Así se pone freno al picudo rojo

GUERRA ABIERTA A LA PLAGA ▶ El Concello de Sanxenxo ha aplicado un nuevo tratamiento a varias palmeras afectadas por el insecto. Los técnicos señalan que el mejor método para evitar la propagación del picudo es tratar de anticiparse a su llegada

Aspecto que presentan las tres palmeras situadas en la avenida de León, en la PO-308. JAVI CASAL
photo_camera Aspecto que presentan las tres palmeras situadas en la avenida de León, en la PO-308. JAVI CASAL

La prevención es la mejor arma a la hora de tratar de poner freno al avance del picudo rojo. Desde su entrada en Galicia hace más de un lustro (se cree que su llegada se produjo en el año 2013), este insecto se ha llevado por delante miles de ejemplares de palmeras en diferentes municipios. En la provincia de Pontevedra, prácticamente resulta imposible encontrar algún ayuntamiento en el que esta plaga no haya dejado su firma en forma de palmeras absolutamente secas y vacías por dentro.

Sanxenxo no ha sido una excepción. Aunque su llegada a la villa turística se demoró cierto tiempo (los primeros ataques datan del año 2017, según datos facilitados por la Concellería de Medio Ambiente), intentar detener el avance del picudo se ha convertido en un objetivo prioritario para los operarios de este departamento. De momento, los trabajos realizados durante los últimos meses dan sus frutos, pero la Administración local, lejos de bajar la guardia, sigue muy pendiente de las más de 80 palmeras que se sitúan en espacios públicos de la localidad de la comarca de O Salnés. Precisamente, hace poco más de tres semanas se aplicó un nuevo tratamiento a varios de estos ejemplares. Los técnicos están ahora pendientes de su evolución.

Mientras que en municipios vecinos como Poio o Meaño la presencia del picudo rojo se ha dejado notar con fuerza, en Sanxenxo han sido capaces de contenerlo. Prueba de ello es que a día de hoy apenas media docena de palmeras se encuentran infectadas. Así consta en un informe elaborado por la Concellería de Medio Ambiente a principios de este año. El documento constata que casi el 90% de los ejemplares presenta «un aspecto bueno y saludable, libre de esta plaga». Los problemas se centran en cuatro árboles situados en la recta de Baltar, en la parroquia de Adina, y otros cuatro en las inmediaciones de la playa de A Panadeira. También está enfermo uno de los tres ejemplares situados en una zona verde de la avenida de León.

Seis de estas ocho palmeras fueron víctimas de «un ataque bastante severo» hace algo más de un año. Si bien el tratamiento que les fue aplicado parecía dar sus frutos, estudios posteriores han confirmado que el picudo rojo sigue ahí.

MAYOR EFECTIVIDAD. Mejores resultados están dando las "medicinas" que se inyectan en los árboles a modo de prevención. "Es lo más efectivo", constatan fuentes del Gobierno sanxenxino. A la hora de luchar contra esta plaga, los técnicos apostaron por la endoterapia, un método que consiste en alimentar a los árboles con inyecciones compuestas por diferentes tipos de nutrientes, insecticidas y frungicidas.

La preocupación por la presencia del picudo rojo no es nueva. Ya durante la etapa del Gobierno del tripartito, la Concellería de Medio Ambiente, dirigida entonces por la exsocialista Coral González-Haba, pasó revista a todos los ejemplares situados en parcelas públicas. Entonces, la inversión realizada para "mimar" a las palmeras ascendió a unos 20.000 euros aproximadamente.

Problemas Costes inasumibles​
Uno de los mayores problemas con los que se encuentran las administraciones a la hora de buscar tratamientos efectivos contra la expansión del picudo rojo es su rápida propagación. Los insectos son capaces de trasladarse de un ejemplar a otro con gran rapidez. Por si fuera poco, el control que realizan los técnicos municipales solo puede limitarse a parcelas que no son de titularidad privada. Precisamente, son los árboles situados en terrenos particulares los que, al no ser tratados, se convierten en las ‘víctimas’ de esta plaga.
Es por ello por lo que numerosas palmeras situadas en el rural, sobre todo en parroquias como Noalla o Adina, han acabado siendo taladas y calcinadas. Y es que los costes que supone adquirir el tratamiento adecuado no son aptos para demasiados bolsillos. Cabe recordar que el picudo rojo llegó a España a raíz de la importación de unas palmeras desde Egipto a Granada. Desde ahí fue desplazándose con rapidez a otras comunidades, hasta llegar a Galicia. Tal es su poder de devastación que este insecto forma parte del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.

La procesionaria
El Concello de Sanxenxo también está muy pendiente de la procesionaria. Este insecto, muy tóxico y llamado así por el avance en fila que realizan centenares de ejemplares cada vez que se desplazan, ha sido localizado en los pinos del parque de Punta Vicaño. De momento, no ha sido hallado en más enclaves.​

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