Pedro Cardona Suances: "Es muy posible que barcos de la Otan empiecen a recalar en Marín periódicamente"

Ferrolano de cuna y marinense de corazón, encara la parte final de su mandato como comandante director con proyectos que pretenden ensalzar aún más el prestigio de la Escuela Naval Militar de Marín. Saca pecho de la huella castrense en la economía local, percibe más voces amables que críticas hacia la Armada y tiende la mano a una simbiosis con la sociedad civil en constante progresión
El comandante director de la Escuela Naval, Pedro Cardona, con el muelle de torpedos al fondo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera El comandante director de la Escuela Naval, Pedro Cardona, con el muelle de torpedos al fondo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La Escuela Naval cumple 80 años en Marín y su comandante aprovecha para repasar pasado, presente y, sobre todo, futuro. El capitán de navío Pedro Cardona -que no oculta un récord que pocos querrían para sí ("he pasado por 14 casas distintas")- cumplió en julio dos años en la dirección y asume que en poco más de uno le tocará estrenar la vivienda número 15. Pero antes de decir hasta luego al que ya considera su hogar, quiere dejar encauzados proyectos que reforzarán la conexión con la sociedad pontevedresa e incrementarán la reputación del centro castrense.

Tras el posado fotográfico se acomoda en el sofá de un despacho con intenso olor a madera para desconectar de una agenda desbordante y charlar sobre la Armada, su gran pasión. Lo hace cómodo, sosegado pero sin perder la sonrisa cómplice de quien disfruta con la temática.

¿Cuántas personas trabajan en la Escuela Naval de Marín?
Ahora mismo, la dotación son unas 400 personas, pero tenemos muchas vacantes por cubrir, sobre todo de personal civil. Si sumamos los 612 alumnos, somos más de un millar de personas.

Una buena empresa...
Pues sí. Hemos hecho estudios económicos del retorno que supone la presencia de la Escuela. Y el directo es de nueve millones de euros al año, solo en el entorno de Marín y Pontevedra. Si ampliamos a Galicia, serían otros nueve millones más. Es decir, hablamos de unos 18 millones de euros de impacto económico. Por ejemplo, las dos principales empresas de construcción que están trabajando ahora mismo en la Escuela son gallegas: una de Lugo y otra de Ourense; tenemos dos barcos en construcción en una empresa de Vigo; una reparación muy profunda de otro barco en un astillero de Tui. Contabilizando todo, somos la segunda empresa más grande de Marín, después del Puerto. Y somos el primer empleador, porque no hay nadie que tenga 400 empleados en nómina.

La ENM acaba de cumplir 80 años en Marín. ¿Cómo ha sido la evolución en este tiempo?
Antes de nada me gustaría agradecer al Concello de Marín y a varias asociaciones de la sociedad civil, los actos conmemorativos que organizaron para homenajearnos, porque fueron muy emotivos. Nosotros somos un extracto de la sociedad civil y, por tanto, nuestra evolución ha sido un reflejo de la de la sociedad española en los últimos 80 años. Lo que no ha cambiado nada es la misión de la Escuela, que es formar a los mejores oficiales de la Armada posibles para que defiendan a España, a sus ciudadanos y a sus intereses, en y desde la mar. Tampoco ha cambiado la forma en la que cumplimos esta misión, que es mediante una formación integral: científica, técnica, naval, física... centrado en una serie de valores, que para nosotros es lo más importantes. Y tampoco ha variado el grado de exigencia que imponemos aquí, que es la excelencia.

"La Armada ofrece a las mujeres unas ventajas que no son muy comunes fuera. Creo que es una gran opción laboral"

La Armada es una institución marcada por la tradición, pero también ha incorporado novedades para adaptarse a los tiempos. ¿Cuáles han sido las más relevantes?
Si tengo que seleccionar tres hitos relevantes en estos 80 años en Marín, diría que son el ingreso de España en la Otan, el acceso de la mujer a la Armada y la transformación digital.

