La grieta existente en el Lago Castiñeiras y las elevadas temperaturas típicas de esta época del año vuelven a hacer mella en el caudal hidráulico de la joya del parque de Cotorredondo. La preocupación sobre esta situación reina entre los comuneros marinenses, propietarios de los terrenos, y los vecinos, no solo por el impacto paisajístico que supone ver el lago medio vacío, sino por el peligro que acarrea tenerlo sin agua en caso de incendio, ya que está habilitado como punto de recogida si las llamas se inician en el entorno de estas parroquias de la villa.
Las alarmas saltaron el pasado fin de semana, cuando un conato comenzó a arder en un punto montañoso de Santomé de Piñeiro a las siete de la tarde. Elisa Dopazo, presidenta de la asociación de vecinos de Pardavila, fue la que dio el aviso al 112 Galicia, al ver una chimenea de humo serpenteando hacia el cielo desde la ventana de su casa. Dado que el punto que estaba ardiendo era de difícil acceso, se decidió emplear un helicóptero para frenar el avance de las llamas.
"Lo vimos ir hacia el lago. La gente que estaba allí me comentó después que la primera vez que bajaron el cubo tuvieron que vaciarlo y rellenarlo de nuevo, porque cogieron mucho lodo. De hecho, yo desde casa vi que el agua que caía al principio era muy negra, estaba sucia", explica la vecina.
El presidente de la comunidad de montes de San Xulián, Manuel Estévez, se pregunta "dónde hubiéramos ido a buscar el agua si el incendio hubiese sido mayor. No podemos dejar que se seque el único punto de recogida en el entorno por no arreglarlo, por no hacer una obra que es mínima", sentencia.
Sin embargo, fuentes de Medio Rural aseguran que el helicóptero "no tuvo problemas en coger agua" y recalcan que si se acudió al lago fue "porque los medios aéreos van al punto más próximo al incendio, siempre y cuando se garantice la seguridad de la tripulación".
UN FUEGO INTENCIONADO. Tanto comuneros como vecinos coinciden en la idea de que el fuego, que se extinguió antes de las diez de la noche, fue intencionado. Algunos de ellos vieron unos artefactos, similares a bengalas, cayendo en las zonas colindantes. "Menos mal que no había viento", afirma Elisa.
El presidente de los comuneros de San Xulián le comunicó la situación a la Policía Nacional y a la Xunta de Galicia. Según Estévez, el cuerpo de seguridad está investigando si efectivamente lo que vieron los vecinos eran artefactos incendiarios y si fueron la causa de las llamas.
AÑOS "ADVIRTIENDO". Aunque el pasado fin de semana se pusiese de actualidad la problemática del agua del lago, no se trata de una reivindicación nueva. "Yo llevo cuatro años diciéndoselo a la Xunta, advirtiéndoles de que estamos vendidos", declara Estévez. Tanto es así, que la CM tiene proyectado iniciar en quince días la construcción de un depósito de agua para garantizar el suministro.
A esa inversión se une la que la comunidad está realizando en materia de desbroces. "Vamos a invertir casi 200.000 euros", que se repartirán en la limpieza de 138 hectáreas. Estévez entiende que esta inyección económica es necesaria porque "tenemos que cuidar el monte", así como garantizar la seguridad de las viviendas, creando una franja de separación.
Sin embargo, en lo que atañe al Lago Castiñeiras, cree que debería ser la Xunta "la que invirtiese. Los políticos luego se rasgan las vestiduras cuando arde el monte, pero lo principal es cuidar los puntos de recogida de agua, como el lago". El comunero confía en poder abordar este asunto con la Administración en la reunión solicitada por SOS Castiñeiras.
