Condenado a diez años de cárcel por abusar de una persona con discapacidad en Cangas

Al acusado se le ha impuesto la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante los 15 años posteriores a la pena de prisión, nueve años de libertad vigilada y el pago de una indemnización de 25.000 euros a la afectada
El acusado, durante el juicio. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera El acusado, durante el juicio. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a diez años de cárcel a un hombre que abusó de la pareja sentimental de su hijo, la cual tiene reconocido un 65 por ciento de grado de discapacidad, según detalla la sentencia. Además, le ha impuesto la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante los 15 años posteriores a la pena de prisión, nueve años de libertad vigilada y el pago de una indemnización de 25.000 euros a la afectada.

El tribunal, que lo ha considerado autor de un delito continuado de abusos sexuales con acceso carnal sobre persona con discapacidad, asegura que los hechos se produjeron desde octubre de 2015 hasta abril de 2019, "sin que se haya precisado ni el número de veces ni las fechas en las que ocurrieron".

Los magistrados consideran que la declaración de la víctima es creíble. Así, subrayan que expuso "de forma clara y con cierta precisión todos los hechos por los que fue preguntada" y que realizó "un relato coherente, contestando que no recordaba bien cuando así era".

Además, la Sala señala que no resulta acreditado que el acusado desconociera hasta que fue llamado al cuartel de la Guardia Civil, que la víctima "tenía alguna discapacidad", tal y como intentó defender en el acto del juicio.

A la hora de dictar la sentencia, los jueces también han tenido en cuenta las declaraciones prestadas por los peritos del Imelga.

El relato del investigado durante la sesión plenaria celebrada hace escasas semanas a preguntas de su propio letrado (se negó a contestar al resto de partes) fue muy simple: nunca no le puso la mano encima a la víctima. Es más. Aseguró que ni siquiera tuvo contacto con ella durante el último año, cuando, según la acusación, se produjo el último de los episodios que dio lugar a la denuncia. Aseguró que vivía en Cangas y que trabajaba de domingo a viernes embarcado, como marinero, en la flota gallega que faena en el Mar Cantábrico.

Sin embargo, la acusación dirigida en el juicio por el fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, aportó argumentos más que suficientes para enervar la presunción de inocencia del investigado, que tendrá la carta de un nuevo recurso en fase de apelación.

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