La hostelería marinense vive el verano de la recuperación

El regreso de las Fiestas del Carmen y del turismo provocó un incremento de la clientela en los bares y restaurantes de la localidad
Una de las terrazas de la alameda Rosalía de Castro. BEATRIZ CISCAR
photo_camera Una de las terrazas de la alameda Rosalía de Castro. BEATRIZ CISCAR

Tras dos años haciendo frente a continuos cierres de los locales, limitaciones de horario y diversas restricciones por motivo de la situación sanitaria, la hostelería marinense comienza a ver luz al final del túnel. La vuelta de las Fiestas del Carmen en su formato tradicional, así como la ausencia de medidas sanitarias y el afán de la ciudadanía por recuperar el tiempo perdido durante la pandemia, ha provocado que los establecimientos hayan vivido un mes de julio marcado por el aumento de clientela. 

El pasado verano comenzaba arrastrando los últimos vestigios de la pandemia, a la vez que algunos grupos de la ciudadanía todavía empezaban a recibir la primera dosis de la vacuna contra la covid. La obligación de presentar un certificado de vacunación para poder entrar a los locales de hostelería, medida implantada durante la época estival, supuso un nuevo varapalo para el sector tras más de un año envuelto en restricciones y ayudas.

Pero el de este año está siendo diferente. Después de unos meses en los que ya se apreciaba una ligera mejoría de la situación, el inicio de la temporada estival y la llegada de numerosos turistas viene de confirmar que el de 2022 se ha convertido en el verano de la recuperación hostelera en el municipio.

Tanto los locales de comidas como los bares y cafeterías de Marín advirtieron una gran afluencia de clientes durante este último mes. El gerente de O Rural, Orlando García, asegura que julio fue "un no parar, hemos estado desbordados". Para esta bocatería, las Fiestas del Carmen suponen un gran beneficio económico, tanto que, tal y como cuenta García, "el primer fin de semana festivo doblamos la venta prevista e incluso tuvimos que ir a por más provisiones".

En el Umia, uno de los establecimientos más reclamados por el turismo, uno de sus camareros, Luismi Patiño, asegura que el arranque del verano "fue muy bueno, se están llegando a alcanzar los niveles de prepandemia". Aunque las expectativas para este período "ya eran altas", Patiño cuenta que de cara al mes de agosto "se espera que lleguen todavía más turistas".

Por su parte, una de las camareras de A Devesa, Cora Portela, advierte una gran variedad de clientela, tanto turistas como vecinos y vecinas de la zona, cuyo aumento provocó que la terraza estuviera "hasta los topes, incluso en los días en los que no había ningún evento". Cabe destacar que este tipo de establecimientos, por su condición de panadería y pastelería, cuentan con un horario limitado en invierno, en cuya época cierran sus puertas a las 22.00 horas. Este horario suele ser más flexible de cara a la temporada estival y, sobre todo, en los días más destacados del verano, pero Portela asegura que esto "no es suficiente, la gente seguiría viniendo incluso aunque se cerrara más tarde".

En la otra cara de la moneda se encuentran aquellos locales que no están instalados en el centro urbano, espacio que supone el epicentro de las actividades festivas. Un ejemplo de ello es el bar K-Nobbe, cuyo regente, Carlos Recamán, asegura verse perjudicado en los días de celebración: "Cuando hay fiestas, el local está muerto".

No obstante, la recuperación hostelera también llega a estas zonas menos céntricas del municipio, donde en el último mes se hizo notar un aumento, tanto de la afluencia de clientes turistas como la de clientela local. Al igual que Luismi Patiño, Recamán mantiene sus esperanzas de cara al mes que acaba de empezar: "Esperamos más de agosto, cuando además intentaremos aprovechar la Fiesta Corsaria -que se celebrará entre los días 19 y 20 de agosto- para aumentar la llegada de clientes".

El consumo sigue siendo proporcional
En medio de esta recuperación hostelera, tras dos años siendo uno de los sectores más afectados por la pandemia, hay algunos que advierten lo que todavía están por venir. A pesar de que se habla del inicio de una crisis económica por motivo de la inflación, los representantes de la hostelería marinense aseguran que las consecuencias de ella todavía no se hacen notar en el consumo de sus clientes. De esta forma, la gran afluencia de gente que acude a los establecimientos se corresponde con el gasto que los usuarios y usuarias realizan diariamente en sus locales. 

En esta línea, el camarero del Umia, Luismi Patiño, asegura que este está siendo un verano "de mucho consumo en general", mientras que el regente del K-Nobbe, Carlos Recamán, considera que "los clientes no suelen privarse". 

De cara al futuro, sin embargo, tanto Recamán como el regente de O Rural, Orlando García, prevén que estas cifras cambien con el fin de la temporada estival. Así, ambos hosteleros advierten de que las primeras huellas de una mala situación económica se comenzarán a advertir con la llegada del invierno.

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