El 'jueves' se resigna ante la pandemia: las nuevas restricciones en el mercadillo de Marín

Los ambulantes tachan de "muy injustas" las medidas con el sector
El mercadillo de Marín tuvo muy poca afluencia de gente, un hecho que se notó en las calles y en la Plaza de Abastos. GONZALO GARCÍA
photo_camera El mercadillo de Marín tuvo muy poca afluencia de gente, un hecho que se notó en las calles y en la Plaza de Abastos. GONZALO GARCÍA

Acostumbrado al habitual bullicio de los jueves, el municipio marinense acogió este jueves una nueva jornada de mercadillo, que para nada fue igual al de las últimas semanas. Con la entrada de las nuevas restricciones el pasado miércoles, Marín quedó cerrado a cal y canto para frenar la ola de contagios, un hecho nada beneficioso para los vendedores ambulantes. Tampoco para las placeras del Mercado de Abastos.

Mercadillo, mercado de abastos e ambiente en Marin"Hay muy poca gente", cuenta Inés, una vendedora de Moaña que se recorre todos los mercadillos de la comarca y en los que, según indica, "pasa en todos lo mismo. Si ya antes se notaba que había menos gente, ahora se nota mucho más". 

Calles como Augusto Miranda o Serafín Tubío, dos zonas donde suele concentrase el mayor número de personas en los mercadillos del jueves de Marín, estaban a medio gas. "Con la de gente que viene al mercadillo ahora deberían darnos unas ayudas, porque nosotros seguimos teniendo nuestros gastos de autónomo, en la compra del género...", reclama la vendedora de Moaña.

Lo mismo piden Antonio Pérez y Víctor, dos vendedores de plantas y flores, que no quisieron dejar escapar ni la más mínima venta. "Hemos bajado la mitad de las ventas o más. Si antes al día hacíamos 400 euros, ahora no llegamos ni a 200", explica Pérez mientras coloca unas plantas sobre la mesa. "Aunque el problema no es solo ese", dice, "si no que hay en muchos sitios, como Redondela o O Porriño, en los que no nos dejan trabajar". 

Y es que acostumbrados a asistir diariamente a los diferentes mercadillos de la provincia, ahora con la pandemia y las restricciones, muchos concellos han limitado la actividad de los mercadillos. "Antes íbamos todos los días a trabajar. Ahora con suerte vamos como mucho a dos por semana", insiste Antonio, que lleva más de 30 años en el sector. En el caso de Marín, y siguiendo las indicaciones de la Xunta, el Concello permite que el mercadillo se realice al 50% de su capacidad, por lo que los vendedores se turnan semanalmente para trabajar según su número de licencia.Mercadillo, mercado de abastos e ambiente en Marin

"No nos parece justo tampoco que nos limiten tanto, que sí, que es mejor eso que no trabajar, pero en los centros comerciales no hay tantas limitaciones y es en un espacio cerrado. Aquí estamos al aire libre, que supuestamente es menos peligroso, ¿no?", expresa Víctor, compañera de Antonio, apoyado por otra compañera del sector, Marga González, que además es presidenta de la Asociación Galega de Ambulantes Autónomos.

Las placeras del Mercado notaron un descenso de la clientela, lo que provocó que no pudiesen darle casi salida al pescado fresco

"Tenemos un 20% de gente de la que teníamos antes. Todos tenemos miedo a esta pandemia, pero nosotros estamos al aire libre y según la OMS es donde menos posibilidades hay de contagios", explica González.

El cierre perimetral de Marín también afectó a las placeras del Mercado de Abastos. "Levo máis de 50 anos nesta Praza e non recordo tal cousa", cuenta Esther, una de las muchas placeras que el jueves casi no pudieron darle salida al pescado fresco. "Si das unha volta por aquí daste de conta do moito que pudieron baixar as ventas. A estas horas tiña que estar todo vendido", sentencia con resignación.

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