A Fonte homenajea por el 8-M a Remedios Aldao

Chabolera, 'acarrexadora' y regente del quiosco de la Praza de Abastos de Cantodarea, su historia de superación será el símbolo de este año
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photo_camera Remedios Aldao. B. NESTAR

De esas mujeres que guardan la esencia de un pueblo. El sentir de los vecinos que hicieron de la mar su profesión, su modo de vida y que se dedicaron a ello hasta el final. Así es como definen a Remedios Aldao sus vecinas, las mujeres que componen la Asociación Veciñal A Fonte Cantodarea-Estribela, que ha escogido a la viva imagen de la mujer trabajadora marinense para homenajear a todas las demás este 8 de marzo.

Remedios, o Reme como la conocen muchos, cumplirá 93 años el próximo 11 de marzo y vivió toda su vida rodeada de los oficios pesqueros que construyeron Marín. "Aquello era un martirio", recuerda de sus días como chabolera, una profesión esencial décadas atrás. Remedios se encargaba, junto a otras mujeres como ella, de cargar los aparejos de pesca de los barcos que venían de faenar y llevarlos en carreta a lo que llamaban 'chabola', un espacio destinado a 'encascar' los aparejos, un método de tinte por el que se evitaba que las redes se pudriesen en contacto con el mar.

El fruto de su trabajo se secaba en el conocido 'relleno', ocupado por las Prazas Marqués de Valterra por parte de Estribela y O Regueiro, de Cantodarea. Allí se tendían las redes recién encascadas, siempre y cuando no lloviese, lo que obligaba a guardarlas todas en tiempo récord, recuerda Remedios con amargura.

La asociación homenajeará a la marinense el próximo 8 de marzo en la estatua de A Carrexadora, en Cantodarea, a las 18.00

Homenaje. A Fonte la homenajeará el martes a las 18.00 horas en la estatua de A Acarrexadora, que no solo es el símbolo con el que la asociación quiere representar a todas las mujeres trabajadoras de la localidad, sino una imagen real también para la marinense.

Y es que, además de chabolera, Remedios fue 'acarrexadora'. De aquellos días tan solo le quedan los recuerdos de dolor y esfuerzo que la acompañaron durante las largas jornadas cargando pescado a la cabeza.

Su vida siempre estuvo y estará anclada a la mar porque también ella le trajo sus peores momentos. Su marido, Serafín López, al que conoció mientras hacía la 'mili¡ en la Escuela Naval, fue también marinero. Como muchos otros marinenses, se vio obligado a embarcar en mareas internacionales, pero en la segunda de ellas, después de prometer que iba a ser la última, nunca más volvió. Murió en Nueva York y Remedios quedó sola al frente de su familia y no volvió a casarse.

Tenía 35 años entonces y mucha vida por delante cuando decidió ponerse al frente del quiosco de la antigua Praza de Abastos de Cantodarea, para poder alimentar a su familia.

El edificio, ahora desaparecido, se encontraba en la Avenida de Ourense y una de sus esquinas albergaba su pequeño local, abierto durante toda la noche para servir "café, vino y copas" a los marineros y militares que acababan o comenzaban su jornada laboral en horario nocturno. Todos ellos pasaban siempre por el quiosco de Remedios, un negocio que regentó hasta que la nueva Praza de Abastos en la Avenida Ejército y Marina dejó sin uso al antiguo Mercado.

La muerte de su marido no fue la única a la que se enfrentó Remedios. Hace tan solo dos años perdió también a su hija, Teresa, en plena pandemia. El suceso marcó no solo a la familia, sino a todo el barrio que la rodea, en las calles que hacen de Cantodarea el espacio cultural y familiar que es. Por ello, y en palabras de A Fonte, Remedios será este 8-M la imagen que represente a "todas las mujeres del barrio".

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