Hace calor en Bueu, y aunque esto no sea la Safor, los de Zoo ya se sienten como en casa en tierras gallegas. Dos años después de su primera visita, Panxo y el resto del grupo actúan hoy en el SonRías, recordando que aunque se acabe, el verano siempre vuelve.
Hace un mes celebraban el 5º aniversario del lanzamiento de la canción Estiu. ¿Cuando la compusieron se imaginaban lo que iba a suponer?
La verdad es que no. Creo que nadie, ni el más optimista que tuviera yo a mi lado, se esperaba lo que ha pasado estos años. Lo hemos disfrutado muchísimo, estamos supercontentos y superorgullosos del camino que hemos hecho, intentando disfrutarlo y al mismo tiempo mantenerlo.
¿Cómo se sienten ante el hecho de que personas de fuera del País Valencià disfruten tanto de su música y se identifiquen con lo que cantan?
Nos sentimos muy felices, porque nosotros vivimos una situación anormal con nuestra lengua y nuestra cultura. Y lo que ocurre con esta canción y con este proyecto en general es que por momentos sentimos que podemos ser un país, una lengua y una cultura normales. Es decir, lo que planteas cuando dices que gente que no entiende el valenciano disfruta de nuestra música es lo que ocurre con cualquiera lengua y con cualquier cultura normal. Lo que ocurre con el valenciano, catalán o el euskera históricamente es diferente porque vivimos una situación de anormalidad que viene dada por unas circunstancias mayoritariamente políticas. Lo que nos ocurre ahora es que por momentos creemos que podemos ser un país normal. Y eso es muy bonito. Porque es como que, teniéndolo todo en contra, de repente pasa algo que nos hace creer que pueden ir las cosas bien Creo que son experiencias que por desgracia son excepcionales. Pero también por esa excepcionalidad las convierte en algo más bonito todavía.
En Galicia han estado ya varias veces, sobre todo en festivales. ¿Cómo es el público de aquí?
Desde el primer año, lo que nos ocurrió en Galiza fue algo muy especial. Nos sorprendió muchísimo la manera en la que se nos acogió. Sobre todo los primeros años, ir allí y cada concierto sorprendernos con la cantidad de gente que venía a vernos. Siempre hemos dicho que ha sido nuestro territorio fetiche. Además es un sitio que nos pilla muy lejos físicamente y siempre llegamos un poco cansados del viaje. Pero en cuanto vemos el público se nos pasa todo, así que contentísimos. Nunca hemos llegado a entender por que razones entramos tan bien en Galiza, pero lo disfrutamos un montón cada vez que vamos.
¿Creen que el público gallego reconoce en sus letras una situación social que le resulta familiar?
Creo que sí. En el caso del País Valencià y Galicia sí que hay ciertas similitudes. Cuando conocí Galicia me sorprendió mucho eso. Me encontré un paralelismo muy grande con el País Valencià. En el sentido de encontrar un país que desde fuera da una imagen de cierto oscurantismo o decadencia, y que cuando lo conoces por dentro te sorprende muy positivamente. Pero igualmente creo que en cualquier punto de cualquier geografía mucha gente puede sentirse identificada con una letra como la de El Cap per Avall, por esas razones.
Vuelven al SonRías dos años después del primer concierto en Bueu. ¿Cómo están los ánimos?
Muy ilusionados porque es un buen festival. Toda la zona de Pontevedra es donde más nos hemos movido, y en verano nos gusta mucho estar por allí, porque es muy bonito, y aprovechamos siempre el viaje para darnos una vuelta por allí. Y bien, con emoción porque otros veranos hemos hecho como tres o cuatro viajes a Galicia, y en esta ocasión es un poco el único que vamos a hacer durante el verano. Y con muchas ganas. Compartimos cartel con Periferia Norte, que es un grupo de València también, y con Dubioza, entre otros. Creemos que va a ser una noche muy bonita.
Conjugan muy bien el presentar un mensaje combativo con hacer música que la gente disfruta. ¿Cómo se llega al equilibrio entre "caracter i ritme"?
Creo que es lo que nos nació componer al principio del proyecto. Yo venía del rap más combativo, pero me apetecía mucho cambiar un poco la parte musical y enfocarla más a los vientos y hacer algo más de baile. También porque venía un poco del mundillo así más electrónico y siempre me había gustado mucho la música electrónica, y me apetecía mezclar un poco eses dos elementos. No abandonar la política y la reivindicación en la parte de las letras, pero buscando un enfoque más bailable para los directos. Es lo que intentamos hacer y de momento estamos contentos con el resultado.
Después de esta gira tienen planeado un descanso hasta el 2021. ¿Qué va a hacer Zoo durante ese tiempo?
Queremos componer nuevas canciones, sin ninguna prisa. Y queremos descansar de la carretera, porque llevamos cinco años a tope y necesitamos un descanso. Queremos componer sin tener conciertos en el horizonte e intentar diseñar una estrategia que nos permita dar un pasito más, en público y un poco a nivel creativo. Dar un saltito es lo que nos apetece, en lo que confiamos, y lo que nos hace ilusión.
