Submarinos con sello marinense

Han pasado 27 años desde la puesta en marcha de las primeras pruebas piloto para crear en Marín los primeros submarinos-catamaranes del mundo. La idea, que empezó como un proyecto de I+D centrada en el sector turístico, se convirtió en realidad a principios de los 2000 y es ahora una posibilidad única con un futuro prometedor
El submarino presenta una cubierta exterior y una cabina interior. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera El submarino presenta una cubierta exterior y una cabina interior. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

En 1994 Marín fue el lugar escogido para dar un paso más en la innovación del sector marítimo con la construcción del prototipo del primer submarino-catamarán del mundo. Años más tarde, el sueño, impulsado en su día por la empresa Subibor se hizo realidad gracias al astillero marinense Nodosa, que construyó las tres primeras unidades.

Ahora, 27 años después bajo el mando de la compañía Gran Azul Lanzarote (filial de la original, ya desaparecida), la primera de estas embarcaciones pioneras regresa a Marín para someterse a una reparación exhaustiva antes de poner rumbo a su siguiente destino: una empresa hotelera de Indonesia.

Tan solo existen tres submarinos con estas características en el mundo, y los tres tienen sello marinense. Capacitados para navegar como un catamarán y sumergirse hasta 30 metros de profundidad, estos barcos ofrecen una experiencia única a los 27 pasajeros que pueden acoger (más tres tripulantes).

[ Borja Oriol, junto a los pilotos Paula Bea y Pablo Caneda, en el interior del submarino. JAVIER CERVERA-MERCADILLO ]

#Javi #ABAU#. Sedes: Ciencias Sociais, Ciencias da Educación, Forestais e (novidade) o pavillón universitario (onda a cruz vermella). De 9 a 10 presentación. Primeiro descanso, de 11.30 a 12. A idea é fotos ao principio e fotos no descanso, cando irei eu tamén (igual caretos, grupiños...).

Paula Bea y Pablo Caneda son los pilotos de uno de estos submarinos futuristas. Ambos son patrones de altura y mecánicos navales de primera, además de poseedores de un certificado de piloto de submarinos, especialmente solicitado y validado por la Marina Mercante para poder dirigir estas embarcaciones únicas en el mundo.

Además de ejercer de piloto y copiloto, Bea y Caneda se encargan de poner a punto la embarcación antes de su entrega, así como de formar y seleccionar a una tripulación local en el lugar de destino para que se quede a los mandos de la operativa.

Pilotarlo es una sensación completamente nueva, explica Pablo. La capacidad híbrida que posee este submarino, permite a los pasajeros no solo presenciar una travesía normal sobre la superficie del agua, sino vivir en directo la inmersión hasta 30 metros de profundidad, una experiencia que no se puede llevar a cabo en los submarinos convencionales.

Canadá y Francia, entre los interesados para usar estas embarcaciones pioneras en la recogida de basura marina

La embarcación alcanza una velocidad de ocho nudos sobre superficie, navegando con motores diésel y, una vez en la zona deseada, el pasaje se introduce en la cabina interior para proceder a la estanqueidad en cámara de máquinas e inundar los cascos del catamarán, para convertirlo así en un submarino al uso.

"El mundo subacuático te sorprende bastante", explica el piloto Pablo Caneda. La repetición de la inmersión en las mismas zonas provoca el enriquecimiento del área, lo que favorece la presencia de diferentes especies. "Los peces tienen hábitos, si tú vas todos los días a un mismo sitio, suelen venir, son curiosos".

FUTURO. Estos submarinos, nacidos como un proyecto de innovación y rápidamente solicitados en diferentes partes del mundo, están en auge, y las posibilidades que ofrecen, también. Canadá y Francia se encuentran ya entre los interesados para obtener una de estas embarcaciones y emplearla con fines medioambientales.

El submarino se ha sometido en los últimos meses a una exhaustiva reparación en Nodosa, antes de partir a Indonesia

"Nos están pidiendo un tipo de embarcación de este diseño para la recogida de basura marina", explica el presidente de la empresa Gran Azul Lanzarote, Borja Oriol. "Entre 0 y 60 metros de profundidad se acumulan millones de metros cúbicos de basura marítima y al poder absorberlo a través de los cascos y luego expulsarla a unos contenedores, estos submarinos son los únicos con las características necesarias para poder llevarlo a cabo" y luchar así contra el cambio climático.

Entre los planes de futuro se encuentra también un nuevo pedido para una embarcación con mayor capacidad, así como diversas solicitudes que, por el momento, no se plantean por la falta de estructura para llevarlas a cabo.

REPARACIÓN. La embarcación, que regresó hace cerca de ocho meses del lugar en el que operaba antes de la pandemia, Lanzarote, se encuentra ahora en la fase final de pruebas antes de poner rumbo a su nuevo destino. El submarino se sometió estos días a un test de inmersión y una navegación en superficie y está a la espera de recibir la certificación de la American Bureau of Shipping, la de mayor rango del mundo.

Esta reparación retoma las relaciones entre la empresa y el astillero marinense Nodosa. "Nosotros estamos encantados de seguir con esta relación, es una línea que nos encantaría retomar, fue una alegría volver a tenerles aquí", explica el gerente Rafael Outeiral.

Una experiencia única 
Con apenas una veintena de submarinos turísticos en el mundo, la experiencia bajo el mar se convierte en un lujo al alcance de muy pocos. "En el resto de submarinos turísticos, los pasajeros embarcan por una escotilla superior y se meten en cabina y no saben cuando se sumergen ni cuando emergen", explica Oriol. 

Por ello, este diseño novedoso, híbrido de catamarán, es el único capaz de permitir a los pasajeros disfrutar de una inmersión de treinta metros en directo. "Son sensaciones que solo se tienen aquí, el pasaje sale alucinado". 

Por el momento no se plantea la puesta en marcha de una de estas embarcaciones en las rías gallegas, donde el agua no presenta las mejores condiciones para ello. Los otros dos submarinos de estas características se encuentran en Brisbane (Australia) y Lanzarote.

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