La búsqueda del narcovelero fantasma

EL BARCO DE FERNÁNDEZ PAJUELO, AL DESCUBIERTO ▶ Uno de los detenidos tras la caída de las planeadoras en la ría de Arousa a finales de marzo tiene un buque con capacidad para transportar más de 10 toneladas de cocaína. Sospechan que pudo introducir mucho más
Imagen del barco investigado en diciembre pasado en Portonovo. DP
photo_camera Imagen del barco investigado en diciembre pasado en Portonovo.

SU ARMADOR fue detenido tras la interceptación de las dos planeadoras cargadas con cuatro toneladas de cocaína en la ría de Arousa. Su patrón, piensa la Policía, consiguió continuar su singladura y realizar otra entrega de estupefacientes antes de esfumarse. Algunos piensan que, tal y como ocurre con los semisumergibles, los narcos optaron por hundirlo tras realizar la entrega de la droga. Otros creen que la organización a la que presuntamente pertenece, la más poderosa de cuantas se dedican al ilícito negocio en Galicia, consiguió hacerlo invisible a ojos de las autoridades. Lo cierto y palpable es que el velero Benirrás ya no es un fantasma, aunque lo parezca. Aparece en los autos judiciales de la operación Lince desarrollada por Policía y Guardia Civil a finales de marzo, justo al principio de lo más duro del confinamiento.

Las horas posteriores a la interceptación de las dos planeadoras en O Grove y Cambados con unos 3.700 kilos de cocaína fueron frenéticas para la Udyco y el Edoa de Pontevedra, las dos unidades que mantienen muy viva la investigación varios meses después. Tras conocer en base al testimonio de un testigo que ahora mismo tiene el carácter de protegido que se había producido una tercera descarga en las cercanías del puerto de A Guarda, detuvieron a los hermanos Fernández Pajuelo (el mayor, supuestamente, venía a bordo de la zodiac que transportó los fardos) y a varias personas más que colaboraron con ellos en el traslado de las estupefacientes a un lugar seguro, algo que consiguieron antes del registro policial del antiguo bar La Guagua y la nave anexa al mismo.

De ese allanamiento, eso sí, se extraen otras conclusiones. La primera, que en las bolsas negras que allí se guardaban se había transportado droga pocas horas antes (en base a la pericia de los perros adiestrados, que así lo marcaron). La segunda, la probable implicación del velero Benirrás, propiedad de uno de los citados investigados, en el transporte marítimo del alijo, ya no solo de esos 4.000 kilos (lo decomisado más la comisión que lograron introducir en A Guarda), sino de una cantidad superior, difícil de cuantificar, pero probablemente enorme, en vista de lo ocurrido semanas después y teniendo en cuenta la capacidad del narcovelero.

MUY VIGILADO. La embarcación sospechosa llevaba tiempo siendo vigilada de cerca por las autoridades policiales que operan en la provincia de Pontevedra. No en vano, apenas unas semanas después de la caída del semisumergible de Aldán, en diciembre de 2019, Policía y Aduanas la registraron de cabo a rabo después de trasladarla al puerto de Portonovo. Tenían indicios que apuntaban a que podría haber descargado un gran alijo en la misma entrada de la ría, pero la mala para de aquellos días les impidió llegar a ella antes que las planeadoras. En aquella ocasión el barco, con una capacidad de carga de más de 10.000 kilos de cocaína aprovechando su gran tamaño, estaba limpio, por lo que volvió a hacerse a la mar.

En aquel momento, los dispositivos de control y posicionamiento de los que disponen todas las embarcaciones que navegan de forma lícita dejaron de emitir señal alguna desde el Benirrás. Las autoridades le perdieron la pista, y también a la persona que normalmente estaba en su puesto de mando. Esa persona no era Fernández Pajuelo, sino otro individuo que se halla en paradero desconocido desde entonces y que, al igual que otros de los investigados, se relaciona policialmente con el más conocido de todos los narcotraficantes gallegos, que, curiosamente, ha tenido su principal base de operaciones muy cerca de donde apareció la segunda de las lanchas en la madrugada del 28 de marzo.

Entre las personas que se buscan en el marco de un sigiloso trabajo de las Fuerzas de Seguridad que no se ha detenido desde entonces está no solo el hombre que presuntamente pilotaba el narcovelero, sino también otra persona de la máxima confianza de Sito Miñanco que se halla prófugo desde la operación Mito, cuando cayó el capo cambadés con gran parte de su presunta organización criminal. Los lazos entre unos y otros no han podido ser acreditados por el momento, pero están muy claros para las autoridades. Pocos son quienes pueden organizar alijos de 200 millones de euros hoy por hoy en Europa.

El almacén

Un precedente muy similar
El caso del velero Benirrás, que no ha podido ser interceptado con cocaína y que puede que ya nunca más aparezca, recuerda al de un buque que campó a sus anchas por el Atlántico a finales de la década de 2010 y del que, como este, se tenían fundadas sospechas de que era el surtidor de los grandes alijos de coca del momento. El Almacén (así se llamó) había sido fletado presuntamente por el recientemente investigado Chiche Smith, presunto capo de la droga en Venezuela. En su caso, como en este, se pensaba que tenía capacidad para abastecer a varias organizaciones criminales de ambos lados del charco.

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