El buque que sucumbió al mar en Major

Tras permanecer encallado durante más de cinco meses a apenas unos metros de la costa sanxenxina, la embarcación con bandera panameña se fue a pique en marzo de 1982. Todos los intentos previos a la hora de tratar de liberarlo de las rocas resultaron totalmente infructuosos
El buque 'Afroditi-P'. ARCHIVO DE VICTORIANO OTERO
photo_camera El buque 'Afroditi-P'. ARCHIVO DE VICTORIANO OTERO

La madrugada del sábado 3 de octubre de 1981 trajo consigo un virulento temporal que azotó con fuerza la costa gallega. Fueron las inclemencias meteorológicas las que llevaron al remolcador 'Mansco Tug-4', de 472 toneladas, a buscar refugio en las Rías Baixas. La embarcación llevaba consigo a un carguero mucho más impresionante: el 'Afroditi-P', de 5.000 toneladas y 105 metros de eslora. Desde esa fatídica noche, y hasta prácticamente los albores de la primavera de 1982, el buque acabó por convertirse en una parte más del entorno de la playa de Major, antes de hundirse irremediablemente, tras varios intentos fallidos de rescate.

Las dos embarcaciones, con bandera panameña, encallaron en las proximidades de uno de los acantilados del arenal sanxenxino. Fue aproximadamente a las dos de la madrugada cuando el cielo se iluminó con luces de diferentes colores: eran las bengalas que lanzaba la tribulación del 'Mansco Tug-4' para facilitar las tareas de rescate, después de haber enviado un 'SOS' por radio. Finalmente, los seis marineros (capitaneados por el hindú Hugh Joseph Sambridge) fueron evacuados en helicóptero hasta la playa de Canelas.

Aunque varios de ellos precisaron de asistencia médica, ninguno sufrió heridas graves. Eso sí, tanto los vecinos del entorno como el alcalde de la época, Leopoldo González, se volcaron en ayudar a los náufragos, a quienes no les faltó ropa limpia ni calzado antes de ser trasladados al Hospital Provincial de Pontevedra.

El 'Afroditi-P' estaba siendo remolcado desde Bristol para su desbroce en El Pireo, pero nunca llegó a su destino

Evacuar a los marineros del remolcador resultó ser la tarea menos difícil de todas. La embarcación más ligera también fue retirada del entorno de Major con relativa facilidad. Sin embargo, el 'Afroditi-P' fue otro cantar. Este buque, construido en 1967, estaba siendo trasladado desde Bristol hasta El Pireo para su desguace. Su gran tamaño y su estado ya deteriorado acabaron por frustrar los diferentes intentos que las autoridades organizaron para rescatarlo del acantilado. Para colmo de males, en el interior del buque había 90 toneladas de fuel y 10 de aceite. El 13 de octubre, diez días después del naufragio, una enorme mancha teñía parte de la costa, llegando hasta Punta Faxilda.

El 8 de noviembre, Diario de Pontevedra advertía de que la marea negra ya alcanzaba la media milla de extensión y tenía cinco centímetros de espesor. Durante ese mes las autoridades se afanaron en limpiar el barco encallado, para lo cual fue necesaria la utilización de 2.000 litros de detergente y la participación de 45 operarios. No sería hasta el día 21 cuando se determinó que el peligro de contaminación estaba controlado.

Anteriormente, el 15 de octubre, se produjo el primer intento de remolcar las dos embarcaciones. No hubo éxito. Días después, el 'Mansco Tug-4' era liberado, pero el 'Afroditi-P' se mantenía inamovible. Con el paso del tiempo fueron apareciendo vías de agua que, sumado a las inclemencias meteorológicas constantes de aquel invierno, pospusieron cualquier tipo de actuación hasta marzo de 1982.

A PIQUE DEFINITIVAMENTE

El día 9, a las 15.00 horas, se realizó una última tentativa. Aunque el comienzo fue prometedor, el barco comenzó a escorar, hasta que acabó volcando sobre estribor.

El 'Afroditi-P' se hundió en apenas media hora, según las crónicas de la época, a aproximadamente unos 500 metros de distancia de la orilla de la playa de Major, donde numerosos curiosos fueron testigos del "entierro" marítimo del particular icono con el que contó el arenal durante casi medio año.

Hundido a unos 15 metros de profundidad
En la actualidad, casi 38 años después de su hundimiento, el 'Afroditi-P' continúa siendo motivo de peregrinaje, aunque en clave submarina. La proximidad a la costa y la profundidad a la que se encuentra (unos 15 metros aproximadamente) hacen del barco un atractivo para los amantes de esta práctica.

CENTOLLOS Y FANECAS
Quienes han descendido hasta los restos del barco explican que allí pueden encontrarse especies como centollos, fanecas y sargos. Además, todavía son perfectamente visibles numerosas partes del casco del buque.

Comentarios