Tranquilidad contenida entre los familiares de la tripulación del buque 'Playa Pesmar Uno'

El barco, con puerto base en Marín, fue apresado el sábado por las autoridades argentinas, que lo acusan de pescar ilegalmente en sus aguas ▶El capitán mantiene que en ningún momento sobrepasaron los límites fronterizos ▶Comienza una larga batalla en los despachos

El pesquero Pesmar Uno (derecha) en su ruta hacia el puerto de Comodoro Rivadavia, escoltado por la patrullera de la Prefactura Naval Argentina. EFE
photo_camera El pesquero Pesmar Uno (derecha) en su ruta hacia el puerto de Comodoro Rivadavia, escoltado por la patrullera de la Prefactura Naval Argentina. EFE

Con tranquilidad, pero sin despegar las manos del teléfono. Así han vivido las últimas horas los familiares de la tripulación del Playa Pesmar Uno, después de que se conociese su detención por parte de las autoridades argentinas, que acusan a la embarcación de, supuestamente, haber invadido la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA) y pescar en ella de forma ilegal.

La mujer del jefe de máquinas del pesquero, que prefiere mantenerse en el anonimato, se reconoce "tranquila", porque pudo hablar con su marido el domingo a última hora, después de lo sucedido. "Me comentaron que están yendo a tierra y eso me tranquilizó mucho, porque a él lo vi como siempre".

Este tripulante es uno de los pocos marinenses que hay a bordo del buque, perteneciente a la empresa armadora, también de origen local, Pesquerías Marinenses, que ya está trabajando con sus abogados para solucionar el problema. También el capitán es natural de la villa, así como algunos otros responsables del buque. Sin embargo, aunque hay marineros de Bueu, Ribadavia o A Pobra do Caramiñal, el antiguo capitán del navío, Xulio Bouzas, jubilado hace apenas cuatro años, cerciora que "cerca do 75% dos 34 membros da tripulación é de orixe indonesia e peruana".

Con la experiencia que le avala, Bouzas asegura que la investigación que se abrirá ahora para esclarecer lo ocurrido se dilatará mucho en el tiempo, pero se muestra optimista en cuanto al futuro de la tripulación. "Excepto quizais o capitán ou algún oficial, o resto seguro que en quince días ou nun mes como moito xa volven á casa".

Una previsión que comparte el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), Javier Touza, a la que pertenece la propietaria del pesquero.

Añade que, según le trasladaron los responsables de la empresa marinense (que el lunes se negaron a dar su versión sobre lo ocurrido), el operativo fue totalmente limpio. "La patrullera se puso a su lado y le dio instrucciones por radio al capitán de que parase las máquinas y dejase todo el aparejo quieto. Después, subieron a bordo efectivos de la Prefectura Naval Argentina y de la Secretaría de Inspección Pesquera, que le informaron de los motivos del apresamiento. La tripulación del Pesmar colaboró en todo momento y acató las instrucciones sin mostrar ninguna oposición", indicó.

"NON ESTÁ PARA NADA". Sobre cómo se desarrollarán ahora las cosas, las familias apenas tienen más datos de los que han saltado al ruedo público. "Tampoco ellos saben mucho", relata la mujer del jefe de máquinas.

El hecho de haber podido hablar con su marido fue un alivio para esta vecina de la villa marinense, un lujo dadas las circunstancias que, sin embargo, no han tenido otras familias. El antiguo capitán de la embarcación cuenta que está a bordo un chico joven que "andivo comigo de timonel" y del que es pariente lejano. Su cercanía a la familia directa del marinero le permitió saber que no han sido capaces de contactar con él: "Chamamos pero non contesta". No sabe si se trata de una medida cautelar impuesta por parte de la empresa o si se debe a otro tipo de razones.

La frustración de los marineros obedece a que el barco tardará un tiempo en regresar al caladero y dará por perdida la campaña

 

Los allegados a este tripulante, en palabras de Bouzas, "non están para nada. En situacións así, un non está nin para sorrir, nin para atender a ninguén", comenta en referencia a la negativa por parte de la familia de hablar con los medios de comunicación.