Analizando cada uno, ¿qué cambios introdujo la Alianza Atlántica?
La entrada en la organización defensiva más exitosa de la historia supuso para nosotros un proceso de modernización muy importante. Cambiamos las plataformas, sistemas, equipos, tácticas, procedimientos e incluso el idioma en el que ejercíamos nuestro trabajo. Fue un proceso de adaptación muy profundo. Nuestra relación con la Otan es fuerte. De hecho, hay un proyecto (todavía en fase de discusión) por el que recalarían en Marín, de manera periódica, barcos de la Alianza para hacer una serie de comprobaciones técnicas, lo que supondrá lógicamente un retorno económico muy importante para la comarca.

¿A qué se refiere?
A que estarían aquí una, dos o tres semanas, dependiendo de la comprobación. Y eso movilizaría a remolcadores, agentes portuarios, víveres, combustible, salidas de las dotaciones a los alrededores...

¿Cuándo calcula que sería una realidad?
Se ejecutaría no antes de cuatro o cinco años. Es un proceso largo y complejo, que se debe discutir en diversos puntos, acabando en Bruselas, pero tenemos esperanzas de que pueda salir adelante.

"Cuando se le pregunta a cualquier oficial de la Armada por Marín, automáticamente esboza una sonrisa"

¿Cómo fue la llegada de la mujer a la Escuela Naval?
Para nosotros supuso, en primer lugar, un revulsivo, porque teníamos vetado el acceso a ese 50% del talento que hay en la sociedad civil. También supuso, lógicamente, un proceso transformador muy grande que nos ha llevado a un punto, hoy, en el que yo creo, sinceramente, que esta es una opción profesional muy atractiva para las mujeres, porque aquí se dan unas circunstancias que no son muy comunes fuera. Por ejemplo, no hay brecha salarial; ellas pueden acceder exactamente a los mismos destinos que sus compañeros, sin ninguna diferencia ni limitación; el ascenso es por mérito y capacidad, sin atender a ninguna otra razón. También tenemos unas medidas de conciliación familiar muy potentes. Yo retaría a cualquiera a que encontrase una organización o empresa que haya evolucionado tanto como nosotros en este tiempo. Creo que es difícil encontrarla.

Parece una frase hecha, un mantra, pero nadie puede escapar a la digitalización...
Nosotros no la hemos entendido como una mera digitalización de procesos, sino como el empleo de una serie de herramientas digitales para cambiar cómo hacemos las cosas e incluso cómo nos organizamos. Y los cambios están siendo muy profundos.

El comandante director de la Escuela Naval Militar de Marín, Pedro Cardona, en su despacho. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
El comandante director de la Escuela Naval Militar de Marín, Pedro Cardona, en su despacho. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

¿Diría usted que adaptarse es el mayor desafío al que se enfrenta ahora la Armada?
Si se le pregunta a cualquier persona de mar por adaptación, dirá que es algo consustancial a lo que hace porque nosotros, por el medio en el que operamos, continuamente cambiante y muy desafiante, tenemos que estar continuamente adaptándonos, está en nuestro ADN. Por tanto, el cambio en sí mismo no es un desafío para nosotros, pero sí lo es la velocidad en la que se produce ese cambio. No obstante, aquí cuento con una materia prima espectacular, con personas académicamente brillantes, muy motivadas, muy vocacionales, muy concienciadas y con un espíritu de servicio muy alto. Cuando se les pide cambiar y adaptarse, lo aceptan de manera natural.

La Escuela forma a oficiales y después cada uno sigue su propio destino. ¿Cuál diría que es el poso que les deja a todos?
Si tú le preguntas a cualquier oficial de la Armada por Marín, automáticamente le sale una sonrisa. Primero, porque cuando entramos aquí, con lo complicado que es, ya cumplimos un sueño. Después, aquí pasamos los que probablemente son los mejores años de nuestra vida. De los 18 a los 23 años es una época espectacular. Y además aquí tenemos la inmensa fortuna de conocer no amigos, sino compañeros para toda la vida, que es algo mucho más potente. El poso que nos deja Marín es muy, muy, muy profundo. Todos recordamos el paso por aquí como algo muy especial. Y percibo que también ocurre al contrario, es decir, que se nos acoge con mucho cariño y eso nos marca mucho.

