Dorgambide operaba desde O Salnés a Portugal, Huelva y la costa atlántica marroquí

La Policía eleva a 27 el número provisional de detenidos de una red narcocriminal que usaba tanto lanchas rápidas como barcos pesqueros
Principal alijo incautado por la Policía Nacional a la organización gallega en Huelva y Ramón Dorgambide, esta semana en los juzgados de Vilagarcía. DP
photo_camera Principal alijo incautado por la Policía Nacional a la organización gallega en Huelva y Ramón Dorgambide, esta semana en los juzgados de Vilagarcía. DP

La gran operación policial que explotó en la madrugada del lunes en el corazón de O Salnés desveló la auténtica dimensión narcocriminal de la red desmantelada por el Greco Galicia. El entramado presuntamente dirigido y financiado por Ramón Dorgambide, alias El Panadero, desde su chalé de Vilagarcía de Arousa, tenía capacidad operativa para recoger grandes alijos de hachís en las costas atlánticas de Marruecos y transportarlos hasta la Península, también en el Atlántico (principalmente por Huelva), lejos de los ojos y los oídos de las autoridades.

Esto fue así hasta que la Policía Nacional detectó su modus operandi e incautó, uno detrás de otro, dos alijos que suman más de cinco toneladas de la valiosa resina de cannabis producida en el Norte de África.

El Ministerio del Interior, que hizo público este jueves el balance de la operación (provisional, según subrayan los investigadores), elevó a 27 el número de detenidos, cinco de los cuales ingresaron en prisión, entre ellos el presunto capo y el procurador del Colegio de Pontevedra –Manuel Abalo– que, según parece, estaba a su servicio. El propio Fernando Grande-Marlaska valoró positivamente la operación, señalando al Sur de España como su gran preocupación e indicando que las mafias gallegas también operan en la zona de manera muy activa.

Sobre la organización, se sabe que disponían tanto de lanchas rápidas fabricadas en astilleros portugueses como de barcos pesqueros con base en A Illa de Arousa, entre otras localizaciones, y que efectuaban largas singladuras para recoger la droga y regresar a Galicia. En ocasiones hacían relevos de tripulación y mantenían las embarcaciones varios días en el agua.