MEZCLA DE EMOCIONES. El ambiente que se vive entre la tripulación es extraño, pues obedece a una mezcla de emociones encontradas. Tal y como explica Javier Touza, "hay un poco de todo: sorpresa, por la intervención de las autoridades argentinas; tranquilidad, por saber que actuaron siempre dentro de la normativa internacional; incertidumbre, porque no deja de ser un apresamiento y una actuación policial y judicial, y frustración, por ver cómo se ha perdido gran parte de la campaña".

Es este extremo uno de los que más incomodan a marineros y armador, "puesto que si las condiciones en el mar ya son de por sí duras, mucho más resultan cuando ves que ese esfuerzo no tiene recompensa".

Porque por mucha celeridad que adquieran los trámites, el Playa Pesmar Uno tardará un tiempo en regresar al caladero en el que continúan trabajando unas 400 embarcaciones, la mayoría de bandera asiática. De momento, el barco llegó al puerto de Comodoro Rivadavia a última hora del lunes y ahora es el turno de los investigadores. El presidente de Arvi explica que "el protocolo en estos casos recoge que se inspeccionen las capturas, se revise la ruta del barco, dónde faenó, qué cantidad y tipo de pescado recogió en cada lance... y toda esa información será trasladada ante el juez, quien determinará las posibles responsabilidades".

La normativa internacional aconseja que se establezca una fianza para que el barco pueda volver a faenar y el lucro cesante sea el mínimo posible. Pero Argentina no suele ser proclive a esta medida y todo queda en manos del juez de turno.

Para evitar sorpresas desagradables, el secretario general de Pesca, Alberto López-Asenjo, anunció este lunes que ya se ha establecido contacto con las autoridades argentinas para realizar un cotejo de todos los datos y determinar si el buque marinense llegó a entrar en aguas prohibidas.

El pesquero había zarpado de Montevideo el pasado día 11 y cuando fue interceptado por la Prefectura Naval Argentina tenía en sus bodegas 320 toneladas de pescado. El capitán sostiene que todas las capturas fueron realizadas en aguas internacionales y defiende su inocencia.

El buenense Piscator vivió la misma situación en 2013

Aunque los apresamientos de buques en el litoral argentino son habituales, los implicados suelen ser buques de banderas asiáticas, principalmente chinos y taiwaneses, que no dudan en saltarse las normas para sumar las mayores capturas posibles.

No son frecuentes los incidentes con barcos españoles implicados. De hecho, el último del que se tiene conocimiento fue otro con base en O Morrazo, concretamente en el puerto de Beluso (Bueu). Se trata del Piscator, que fue abordado en julio de 2013 cuando transportaba 250 toneladas de pescado en sus bodegas.

El primer oficial, el buenense Manuel Riobó, manifestó entonces prácticamente lo mismo que ahora hace su homólogo del Playa Pesmar Uno: "Por nuestras posiciones según la ley internacional, no estábamos en aguas argentinas, y si dicen que es así tendrán que demostrar lo que están diciendo". Sin embargo, el Ministerio de Seguridad argentino mantuvo lo contrario y reclamó una multa próxima al millón de euros.

La caja azul revelará la posición real del pesquero
Cuando hace falta recabar datos sobre un suceso ocurrido en un avión, se espera a saber qué revela la caja negra. En el caso de los barcos, existe una herramienta similar, la caja azul, con la que determinar el posicionamiento exacto en el que se encontraba el buque cuando fue abordado por los guardacostas argentinos. El sistema satelital que lleva incorporada esta pieza monitoriza en cada momento la ubicación del barco, por lo que "las responsabilidades se verán o no en función de los datos que arroje" la misma, según indicó Javier Touza.

El Gobierno español también empleará sus servicios de control y vigilancia para determinar la derrota del buque gracias al seguimiento satelital histórico.

Sin embargo, algunos expertos en Derecho Marítimo dudan de la eficacia de este dato, puesto que "la caja azul indicará la posición exacta del barco, pero el debate no está en saber si estaba ahí o no, sino en si ese punto está en aguas internacionales o en la zona exclusiva económica de Argentina. Ese es el dilema que se debe resolver".

 

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