Estuvo dos décadas en la empresa (Pesquerías Marinenses) y doce años como capitán del Playa Pesmar Uno, del que se despidió hace cuatro años, cuando se jubiló. Xulio Bouzas pudo hablar este lunes con algunos de sus contactos próximos a la embarcación, "e dixéronme que aínda que estaban cerca da zona exclusiva, non entraron nela, estaban fóra".
Sin embargo, el antiguo capitán reconoce que la situación es engorrosa, sobre todo por la forma de trabajar de las autoridades argentinas: "Péchanse moito, pintan todo moi negro. Con elas sempre é unha incógnita".
Su experiencia le dice que el proceso "irá para longo" en caso de que se haya cometido alguna infracción, pero destaca que ahora, con los sistemas de posicionamiento GPS, "é posible demostrar onde estaban faenando".
Además, recuerda sus días de capitán y pone sobre la mesa una herramienta más con la que poder arrojar luz sobre la situación: el diario electrónico de pesca. "Nel tes que apuntar día a día o que pescaches e onde o pescaches", para remitirlo a las autoridades españolas, a las que Bouzas insta a que "colaboren ca empresa, porque eles teñen todos eses datos que lles poden ser útiles".
Por otro lado, Bouzas afirma que "non é tan sinxelo" invadir un espacio protegido, ya que los controles por parte de las administraciones han aumentado mucho en los últimos tiempos.
"Coas autoridades arxentinas sempre é unha incógnita. Péchanse moito e pintan todo moi negro cando ocorre algo"
De hecho, cuando un pesquero que está faenando en aguas internacionales se acerca a una zona en la que un país determinado tiene exclusividad de captura, "avísante do Centro de Seguemento e mándache arredarte da zona".
El excapitán se muestra escéptico sobre la afirmación realizada por el país lationamericano de que la carga de pescado procesado que transportaba el buque tendría un altísimo valor en el mercado.
"Dada a tempada na que estamos, o máis normal é que leve algo de pota, que incluso este ano case non hai, pero sobre todo de nototenia". Este último ejemplar tiene un precio en el mercado mucho menor que el de la merluza, por ejemplo, "da que dubido que levaran máis de 30 toneladas".
MULTA ELEVADA. A la espera del cotejo que se ha puesto en marcha para comprobar la posición satelital del Playa Pesmar Uno en el momento en el que fue detenido por las autoridades argentinas, cuyo resultado podría conocerse a lo largo de la jornada de este martes, y que ha sido solicitado por los gobiernos estatal y argentino, Xulio Bouzas analiza qué ocurriría en caso de que el final no fuese favorable para el barco.
"Pedirán unha multa moi elevada. Poden ser moitos cartos. Canto antes os xunte a empresa, mellor", explica, a la vez que recalca que, después, lo más probable es que se inicie un proceso judicial.
"Sistemáticamente se producen apresamientos. Es una zona muy conflictiva"
El litoral argentino es muy apetitoso para la flota internacional, debido a la cantidad y variedad de especies que allí se pueden capturar. Sin ir más lejos, cuando se produjo el apresamiento del Playa Pesmar Uno, en la zona (cerca de las Islas Malvinas) se encontraban faenando unas 400 embarcaciones, la mayoría de bandera taiwanesa y china.
Las denominadas playas -zonas ricas donde se concentra el pescado- son siempre las mismas y están a caballo entre la milla 200 y la 201, es decir, entre aguas territoriales argentinas y aguas internacionales. Pero a mayor concentración de barcos, mayor riesgo de incumplir las normas, porque todos quieren llevarse el mejor trozo del pastel y conseguir la posición más privilegiada. Y las autoridades chés son conscientes de ello, por eso han multiplicado la vigilancia en la zona.
"Tienen todo tipo de controles, porque es una zona muy conflictiva. Sistemáticamente se producen apresamientos de buques extranjeros. Argentina tiene tres zonas donde la polémica es una constante: las Malvinas, Comodoro Rivadavia (donde ocurrió la intervención del pasado sábado) y un pasillo en la frontera con Uruguay", explica un abogado experto en Derecho Marítimo Pesquero, con más de 25 años de experiencia en el sector y que ha llevado algunos casos en esa zona.
"En otros países también puede haber pesca ilegal, pero no porque estén al borde, sino porque entran directamente en la zona económica exclusiva. Podría decirse que Argentina es el ejemplo clásico y el más frecuente de mayor conflictividad en cuestión de límites de pesca", aclara el letrado, que prefiere mantener su nombre en el anonimato.
UNOS POCOS METROS. Desde su punto de vista, todo el litigio se reduce a una franja de unos pocos cientos de metros. "Todo depende de las mediciones que apliquen las autoridades argentinas para computar las 200 millas de su zona económica exclusiva, porque la frontera varía según se tomen a partir de un punto de base u otro de la costa", indica.
Así, existen unas referencias de ámbito internacional que son comunicadas a las autoridades de todos los países para que las tengan en cuenta y, a su vez, le den traslado a los armadores. El problema se da cuando el país costero, en este caso Argentina, modifica uno de esos valores, porque ha variado el punto de origen en tierra y la milla que antes era la 201 ahora es la 200. "La notificación a las autoridades internacionales lleva su cauce y su tiempo, y en ese intervalo, los barcos que no estén al tanto del cambio podrían ser acusados de pesca ilegal", subraya, aunque también admite su sorpresa "porque casi todos los que faenan en esa zona son conscientes de la oscilación en las mediciones argentinas y suelen tomar precauciones de no llegar al límite".
Sobre el futuro que le espera al Playa Pesmar Uno, y con las reservas obligadas por no conocer este caso al detalle, el experto comenta que ahora se abrirá un proceso judicial, "pero es difícil que un tribunal argentino cuestione la normativa interna del país sobre su propia zona económica exclusiva y la considere incorrecta".