"Cerca de un 10% de los alumnos son extranjeros. Tenemos relaciones muy fluidas con 12 academias mundiales"

¿Cómo se encuentra la colaboración con otros países? ¿Hay algún ejercicio conjunto destacado?
Lo que destacaría de nuestra cooperación internacional con otras escuelas navales son los intercambios. Aproximadamente, un 10% del batallón de alumnos es extranjero ahora mismo. Tenemos relaciones muy fluidas con 12 academias navales de casi todo el mundo. Como Annapolis, en Estados Unidos, que envía alumnos a todo el mundo y donde más manda cada año es a Marín. Tenemos un nivel de relaciones muy alto porque la calidad de la enseñanza de aquí es muy elevada, reconocida internacionalmente.

El cine nos ha dibujado una imagen muy concreta de los marines americanos. ¿Son muy distintos a los españoles?
Los marines americanos se equiparan a nuestros infantes de marina, y las similitudes son varias. La más importante es que cumplen la misma función: proyectar el poder naval sobre tierra. Es decir, desde la mar ejercen influencia sobre lo que sucede en tierra, desembarcando o con algún tipo de acción concreta. Otra similitud es casi filosófica. Su lema es the few, the proud (pocos pero orgullosos), porque los marines son el ejército más pequeño de Estados Unidos y es muy difícil entrar. Lo mismo sucede con nuestros infantes de Marina. Hay muchas similitudes en cuanto a tácticas y equipamiento. Las diferencias más grandes son dos: la primera es el tamaño, porque los marines americanos multiplican por cien la Infantería de Marina Española. Son muchísimos más medios que nosotros. La segunda es que ellos no pertenecen a la Armada americana, sino que son un cuarto ejército en sí mismo. Sin embargo, aquí están integrados dentro de la Armada.

¿Cuándo se volverá a ver en Marín un gran despliegue similar al realizado en 2017, con toda la flota de la Armada en la ría?
Ese gran despliegue sucedió por el 300 aniversario de la fundación de la compañía de Guardias Marinas. Por esa lógica, habría que esperar 100 años más para repetirlo (bromea). En serio, tenemos esperanzas de que el Juan Carlos I o uno de los barcos grandes de la Armada recale aquí el año que viene, aunque la fecha exacta no la sabremos hasta dentro de unos meses.

La integración de la ENM con su entorno es evidente. ¿Cuáles son sus percepciones?
La sociedad civil es muy plural y hay diferentes sensibilidades. Eso es una obviedad y hay una parte que lógicamente sintoniza menos con la Armada. Pero nosotros somos la Armada de todos los españoles. Defendemos ese flujo de suministros que permite que personas que no sintonizan con nosotros y personas que sí lo hacen vayan al supermercado y tengan lo que necesitan. El 80% de lo que comercia España es por mar. Y nosotros defendemos ese comercio que nos llega y que exportamos, y que beneficia tanto a los que sintonizan como a los que no. Aseguramos que lleguen los barcos cargados de hidrocarburos que van a calentar la casa y a llenar el depósito del coche de la persona que sintoniza y de la que no sintoniza con nosotros. Garantizamos que incluso esas personas que no sintonizan con nosotros vivan en un país libre, en el que puedan expresar su opinión, incluso contraria a la nuestra, de manera totalmente libre. ¿Mi percepción? Que esa gente que no sintoniza con nosotros es minoritaria y que hay una abrumadora mayoría que responde con respeto, reconocimiento y cariño.

"Hemos tardado cientos de años en encontrar el mejor lugar para la Escuela Naval. ¿Un traslado? No le haríamos eso a Marín"

Cada vez menos, pero de vez en cuando surgen voces que cuestionan la continuidad de la Escuela Naval. ¿Qué les respondería?
Creo que la Escuela ya la disfruta la sociedad civil. El curso pasado entraron 15.000 personas para utilizar nuestras instalaciones deportivas, básicamente. Para entrenar, competir o como público. Además, tenemos regularmente a la Escuela Náutico-pesquera de Bueu, haciendo prácticas aquí. La galería de tiro es utilizada por policías locales y Nacional... Hay un disfrute de la Escuela por parte de la sociedad civil muy destacado. Además, los fines de semana se hacían visitas guiadas, periódicamente jornadas de puertas abiertas, conciertos, conferencias y actividades de acceso totalmente libre para la ciudadanía. Creo que difícilmente se puede sostener que tenemos la puerta de Juan Carlos I cerrada. Lógicamente, siempre hay posibilidades de mejora y, de hecho, he hablado del tema con la alcaldesa, María Ramallo, y estamos abiertos a estudiar cualquier petición que nos llegue desde la sociedad civil.

