La desesperación de la mujer de un tripulante del Venturer: "Esto no va a terminar jamás"

Las nuevas PCR realizadas el pasado miércoles a los trabajadores del arrastrero detectaron otros nueve positivos, uno de ellos un marinero de Bueu
El pesquero gallego 'Venturer'. MARINE TRAFFIC
photo_camera El pesquero gallego 'Venturer'. MARINE TRAFFIC

No hay luz al final del túnel o, por lo menos, así lo creen los tripulantes del Venturer, el barco vigués que se encuentra en cuarentena en aguas de Brasil desde hace casi 20 días, y sus familiares. Y es que tras realizar nuevas pruebas PCR el pasado miércoles, estas volvieron a arrojar un resultado positivo en al menos nueve tripulantes (uno de ellos de Bueu), por lo que el barco tendrá que estar por lo menos 10 días más en cuarentena y a la espera de nuevas pruebas.

La situación ya comienza a ser insostenible. No solo para los propios tripulantes que llevan cerca de un mes atrapados en un barco, sin saber cuándo podrán volver a su rutina. También para las familias, que viven con desesperación e incertidumbre lo que le está pasando a sus seres queridos.

"Quiero contar lo que está pasando en el Venturer. Soy la voz de mi marido, que cada día que pasa está peor mentalmente. En ese barco ya no están fuertes psicológicamente", expresa la mujer de uno de los tripulantes -que no quiso hacer pública su identidad- al que no hay día que pase sin llamar: "Lo llamo todos los días mañana y tarde. Soy su ventana. Busco siempre distraerlo". 

La afectada es una de las muchas familiares que recibieron con mucha preocupación la noticia de los nuevos contagios dentro del Venturer, ya que creen que "esto jamás va a terminar. Ahora dieron nueve positivos nuevos, pero es que cuando vuelvan a hacerles PCR van a seguir saliendo otros". 

"El virus está en el barco. Sigue paseando", indica con desesperación y preocupación por saber que "mi marido no está fuera de peligro. Si yo supiese que está fuera, en un hotel, por ejemplo, a salvo, mi desesperación terminaría": 

El Venturer partió de Vigo el 14 de enero con 64 personas -una decena por lo menos de O Morrazo- a bordo para faenar en augas de las Malvinas. El pasado día 28 tuvo que atracar en el puerto de la ciudad brasileña de Salvador de Bahía después de que varios de los miembros de la tripulación presentasen síntomas compatibles con la covid-19. A su llegada, cinco de los tripulantes fueron evacuados a centros hospitalarios, donde tan solo permanece uno de ellos, natural de Cangas, ingresado en la UCI.

"Sigo sin entender un mes después cómo se han colado esos contagios en los barcos después de que supuestamente se hubiesen hecho las PCR pertinentes y todos estuvieran haciendo una cuarentena previa en un hotel. Se han hecho barbaridades", indica la mujer, que dice estar "agotada y triste. No tengo alegría y es una sensación horrible. No solo pienso en mi marido, sino también en el chico que está en la UCI. Pienso cada día en que se recupere". 

La afectada también quiso criticar la postura de la empresa, que "tan solo se ha puesto en contacto con los tripulantes una vez a través de una videollamada" y que, además, tras este parón de la actividad, "probablemente les alarguen la marea y esto va a tener consecuencias sobre los propios trabajadores. Les quitarán días de sus vacaciones". 

La mujer considera que es imprescindible que se sepa como están los marineros: "Se habla mucho de la covid-19 en la hostelería, en los colegios, en todos lados, pero, ¿se habla de la gente del mar, que también son trabajadores esenciales?". 

"Mi estado mental y el de la tripulación merma cada día"

"Seguimos como al principio, dando positivos. Diez días más confinados y esto no terminará jamás. Los positivos confinados que ahora han dado negativo se sienten liberados y andan libres, algo muy normal cuando llevaban casi un mes encerrados, pero con miedo a volver a recaer si la covid-19 sigue encerrada en el barco. Algunos seguirán en sus camarotes. Más de un mes no hay quien lo aguante, yo al menos me tiraría por la borda. Lo comparo a una perrera, pero sin derecho a una adopción, no podemos pescar, no podemos volver. Mi estado mental y el de la tripulación merma cada día que pasa. El calor es insoportable, sin aire acondicionado, con un barco parado que no deja correr el aire. Somos gente del mar, preparados para estar física y mentalmente fuertes. Pero no lo estamos para ver como nuestra salud está en peligro, en un barco fantasma con una peste que no quiere salir. Sin voces, sin movimiento, sin maniobras, sin pesca... SIN VIDA".

*Texto escrito por un tripulante del barco arrastrero Venturer

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