Cae en Madrid un prófugo buscado por trabajar para Oubiña y Miñanco

Manuel Miranda Velasco llevaba 15 años en búsqueda y captura y se había injertado piel propia en la punta de los dedos para evitar el control dactilar ► Se le vincula con varios alijos

A los pocos días del estallido de la operación Grumete, un tremendo despliegue policial que acabó con la desarticulación de la organización de Sito Miñanco en el año 2001, un individuo realizaba gestiones en África en favor del capo cambadés. Intentaba que funcionarios de Togo declarasen a favor de los narcos y en contra de la actuación de la Policía en la intervención de los buques. Acabaría siendo procesado junto a su supuesto jefe, aunque no cumplió condena. Años antes, esa misma persona comparecería junto a Laureano Oubiña por el alijo de 12.500 kilos de hachís del barco Regina Maris. Manuel Miranda Velasco, asturiano de nacimiento y relacionado desde hace décadas con los grandes capos de la ría de Arousa, fue detenido el martes en Getafe en virtud de las cuatro órdenes internacionales de búsqueda y captura que pesaban contra él desde 2003, cuando, además de los anteriores asuntos, se le consideró uno de los cabecillas de un nuevo intento de introducción de un gran alijo, en aquel caso en el navío Cork. 

Manuel Miranda cayó en manos de los especialistas antidroga de la Brigada Central de Estupe facientes, que dieron con él tras laboriosas gestiones que cristalizaron esta semana con su detención final. 

MAESTRO DEL DISFRAZ. Miranda, que, a diferencia de su hermano, que cumplió condena por narcotráfico a principios del siglo XXI, había logrado esquivar (hasta ahora) la acción de la Justicia, tomaba precauciones de toda clase para evitar ser descubierto y seguir trabajando, supuestamente, en su negocio de toda la vida: el tráfico internacional de estupefacientes. 

Así, comenzó por someterse a una complicada intervención quirúrgica para eludir los controles de huellas dactilares. Para ello, le practicaron microinjertos en los dedos con piel que, a falta de un análisis más profundo, parece proceder de su propio cuerpo, tal vez de los pies. 

Junto a ello, efectuó las gestiones oportunas para conseguir dos identidades falsificadas que le permitían superar las aduanas, una a nombre de un súbdito peruano y otra de un supuesto ciudadano croata. 

Tras su arresto, Miranda Velasco se expone a una larga estancia en prisión, si bien la Justicia tendrá que analizar si algunos de los delitos que cometió junto a Miñanco y Oubiña han prescrito.