Un mes de la tragedia del Villa de Pitanxo

NAUFRAGIO EN TERRANOVA ▶ Este martes se cumple un mes del peor naufragio español del siglo XXI, el del arrastrero marinense Villa de Pitanxo en aguas canadienses, que se saldó con 21 fallecidos. La investigación ya está en marcha y la Audiencia Nacional estudia si hay responsabilidad penal al no coincidir las versiones de los tres únicos supervivientes
Concentracion en Marin dos familiares do Villa de Pitanxo na Alameda
photo_camera Concentración en Marín de los familiares de los fallecidos en el Villa de Pitanxo. DP

Pasaban de las cinco de la madrugada del pasado 15 de febrero cuando el Centro Nacional de Coordinación de Salvamento recibió dos alertas automáticas del Villa de Pitanxo, un arrastrero congelador de 50 metros de eslora, con base en Marín, que pescaba fletán en Terranova. Este sería el comienzo del peor naufragio español del siglo XXI, que dejó 21 fallecidos –de los cuales 12 cuerpos continúan sin aparecer– y tan solo tres supervivientes, entre ellos el patrón del barco, Juan Padín, su sobrino, Eduardo Rial, y el ghanés Samuel Kwesi.

Hoy se cumple un mes desde que las aguas del Gran Banco de Terranova, a 450 kilómetros de la costa, se tragaron un buque que, según apuntaba el sector, estaba preparado ad hoc para faenar en la zona NAFO, donde, además llevaba años haciéndolo. Por eso, para los conocedores de la profesión era casi inexplicable que un barco con tal preparación naufragase como naufragó. Lo que sucedió aquel día está ahora en manos de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), encargada de una investigación que podría alargarse un año.

María José de Pazo, hija del jefe de máquinas del buque y portavoz de las familias, lamentó este mismo martes la falta de información cuando se cumple un mes del naufragio. Explica que, desde la reunión mantenida el 24 de febrero en la subdelegación del Gobierno, los afectados no han tenido noticias ni de la investigación ni de las gestiones para buscar a los desaparecidos en el interior del buque.

Además, De Pazo evitó entrar a valorar las últimas palabras del capitán del Villa de Pitanxo, Juan Padín, en las que ofreció su versión del accidente. "Considero que las declaraciones tienen que hacerse en vía judicial. Me parece tarde esa preocupación por las familias y de una forma inadecuada", expresó en un vídeo remitido a los medios de comunicación.


¿Qué se sabe hasta ahora?

Sólo los tres supervivientes –Juan Padín y su sobrino, y Samuel– saben lo que pasó ese día. La semana pasada, se confirmó que la versión aportada por el tío y el sobrino, ambos residentes en Cangas, no coincidía con la de Kwesi, residente en Marín desde hace más de una década. Este contaría una versión totalmente distinta a la declarada por los dos primeros, lo que provocó que la Audiencia Nacional se personase en el caso e investigue si hay responsabilidad penal.

Según se hizo público a través de diferentes medios en los últimos días, el ghanés habría contado que los tripulantes del Villa de Pitanxo pidieron a gritos al patrón que soltara el aparejo, una maniobra que podría haber evitado el hundimiento. Además, reveló que el patrón no dio la orden de abandonar el barco ni ordenó a la tripulación que se colocase los trajes de supervivencia, vestimenta que finalmente solo se habrían puesto el propio patrón y su sobrino, los otros dos supervivientes.

La armadora, en base al testimonio aportado por el patrón del barco, explicó en su momento que el buque sufrió una "repentina parada del motor principal" durante una maniobra de virada que dejó al arrastrero "sin propulsión ni gobierno" y expuesto al viento y al oleaje. Debido a este fallo en el motor, sostienen los dueños del barco, los golpes de mar "escoraron y hundieron" el pesquero en cuestión de minutos.


El dolor de las familias

Desde el primer momento, las familias criticaron una continúa falta de información, tanto por parte de las autoridades como de la propia compañía armadora. "Se non chegamos a chamar nós, eu non sabería que o meu pai está no fondo do mar", expresaba Crístofer González, hijo del engrasador del Villa de Pitanxo, Fernando González, el pasado 17 de febrero, dos días después de la tragedia tras la reunión con el ministro de Pesca, Luis Planas.

Un mes después, los familiares de los 21 fallecidos continúan pidiendo respuestas y saber con qué fue lo que pasó ese 15 de febrero en Terranova. Además, la petición familias de 12 tripulantes cuyos cuerpos continúan desaparecidos insisten en que de retome una búsqueda que se suspendió tan sólo 36 horas después del naufragio.

En un encuentro con el director general de la Marina Mercantes los afectados dieron traslado de una batería de peticiones y requerimientos, que a día de hoy todavía no han sido contestados en su totalidad.

También el pasado 5 de marzo, las familias fueron citadas para declarar ante la Ciaim. "Nuestros testimonios van a ser muy valiosos", manifestaron ese día.

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