la semana pasada "momentos de tensión y miedo" al acercarse la embarcación a gran velocidad a una persona que entrenaba en el agua, a 100 metros de la orilla
Una clase de salvamento, ayer, en Mogor. SCT
photo_camera Una clase de salvamento, este miércoles, en Mogor. SCT

Cada día son más las personas que durante las estaciones frías optan por practicar en las playas de Marín natación en aguas abiertas, aprovechando la temporada baja de turismo y el mal tiempo, dos factores que ocasionan que los arenales estén prácticamente vacíos. A ello se suman los vecinos que, diariamente, bajan a los arenales del municipio a darse un chapuzón sea la estación que sea.

Pero la semana pasada, la playa de Mogor vivió una situación inimaginable que mantuvo en vilo durante unos minutos a un grupo de nadadores que diariamente acudan al arenal para realizar esta práctica. Tras una sesión conjunta de entrenamiento, uno de los miembros del grupo se quedó en el agua a 100 metros de la orilla para realizar series más largas. Sin esperarlo, se acercó a él una lancha a gran velocidad. El ruido y la situación alarmaron a los paseantes y otros miembros del grupo que se encontraban en la playa.

El nadador, correctamente señalizado en el agua, se percató de la presencia de la embarcación, que se dirigía hacia él progresivamente y comenzó a gritar y a bracear, al igual que el resto de testigos. El conductor de la lancha, al verlo, abandonó la zona.

"Vivimos un momento de tensión y mucho miedo", explica uno de los testigos, vecino de Marín, que, en ese momento, se encontraba ya en uno de los locales de hostelería de la playa de Mogor, desde donde vivió el suceso. "Les preguntamos a otros bañistas de Portocelo y nos constataron que había visto la misma barca allí haciendo lo mismo minutos antes", cuenta. Ese mismo día y tras el shock acudieron a la dependencia de la Policía Nacional de Pontevedra a poner una denuncia de lo sucedido.

"Yo me quedé totalmente en shock. No pude ni sacar el móvil y ponerme a grabar para tener alguna prueba de quién era el infractor. En ese momento no te sale, ya que piensas en que puede haber una desgracia", lamenta el marinense y compañero del denunciante, la persona que se encontraba en el agua.

Cualquier embarcación, según las normas del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que salga o se dirija a las playas, deberá hacerlo perpendicularmente a tierra, navegando con precaución y siempre a menos de tres nudos desde los 200 metros hasta la costa, o viceversa. En los tramos de costa que no estén señalizados, la zona de baño ocupa la zona contigua a la costa de esa anchura de 200 metros y tampoco deberán navegar a una velocidad superior de tres nudos.

"Más allá del incumplimiento de una norma, está el sentido común, y el posible susto a nadadores o personas en la playa", anota el testigo con preocupación ya que dada la seguridad de los arenales recogidos de Marín, "permiten que cada vez se practique más este deporte allí. Incluso el Club Salvamento Sapo entrena en Mogor con escuelas deportivas".

Más medidas de seguridad

A raíz de este y otros incidentes,  los afectados y usuarios diarios de las playas insisten en que "la convivencia de las barcas, motos náuticas en las playas, comienza a necesitar un mayor control", sobre todo en las épocas en donde no hay balizamiento. En 2019, también en la playa de Mogor, se vivió un episodio similar que también acabó en denuncia, con la identificación del infractor y sentencia en juicio sobre delitos leves.

Por eso, reclaman un aumento de la seguridad en las playas, sea con la instalación de boyas indicativas permanentes o con un mayor control policial de las personas que "como con los vehículos en tierra, se saltan las normas obligatorias de convivencia".

Con respecto a la instalación permanente de balizamiento y boyas en las playas de Marín, fuentes municipales indican que es un servicio concesionado para la época estival durante 4 años, ya que es cuando existe una mayor afluencia de gente en las playas y se necesita más seguridad.

Tragedia
Seis meses del fallecimiento de Juan Tábara
Este tipo de situaciones llevan a recordar la tragedia ocurrida en la playa de Silgar, en Sanxenxo, la pasada Semana Santa, que acabó con el fallecimiento de Juan Manuel Tábara Rodríguez, un prestigioso cirujano de A Coruña de 59 años que se encontraba nadando en la playa sanxenxina cuando una lancha le arrolló y acabó con su vida. Tras lo ocurrido, usuarios y entidades denunciaron la carencia de balizamiento en el arenal en esas fechas. Posteriormente, el Concello de Sanxenxo adelantó el balizado de playas.

Testigos de lo sucedido apuntaron que el conductor de la embarcación, que fue detenido por un presunto delito de homicidio imprudente y posteriormente puesto en libertad, navegaba a gran velocidad. A raíz de ello, los familiares de Juan Tábara se movilizaron para que se revisase el marco legal de estas prácticas acuática.

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