De Portonovo a la Ruta 66

El presidente del colectivo de Portonovo, Luis Dobarro, realizó el pasado verano más de 3.000 fotografías durante su periplo por el emblemático trayecto estadounidense, a través del cual se recorre el país norteamericano de Este a Oeste

Dobarro (primero por la derecha) estuvo acompañado por tres amigos. En dos semanas recorrieron unos 6.000 kilómetros
photo_camera Dobarro (primero por la derecha) estuvo acompañado por tres amigos. En dos semanas recorrieron unos 6.000 kilómetros

UNA ENORME SONRISA ilumina el rostro de Luis Dobarro. Para él, 2017 será siempre muy especial, ya que fue el pasado verano cuando tuvo la oportunidad de cumplir uno de sus grandes sueños: cubrir la Ruta 66 en moto. Acompañado por otros tres amigos, el presidente de la Asociación Ollares de Portonovo, uno de los colectivos más importantes de la comarca en clave de fotografía, completó en dos semanas más de 6.000 kilómetros, desde Chicago hasta Los Ángeles. Como no podía ser de otra manera, su cámara trabajó a pleno rendimiento. Cinco meses después, todavía sigue retocando imágenes. "Tengo listas unas mil aproximadamente, pero calculo que durante el viaje se hicieron más de 3.000". Aunque se trató de un proyecto a título personal, la bandera de Ollares se dejó ver en algunos de los puntos más emblemáticos de la legendaria ruta, a la que Luis y sus acompañantes le añadieron alguna que otra visita a mayores. "Se podría decir que hicimos la ruta 66,5", bromea. Además de colgar varias fotos en el blog de la agrupación, Dobarro no descarta que la experiencia sirva como impulso para dar vida al proyecto Ollares por el mundo. "A la gente que está en la asociación el encanta viajar y nos animamos unos a otros para publicar las fotografías de los países que visitamos", explica.

UNA AVENTURA. El sanxenxino, que reside en Portonovo, repite en varias ocasiones que todo lo vivido en los Estados Unidos «no fue un viaje, sino más bien una aventura ». En realidad, en algunos momentos llegó a ser una auténtica odisea. Y es que también hubo que sobreponerse a problemas inesperados, como el robo que sufrió la expedición mientras hacía un alto en el puente de Saint Louis, en el río Mississipi. "Alquilamos dos motociletas y un turismo. Salimos un momento a tomar unas instantáneas y, al volver, alguien había roto una ventanilla. Se llevaron un portátil, una mochila y dinero en efectivo", relata Luis, que también se estremece al recodar las tormentas. "En cuestión de unos segundos caían auténticas trombas de agua, era algo espectacular". Eso sí, cualquier molestia o experiencia inquietante ("algunos de los moteles en los que nos alojamos realmente acojonaban", admite entre risas) quedó suficiente compensada con las vistas al Gran Cañón del Colorado y a la histórica prisión de Alcatraz o la posibilidad de conocer Chicago, que son algunas de las experiencias que el sanxenxino no cambiaría por nada.

Al presidente de Ollares también le llamó poderosamente la atención las enormes diferencias que existen entre la zona costera estadounidense y el interior. "En ocasiones parece que estás en países totalmente diferentes. Arizona o Texas tienen parajes que son espectaculares, mucho más llamativos que cuando los ves por televisión", indica, a la vez que destaca las altísimas temperaturas que llegaron a soportar (hasta 47 grados en algunos momentos del día).

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