El barco marinense Portomayor cumple 20 días retenido en Guinea Conakry

Dos gendarmes armados africanos custodian la nave tras un litigio con la consignataria, que le debe más de 75.000 dólares a los marineros

La tripulación del pesquero marinense Portomayor, retenido en el puerto de Conakry. CEDIDA
photo_camera La tripulación del pesquero marinense Portomayor, retenido en el puerto de Conakry. CEDIDA

Los problemas para el barco pesquero marinense Portomayor comenzaron cuando atracó en Guinea Conakry tras su primera marea, el 8 de febrero, cuando su consignataria -empresa local a la que le venden todo lo que capturan-, Sopic Sarl, les dijo que no tenían dinero para pagarles.

El barco congelador pesca especies africanas que vende en el mercado local y, tras no recibir el pago de las capturas, volvió a faenar en su segunda marea mientras su armador, el vigués Óscar Estévez, advertía a su deudor guineano por email que cuando atracasen a la rada, deberían arreglar sus cuentas.

Al llegar a tierra, "me reiteraron que no disponían del dinero por lo que fui a la Prefectura Marítima, nos reunimos con la consignataria y con varias autoridades para llegar a un acuerdo", explica Estévez. Por escrito establecieron que el Portomayor descargaría a cambio de, al menos, 40.000 dólares. "Solo me trajeron 13.000 pero el barco volvió a faenar confiando en que la próxima vez recibiríamos el restante. Cuando atracamos de nuevo en el puerto, el día 12 de abril, me reiteraron que no tenían dinero", añade el armador.

Tras ponerse en contacto con abogados guineanos, Estévez denunció a la empresa por incumplimiento de contrato al mismo tiempo que solicitó que le permitiesen descargar el pescado y coger víveres para los tripulantes. La sentencia, que se hizo pública cinco días después, favoreció al buque marinense por lo que esa misma tarde descargaron sus capturas en el muelle de Conakry.

"Al día siguiente vinieron trabajadores del Ministerio de Pesca a requisarnos los pasaportes, las libretas marítimas y todos los documentos de la tripulación del barco. Nos comunicaron que quedaba retenido porque no habíamos pedido autorización de descarga a ese organismo", expone el armador.

"NO SOMOS PIRATAS". En ese momento, dos gendarmes armados pasaron a formar parte de la tripulación del Portomayor "por si teníamos pensado escaparnos aunque eso nunca iba a ocurrir, porque no somos piratas", recalca el responsable a bordo del buque. "Tenía la esperanza de que este lunes se arreglase la situación porque nuestra licencia terminó el 5 de mayo y, al no renovarla, pensamos que nos dejarían marchar pero no fue así", añade.

Estévez consiguió hablar el pasado jueves con el ministro de Pesca del país para preguntarle el motivo de la retención "pero me dejó entrever que no les gustó que acudiese directamente a la justicia antes de hablar con ellos para arreglar el problema", explica.

El Portomayor se encuentra actualmente con 50.000 kilos de pescado en sus bodegas y faena en esta zona con una licencia privada, ya que el territorio no cuenta con un acuerdo pesquero con la Unión Europea como ocurre en el caso de Guinea Bissau. Junto a él, otros tres buques con sede en Marín trabajan en este caladero.

SUCESO. Liberado un mercante de Malta secuestrado en el Golfo de Guinea

Un momento del abordaje al barco mercante maltés. ARMADA
Un momento del abordaje al barco mercante maltés. ARMADA

El patrullero de altura Serviola de la Armada, que realiza tareas de vigilancia y seguridad marítima en la zona del Golfo de Guinea abordó durante la madrugada del lunes a un barco mercante con bandera de Malta que había sido secuestrado por piratas horas antes.

Miembros de la Armada española y de la Marina de Guinea Ecuatorial accedieron a la nave y comprobaron que los 20 tripulantes de la misma se encontraban resguardados en la habitación del pánico. Los trabajadores accedieron a este compartimento de seguridad una vez que el patrón advirtiese -en la tarde del domingo- la presencia de una pequeña embarcación pirata cerca del buque.

La Armada especificó que la tripulación consiguió llegar en un tiempo récord a esta habitación protegida desde donde informaron a las autoridades de que habían sido secuestrados por un grupo de siete piratas equipados con armamento portátil.

"TODO EL DINERO". "Una vez a bordo, los piratas exigieron a través de la megafonía del buque que se entregasen y les diesen todo el dinero que tuviesen. Ante la negativa del capitán a salir del compartimento seguro, los piratas abrieron un pequeño orificio en el mismo y comenzaron a abrir fuego indiscriminadamente sin causar daños personales", explicó el Ejército.

Las amenazas y disparos habrían cesado cuando los delincuentes advirtieron la presencia de militares en la zona. "La tripulación nunca llegó a saber con certeza si los delincuentes habían huido, pues en ningún momento abandonaron el compartimento seguro", concretó la Armada española.

El patrullero de altura de la Armada Serviola, con base en Ferrol, también frustró el secuestro de un buque de bandera nigeriana en el Golfo de Guinea el pasado mes de abril.

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