¿Qué opina de un hipotético traslado?
Diría que no le haríamos eso a Marín. Por lo que hemos comentado de la importancia económica que la Escuela tiene para la comarca. Y porque somos un elemento dinamizador muy importante. Creo que la clave es la simbiosis existente con la sociedad civil. Aportamos y nos beneficiamos. Hemos tardado, literalmente, cientos de años en localizar el mejor lugar para la Escuela Naval. Y 80 años de estabilidad aquí quiere decir que hemos dado con el sitio correcto. Cuando vienen los directores de otras academias navales, nos dan la razón cuando vendemos que la mejor aula de la Escuela es la ría. Ningún otro sitio tiene un campo de navegación de prácticas tan buen como este. Es un lujo, es una joya.

Una de las señas de identidad de la Escuela es la formación académica. Desde 2009 imparte el grado en Ingeniería Mecánica. ¿Cómo es la relación con la Universidade de Vigo?
Si me pide una palabra, diría excelente. Es tan necesaria que nos ayuda a mantener el rigor y la excelencia en la formación científica. Pero nuestra relación va más allá del grado, tenemos un vínculo investigador de hace muchísimos años que ha tenido frutos muy destacados, como el centro de medidas electromagnéticas. Insisto en que es una relación muy profunda y extraordinariamente satisfactoria.

En ese contexto divulgador se enmarca la Cátedra Álvarez Osorio. ¿Seguirán en la línea de abrir esta actividad a la sociedad civil?
Pretendemos mantenerla, tratando temas que interesen a la ciudadanía (lo prioritario) y con ponentes de talla nacional. Hemos traído empresarios, científicos, deportistas, periodistas... para construir una cátedra de calidad. La novedad de este año es que algunas de las cátedras tendrán lugar en el edificio de la Xunta en Campolongo, para facilitar un poco más la asistencia. Pero siempre con el mismo espíritu: abierta de forma gratuita a cualquier persona que se sienta interesada por el tema.

"Habrá más seguridad por la princesa Leonor, pero no se realizarán grandes cambios"

El año que viene llegará una alumna distinguida: la princesa Leonor. ¿Qué cambios se están implementando ya en la ENM? ¿Cómo será su estancia en Marín?
Hay cambios obvios en un refuerzo de la seguridad. La Constitución establece que ella será el mando supremo de las Fuerzas Armadas y, por tanto, debe recibir formación militar en los tres ejércitos. En nuestro caso, debe adquirir unos conocimientos navales que le vamos a impartir con un plan de estudios muy exigente, que ya está diseñado. Al margen de eso, lo más importante -como apuntó en su día la Casa Real- que le podemos aportar es la educación en valores, reforzar su espíritu de sacrificio, su actitud de servicio, entrega, lealtad, austeridad, ejemplaridad... Es lo que más le va a aportar a la princesa de Asturias su paso por las academias militares. Pero todo esto está ya implementado en la Escuela, por lo que no habrá grandes cambios ni organizativos, ni procedimientos ni nada parecido.

¿Cómo se puede condensar en un solo año cuatro cursos de formación?
Nos hemos coordinado entre las tres academias militares las partes comunes del temario, para evitar duplicarlas. Y lógicamente también habrá que priorizar, porque hay partes de la formación que son esenciales y otras que son menos relevantes.

Leonor seguirá la estela de su padre. ¿Cómo se recuerda el paso de Felipe de Borbón por la Escuela?
Al margen de los recuerdos físicos, como fotos, están los que tiene la gente que convivió con él. El entonces príncipe Felipe dejó una huella muy profunda entre muchas personas que todavía están trabajando aquí, porque les marcó. A veces, tomando café, me lo recalcan los más antiguos del lugar.

