La animalista de Meis y sus 33 perros reciben cinco ofertas, dos de ellas en O Salnés

Varios particulares han hecho llegar sus ofertas a la gestora de La Pradera, que visitará los emplazamientos en los próximos días

Bea Heyder en la casa de la que tiene que irse antes del 9 de marzo. OUBIÑA
photo_camera Bea Heyder en la casa de la que tiene que irse antes del 9 de marzo. OUBIÑA

MEIS. Apenas unos días después de lanzar un llamamiento desesperado en las redes sociales para no tener que abandonar Galicia, la animalista que se quedará el día 9 de marzo sin vivienda en el Concello de Meis, Bea Heyder, puede respirar aliviada.

Así lo ha hecho saber también a través de sus redes sociales. Gracias a la difusión, se han puesto en contacto con ella desde cinco puntos diferentes de la geografía gallega para ofrecerle distintas localizaciones en las que podría instalarse con sus 33 galgos, los cuatro caballos y la cabra que tiene en acogida actualmente en A Medoña, Meis.

Bea Heyder agradeció el jueves la difusión de su llamada de auxilio, lanzada cuando descubrió que o podría renovar su alquiler y que solo encontraba opciones similares en una finca de Toledo. A la animalista le han propuesto, en las últimas horas, un total de cinco localizaciones diferentes, de las que dos serían en O Salnés: en Cambados o en Vilanova, lo cual podría significar que La pradera de Beaheyder, como denomina ella a su refugio animal, siga contando con la misma red de apoyos establecida ya en la comarca.​

Otras de las propuestas se ubicarían en Malpica, A Coruña, y en Melón, Ourense. Una más sería una explanada industrial abandonada, con una pequeña construcción.

Heyder insiste en que acoge las ofertas con prudencia, de momento, "aunque todas parecen geniales, sobre todo, porque se trata de lugares con espacio".

A su vez, ha recordado que "en todo caso, son ofertas privadas, es decir, que pagaré un alquiler a cambio de instalarme y llevar a los animales". La activista, que rescata a galgos de los que abandonan los cazadores en la zona Sur de España y los acoge hasta que les consigue una adopción en cualquier punto del país, ha indicado que "esto es lo que yo pedía: poder contar con un espacio amplio en el que tener a los animales en buenas condiciones y sin molestar a nadie, y sin depender tampoco de subvenciones o ayudas".

Aunque muchos concellos gallegos no disponen de perrera o refugio animal, Bea Heyder insiste en que tampoco se ve en condiciones de asumir esa función o de convertirse en una sociedad protectora de animales, "porque yo tengo mi propio modo de ver y gestiona y no coincido con algunos puntos de la Ley de Bienestar Animal. Uno de ellos, por ejemplo, la cesión masiva de canes para adopciones en Alemania a los que nadie les hace seguimiento".

Heyder, que llegó a quedarse sin el alquiler que tiene tras varios conflictos con los vecinos de A Medoña que residen muy cerca de su vivienda y se quejan por los animales, explicó que en las próximas jornadas visitará todos los lugares que le han propuesto y con la mayor celeridad emprenderá la mudanza, algo para lo que, explica, "probablemente, también necesitaré ayuda".

La conservacionista gestiona el espacio mediante la cooperación de los particulares y de varias protectoras. Cada vez que necesita pienso o material, publica en sus redes sociales sus necesidades y los distintos colaboradores le hacen llegar el pienso y materiales en especie. Del mismo modo, publica las cuentas de sus facturas de veterinario y suministros, como recientemente hizo con una cuenta pendiente con la veterinaria de Curro, con la que colabora.

Heyder lleva unos siete años con esta actividad e insiste en que uno de los motivos por los que su prioridad es quedarse en Galicia es "la buena acogida que hay", tanto en lo referente a los apoyos, como en lo que respecta a las adopciones de animales, puesto que todo su trabajo se orienta a recolocar a los animales abandonados.

"Tengo un grupo con todas mis familias de perros"
Tal y como explica Bea Heyder, a su llegada a Galicia traía "unos 15 o 16 perros", pero con el paso del tiempo, y la acogida de algunos ejemplares abandonados en Meis y su entorno, la cuenta se incrementó hasta 33, cuatro caballos y una cabra. Heyder reconoce que los animales "estarán mejor" en un lugar con más espacio y no en una casa que apenas dispone de unos metros en su entorno. Su intención es la de pedir la declaración de núcleo zoológico (ya solicitada en Meis) para poder atender a los animales cumpliendo con la normativa autonómica. Gestionar más adopciones podría aligerar su carga de trabajo y también aliviar la situación que vive en Meis, pero tal y como reconoce "soy muy exigente con el proceso para evitar que después los devuelvan o que se generen problemas con las adopciones. En el trancurso del año pasado, la animalista gestionó algo menos de una veintena de entregas, casi todas con éxito. No en vano, explica que "tengo un grupo de WhatsApp con todos los adoptantes y recibo noticias de todos mis perros".

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