Los ahora condenados fueron objeto, junto a varias personas más que han sido juzgadas en otros procesos separados, de una laboriosa investigación a cargo del ahora desaparecido Grupo Operativo de Tráfico Medio de Estupefacientes de la Comisaría de Pontevedra, que culminó con el citado registro en Ribadumia y otros en el poblado de San Simón, en Baión (Vilanova), entre otros enclaves.
En el caso concreto de las tres personas que ahora reconocen los hechos (segunda atenuante, además de dilaciones indebidas, confesión tardía), fueron cazados in fraganati en distintos puntos de O Salnés realizando transacciones de sustancias estupefacientes, especialmente heroína.
Para tener clara la relevancia criminal del individuo que dirigía el laboratorio basta con ver los hallazgos policiales en su vivienda de Ribadumia: hasta cuatro básculas de precisión, dos molinillos de café,una prensa y tres planchas metálicas (todo ello con restos de drogas), innumerables teléfonos móviles y tarjetas, varios kilos de productos químicos empleados para cortar la droga y diversos útiles e indicios más.
Las penas pactadas para los tres, dos años de prisión y multas de entre 9.000 y 30.000 euros.