Hosteleros marinenses preven pérdidas de miles de euros por el nuevo cierre

A partir de hoy, los propietarios de locales de hostelería de la localidad tan solo podrán abrir en las terrazas al 50 % ? «Para el Día de la Madre pasaremos de 30 mesas a solo cuatro de fuera», denuncian
Cristina Puerto y Benito Sazanes, tras ofrecer su último servicio en el interior del local. GONZALO GARCÍA
photo_camera Cristina Puerto y Benito Fazanes, tras ofrecer su último servicio en el interior del local. GONZALO GARCÍA

Los restaurantes de Marín ofrecieron este jueves sus últimos servicios en interior. A partir de este viernes tiene que hacerlo, de nuevo, solo en las terrazas, al 50% y sin tener un horizonte claro de cuándo podrán volver a servir mesas dentro de los locales.

La vertiginosa subida de casos en Marín condenó una vez más a la hostelería del municipio, justo una semana después de que los restaurantes pudiesen comenzar a servir cenas hasta las once de la noche. Además, el fin de semana no se prevé optimista para los hosteleros marinenses, que tendrán que trabajar solo en la terraza con el hándicap de una previsión meteorológica totalmente adversa.

"Viene una tormenta tremenda para este fin de semana y me dejan abrir solo la terraza", explica Cristina Puerto, propietaria junto a su marido, Benito Fazanes, del Restaurante Kloster, en Seixo.

"Estamos indignados", manifiestan. "Nos hicieron meter una máquina de ozono en el interior del local, tener un registro de clientes, mamparas, separación entre mesas, renovación de aire... y ahora nos cierran".

La misma indignación la expresa Juanjo, de la Posada de Lapamán, a través de un vídeo colgado en las redes sociales en el que manifiesta, con respecto al acondicionamiento de los locales, que "hubiésemos preferido que nos dijesen que teníamos dos meses para hacerlo".

Poder ofrecer servicio de cenas fue una bocanada de aire fresco para los hosteleros en medio de una horrible situación de incertidumbre. De hecho, los propietarios del Kloster, por ejemplo, que en un principio solo habían planteado las cenas para los fines de semana, estaban dispuestos a "abrir por las noches todos los días de la semana si funcionaba".

Este nuevo endurecimiento de las restricciones llega justo una semana antes del Día de la Madre, una fecha señalada en la que las familias normalmente salen a comer fuera. "Teníamos ya previsión de marisco, de pescado y ahora me lo tengo que comer yo o repartirlo entre los trabajadores", explica Cristina, que estima que las perdidas solo en género por el Día de la Madre se acercan a los 3.000 euros.

Además, con respecto a las reservas para ese día, Cristina y su marido ya habían colgado el cartel de completo. "Estamos llamando a la gente para decir que estaremos a expensas de lo que pase, pero no creemos que vayan a cambiar las cosas en una semana. Pasaremos de las 30 o 35 mesas habituales en ese día a solo cuatro en la terraza, y si el tiempo acompaña", explican con resignación.

"Los casos han subido en Marín y los únicos que estamos pagando la cuenta somos los hosteleros. No tenemos la culpa y lo seguiremos diciendo", sentencia con indignación el propietario de la Posada de Lapamán.

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