Un dron contra el furtivismo

UN NUEVO VIGILANTE ▶La Asociación de Percebeiros de Cangas incluye en sus filas una aeronave no tripulada que tiene como objetivo ahuyentar a los pescadores ilegales que roban el producto de zonas protegidas, así como la obtención de pruebas para poder realizar denuncias efectivas

Dos percebeiros manipulando en la lonja de Cangas los percebes recogidos esa misma mañana. DAVID FREIRE
photo_camera Dos percebeiros manipulando en la lonja de Cangas los percebes recogidos esa misma mañana. DAVID FREIRE

No se esperaban tener tanta publicidad. Los miembros de la Asociación de Percebeiros de Cangas decidieron hace poco incluir un nuevo guardián para proteger a su preciado producto de los furtivos que les obligaban a realizar vigilias de hasta 24 hombres en los días de mayor peligro. ¿La novedad? Un dron que vigila, fotografía e incluso graba con una cámara que capta el calor corporal a las embarcaciones que pretenden robar en las zonas protegidas por el colectivo.

El muelle de Cangas está altamente transitado todas las mañanas. Los percebeiros llegan en sus barcas para descargar los cientos de euros en molusco que diariamente, y dependiendo de la luna, recogen de las aguas de la ría. Una especie marina con el valor de una piedra preciosa, cuidada y protegida durante meses para que puedan llenar las mesas en Navidad. Capturarlo no es tarea fácil. El riesgo es un factor intrínseco en el percebe, la vida de estos hombres se pone en peligro cada vez que salen a la mar. En barcas completamente abiertas, haga sol o llueva a mares, y armados con una rasqueta, se dirigen a las rocas para, en equilibrio, conseguir recuperar del mar este manjar tan preciado que muchos disfrutan pero pocos aprecian.

Es por este motivo que decidieron hacer frente a los pocos que se hacían de manera ilegal con el producto, furtivos que todos conocen, identificados y señalados por los propios percebeiros, los cuales se encuentran con las manos atadas ante la imposibilidad de culpabilizarlos si no se les caza in situ. Gracias al dron, estos profesionales se evitan tener que testificar, ya que las grabaciones son el testimonio directo y verídico de que se está cometiendo un delito. Pero si la Guardia Civil no llega en el momento adecuado, el proceso no continúa. "Ganamos en efectividad y evitamos carearnos con ellos", asegura Fernando Mariño, el presidente de la asociación. Sin embargo, aunque se trata de un buen método para presentar una denuncia, el objetivo principal de los percebeiros es ahuyentar a los pocos furtivos que afectan a sus beneficios.

Las pérdidas pueden ascender a cifras de hasta tres dígitos si se sustrae de las zonas reservadas para las épocas fuertes del año, como la Navidad. "Lo que nos perjudica es que se trata de un percebe parado desde hace cinco meses, que guardamos para las épocas de buena venta", asegura Mariño. "Mientras que ahora tiene un valor de 250 o 300 euros, en Navidades puede ascender a los 1.000 si lo dejan crecer hasta el momento indicado", explica. Al robar el percebe antes de tiempo, también se le arrebata el valor que podría obtener en unos meses en el mercado.

Fernando Mariño, presidente de la Asociación de Percebeiros de Cangas. DAVID FREIRE
Fernando Mariño, presidente de la Asociación de Percebeiros de Cangas. DAVID FREIRE
 

El dron, pagado de sus propios bolsillos, les mejora sobre todo su calidad de vida. En la villa canguesa, tan solo hay 64 plazas de percebeiro. Ahora mismo, tan solo 45 ejercen la profesión, ya que el resto de pescadores están ocupados en otros oficios. Todos tienen su autorización, su formación, una embarcación con la que pueden salir a faenar... Es un gasto que al que los que actúan de manera ilegal no deben hacer frente. Aún así, aseguran no tener un problema de furtivismo en comparación con otros municipios. El efecto pretendido con esta iniciativa era hacer conocer su nueva vigilancia con el objetivo de evitar que los escasos sustractores ilegales del producto con los que lidian habitualmente pescasen en las zonas reservadas.

Las guardias se realizan en festivos, fin de semana y durante la época veraniega con las dobles mareas, hasta en días de diario. Hasta la adquisición del dron, las vigilias estaban formadas por diez grupos de seis hombres y tenían que llevarse a cabo entre los mismos trabajadores, llegando a alcanzar las dos o tres veladas obligadas por persona mensuales. Ahora, como máximo se hace una guardia cada dos meses. "Se ha conseguido reducir el número de los 24 que podían tener que acudir durante un fin de semana a la mitad.Es una mejora en nuestra calidad de vida", asegura Mariño.

Hay veces que desde la cofradía se toma la decisión de dejar el percebe para que crezca. "Los 30 euros son el límite, si no, las horas invertidas no nos compensan", explica el presidente, que añade que "el percebe no debería bajar de los 40 o 30 euros si se trata de un buen producto, y si hablamos de una mezcla de calidades no podría descender de los 25. Si estuviera en mi mano pondría un precio fijo".

Un trabajo arriesgado con mucho esfuerzo por detrás y un problema de robo evidente que esta cofradía ha sabido solucionar haciendo uso de las nuevas tecnologías. Una innovación que les ha ayudado a conseguir no solo su objetivo de obtener una mejora de su situación laboral, sino una publicidad y repercusión que les ha situado en el mapa como la asociación de percebeiros más innovadora de la actualidad.