Se hacía rápido, era sabroso y combinaba las harinas que había disponibles en las casas. El "bolo do pote" estuvo siglos compartiendo mesa con el cocido en toda Galicia, pero con la llegada del progreso y la mejora de las circunstancias económicas de los hogares, comprar pan dejó de ser un lujo y pasó a ser algo habitual, haciendo desaparecer este alimento de los menús.
Por suerte, degustar este típico manjar gallego aún es posible en la Festa do Bolo do Pote de Marín, organizada por la Asociación Fentos e Frouma, en colaboración con el Concello, y que este año celebrará su decimoquinta edición. Será el 18 de febrero, domingo, en horario de vermú, de 12.00 a 15.00 horas, "o hasta que se acaben las existencias", bromea la presidenta del colectivo, Flor Iglesias. Y es que así ocurrió el año pasado, que a las 14.00 horas hubo que cerrar la carpa de la Alameda por falta de "bolos". "Es la recompensa que nos llevamos después de trabajar toda la noche".
Este año, la asociación calcula que repartirá cerca de 2.000 raciones. A su cocción ayudarán las mujeres de O Abeiro, y la Asociación Cultural de Santomé volverá a organizar juegos tradicionales, para que la jornada pueda ser disfrutada por pequeños y mayores, que, junto con el pan, podrán degustar un consomé del caldo en el que se cuece el "bolo".
Mientras se presentaba la nueva edición de la Festa do Bolo do Pote, las integrantes de la Sociedad Española de la Camelia que organizan la I Mostra Camelia e Mar de Marín ultimaban la decoración del espacio museístico, convertido en una suerte de jardín compuesto por distintas variedades de camelias.
El evento tendrá lugar este fin de semana, en el que se congregarán cerca de 40 coleccionistas de esta flor procedentes de toda Galicia, que traerán sus ejemplares hasta la villa, y que conformarán la exposición, que se inaugurará el sábado, a las 13.30 horas. Se podrá visitar hasta última hora del domingo.
Arte pictórico
Además de ser la primera vez que este evento se celebra en Marín, las organizadoras han querido contar con la colaboración de la pintora local Rosa Crespo, cuyo motivo pictórico más recurrente es la flor de la camelia.
