Marín se sumerge en el Tramontana en la Escuela Naval Militar

Alrededor de medio millar de vecinos de Marín y otros puntos de la provincia se acercaron a la Escuela Naval para disfrutar de la jornada de puertas abiertas del submarino de los 80, que no dejó a nadie indiferente a pesar de la espera
Los visitantes pudieron disfrutar de las diferentes salas e instalaciones del submarino. RAFA FARIÑA
photo_camera Los visitantes pudieron disfrutar de las diferentes salas e instalaciones del submarino. RAFA FARIÑA

Cerca de 500 personas hicieron este viernes por la tarde colas de más de dos horas de espera para poder ver de cerca las instalaciones del submarino Tramontana. Este es el cuarto año consecutivo que la Escuela Naval recibe la visita del sumergible, que continúa batiendo récords de asistencia.

Las largas esperas para poder adentrarse en las instalaciones del Tramontana no echaron atrás a prácticamente nadie. Desde primera hora de la tarde centenas de personas se acumularon en el centro castrense para ver de cerca el submarino. Aunque muchos tuvieron que conformarse con observarlo desde fuera, la gran mayoría optó por esperar su turno y en grupos reducidos fueron pasando uno a uno por la estrecha escalera que conducía a la parte superior del sumergible. Allí, otra pequeña espera era precisa antes de introducirse en las entrañas del Tramontana, donde el personal les condujo por sus diferentes salas y los más curiosos pudieron resolver todas sus dudas.

Los visitantes pudieron disfrutar de las diferentes salas e instalaciones del submarino. RAFA FARIÑA

Los visitantes pudieron disfrutar de las diferentes salas e instalaciones del submarino. RAFA FARIÑA

Así, durante la tarde, todos los interesados pudieron adentrarse en los pasillos del submarino de 67,5 metros de eslora y capacidad para 60 personas a bordo, donde la falta de espacio fue precisamente uno de los factores más comentados. Y es que, aunque las películas parezcan demostrar justo lo contrario, la realidad dista mucho de la ficción y la oportunidad de verlo por uno mismo no pasa desapercibida para nadie.

El Tramontana abandona este sábado la Escuela Naval Militar en dirección a Huelva y su vuelta a Puerto está prevista para el próximo 18 de febrero, tras 44 días de navegación.

SU HISTORIA. El Tramontana recibe su nombre del viento frío y turbulento del norte que sopla en las costas de Cataluña, la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares.

Es uno de los tres sumergibles de las Fuerzas Armadas españolas activos en la actualidad. Fue construido a principios de los 80 en Cartagena y pertenece a una serie de cuatro submarinos bautizados bajo el nombre de Galerna. Comenzó su actividad en el 1985 y, desde entonces, participa en diversas operaciones y misiones tanto nacionales como internacionales bajo el mando de organizaciones como la OTAN.

Entre ellas se encuentra la operación Sea Guardian, que se desarrolla en aguas del Mediterráneo y que tiene por objetivo luchar contra el terrorismo; o la operación Sophia, de la Unión Europea, que lucha contra la inmigración ilegal en el mismo mar.

DIARIO EN LA CALLE. La experiencia a bordo del Tramontana
Pablo Otero. Bueu

A este buenense, que acudió al centro castrense sobre todo "polo neno", lo que menos le gustó fue "la cola". Aunque la espera de dos horas que tuvo que realizar antes de entrar a las instalaciones del Tramontana, asegura que "pagou a pena". "Foi moi interesante", comenta, aunque "un tanto claustrofóbico". 
María del Carmen Sanjorge. Marín

«Una cosa es verlo en televisión y otra es estar ahí y ver el reducido espacio en el que conviven y saber que lo llevan tan bien", destaca la marinense María del Carmen. Esta era su primera vez en un submarino, del que solo tenía referencias a través de las películas. "La visita fue genial y estamos encantados", señala.
José Antonio Barranco. Málaga

Después de dos años viviendo en la villa marinense, para el malagueño José Antonio, el Tramontana es ya su segundo submarino. "El año pasado visité el Mistral y son muy similares", señala. Ver cómo es la vida de los marines en el sumergible es uno de los motivos de su visita, en la que destacó la amabilidad del personal.
Martiño Currás. Marín

A Martiño, que acudió en familia a ver el Tramontana, le gustó mucho la visita. Entre las cosas que más le sorprendieron destaca sobre todo las camas, porque "eran muy cómodas". A la pregunta de si volvería a visitar un submarino, responde con un rotundo sí, pero está convencido de no querer ser submarinista.

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