"Esto te pide mucho, pero te devuelve mucho más"

¿Por qué decidió usted hacerse oficial de la Armada?
Por vocación. Desde siempre tuve muy claro que mi sitio era servir a España desde la mar.

¿Tiene tradición familiar?
Sí. Me preceden 12 generaciones de marinos.

Lo que se encontró cuando llegó aquí a Marín, ¿era lo que se había imaginado o fue algo distinto?
Voy a ejercer de gallego y diré “depende”. Hay cosas que responden exactamente a lo que te esperas. La primera es que, cuando estás fuera, crees que más que un trabajo esto es una forma de vida. Y es verdad. Pero lo que no me esperaba es que esa forma de vida fuese tan gratificante. Esto te pide mucho, pero te devuelve mucho más.

De no haber sido marino, ¿cómo cree que se ganaría la vida?
Me resulta muy difícil imaginarme lejos de la mar y de los barcos. Pero cuando ingresé como alumno, estudiaba ingeniería en Madrid. Así que supongo que si no llegase a ser marino, acabaría siendo ingeniero.

Cuando no lleva uniforme, ¿qué le gusta hacer a Pedro Cardona?
Eso se da en muy raras ocasiones, porque la verdad es que casi siempre estoy liado. Y precisamente porque se da en pocas ocasiones, procuro devolverle a mi familia (sobre todo a Marta, mi mujer) todo el tiempo que le robo, que es infinito. A mayores, hago cosas normales: me gusta mucho el deporte y voy practicando muchos, la música, leer...

¿Es fácil ser jefe? ¿Le gusta mandar?
Aquí sí, porque tengo un equipazo de gente (y no es una frase hecha). Además, aquí se nos prepara para mandar, con lo cual nos resulta muy natural. Nosotros tenemos la frase "mandar es servir", quiere decir que nosotros lo que pretendemos hacer al mandar es facilitar a los subordinados su trabajo. A los marinos nos gusta mandar, porque entendemos que es un servicio. Y reconozco que el mando es una especie de culminación profesional.

Todos tenemos metas y sueños, que a veces se fusionan. ¿Cuál es el suyo?
Mi sueño siempre fue servir a España en la Armada y mi meta ahora mismo es, dentro de ese sueño, cumplir con la misión que la Armada le ha encomendado a la Escuela Naval.

Cuando esté en su próximo destino y le pregunten qué tal por Marín, ¿qué responderá?
Toda mi vida he estado moviéndome. Pero en el sitio donde más tiempo he vivido, entre mi época de alumno y ahora, es Marín. Nunca he vivido más años en ningún otro sitio. Ni más a gusto. De verdad que cuando me pregunten, diré que Marín es mi casa. Es el sitio donde más ha gustado y más tiempo he estado, con mucha diferencia.

"No me gusta quedar de tacaño"
Número de la suerte.
El 8.

Un color.
Azul.

Una película.
Ufff. Me gusta el cine de intriga, así que cualquiera que me haga pensar.

Un libro.
La ladrona de huesos, de Manel Loureiro.

Una manía de cada día al levantarse.
Soy una persona muy poco maniática. Pero sí que tengo una gran adicción al café, porque forma parte de ser marino. Si no tomo un café por la mañana no soy persona.

¿Algún deporte preferido?
Para practicar, me gustan los deportes de pelota en general; correr, bici de montaña.

¿Es futbolero?
Soy futbolero, pero soy muy malo.

¿Equipo?
Atlético de Madrid.

Cuando hay que pagar las cañas, ¿es de los que saca la cartera o de los que aprovecha para ir al baño?
La saco enseguida, además. No me gusta que se me tache de tacaño.

Cuando llega a casa y cruza la puerta, ¿qué es lo primero que hace?
Me quito el uniforme y luego procuro pasarme por el cuarto de mi hija pequeña, hablar un poco con ella, y echarle una mano con los estudios. Después me siento con mi mujer y charlamos un poco.

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