"Vi morir de frío a mis compañeros dentro de la balsa"

Samuel Kwesi, el ghanés afincado en Marín superviviente del naufragio, ya descansa en casa: "Podría haber un sexto coche fúnebre y que fuese el mío"
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe a los supervivientes en Santiago. FERNANDO CALVO
photo_camera El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe a los supervivientes en Santiago. FERNANDO CALVO

Samuel ya está en casa. Una semana después de haber naufragado en las frías aguas del conocido como Gran Banco de Terranova, el ghanés afincando en Marín por fin pudo abrazar anoche a su familia marinense y a sus seres queridos. No hicieron falta palabras. "Podría haber un sexto coche que podría haber sido el mío", expresó Samuel Kwesi al salir del aeródromo militar de Santiago de Compostela acompañado de sus allegados.

Y es que Samuel no tuvo tiempo de ponerse el traje especial y naufragó en vaqueros dentro de la balsa, en la que entraba agua y en la que vio morir de frío a sus compañeros.

Nada más bajar del avión, la segunda imagen que él pudo observar es la de los cinco coches fúnebres esperando para recoger los féretros de sus compañeros fallecidos en alta mar. 

Entre los que se desplazaron hasta la capital gallega para recibir a Samuel se encontraba el pastor de la Iglesia Evangélica, Julio Torres, que relató que "el ambiente de anoche era un profundo abatimiento. Una tristeza enorme". Las familias de los supervivientes, las de los fallecidos y las de los desaparecidos fueron citados a diferentes horas, lo que dejó momentos "de emoción" por el reencuentro, pero también de "pesar grande y un vacío enorme" por los tripulantes que no estaban.

Y es que tras haberse quitado un peso de encima al enterarse de que Samuel estaba con vida, su familia de Marín pudo respirar tranquila al saber que el ghanés por fin estaba a salvo. Ahora, Samuel se encuentra en un proceso de recuperación, que según los psicólogos que lo están atendiendo evolucionará "poco a poco".

Samuel Kwesi quiso acudir a Bueu a despedir al cocinero del malogrado barco. Este marinero ghanés, abatido, estaba recluido en su casa de Marín y no tenía previsto abandonar el domicilio, pero cuando su buen amigo Julio Torres le contó que este 22 de febrero se daría sepultura a Fernando Santomé Ferradás, no se lo pensó. Quiso acompañar a la viuda, Lucía, a las dos hijas del matrimonio, y a la madre de Fernando, pues su padre falleció. También a su hermana. El difunto tenía además un hermano que tampoco vive. SIGUE LEYENDO