El mar donde los cetáceos hallan el cielo

Delfines, orcas, marsopas y hasta ballenas encuentran en las aguas exteriores de las Rías Baixas el mejor supermercado e incluso se animan a acercarse a la costa. Así ha sido siempre, aunque ahora la labor de entidades como el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), con sede en O Grove, han puesto esta zona de la costa atlántica en el mapa de los paraísos de los cetáceos.
Delfín. INSTITUTO PARA EL ESTUDIO DE LOS DELFINES MULARES (BDRI)
photo_camera Delfín. INSTITUTO PARA EL ESTUDIO DE LOS DELFINES MULARES (BDRI)

La imagen de delfines surcando las aguas de las Rías Baixas se ha convertido en una estampa habitual de los veranos gallegos que, no por repetida, pierde expectación. Pero este simpático e inteligente mamífero no es el único cetáceo que se deja ver en la costa del sur de Galicia: desde imponentes ballenas a –relativamente– pequeñas marsopas, pasando por las temidas orcas, eligen esta zona, muy rica en alimento, para celebrar auténticos festines. El fenómeno, aunque pudiera parecerlo, no es nuevo. Galicia ha estado siempre en el punto de mira de estos animales, pero su presencia nunca se había analizado científicamente y, por lo tanto, carecía de difusión. La situación cambió gracias a entidades como el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI, siglas en inglés de Bottlenose Dolphin Research Institute), creado en 2004 en Cerdeña para investigar el comportamiento de la fauna marina y, desde 2014, afincado en O Grove. Su labor ha permitido situar a las Rías Baixas en el mapa de los paraísos de los cetáceos.

"La ciencia también es difusión. Nosotros tenemos que difundir lo que observamos, pero si no estamos ahí para mostrarlo parece que no hay –explica el biólogo Bruno Díaz, doctor en Ecología y director del instituto arousano–. Un ejemplo: este año en la prensa no se ha hablado de la ballena azul, ¿por qué? Porque no nos dedicamos a trabajar en esta especie en concreto. Aunque hemos tenido un avistamiento, a diferencia de los dos años anteriores, que tuvimos un apoyo para hacer un estudio con el ministerio para determinar la presencia de esta especie en nuestras aguas, este año no lo hemos tenido y por eso no se está hablando nada".

Delfines surcando las aguas de las Rías Baixas. INSTITUTO PARA EL ESTUDIO DE LOS DELFINES MULARES (BDRI)
Delfines surcando las aguas de las Rías Baixas. INSTITUTO PARA EL ESTUDIO DE LOS DELFINES MULARES (BDRI)

Pero, se hable o no, las Rías Baixas, igual que para los humanos, también son un edén para los cetáceos. Y así ha sido siempre. "Sin duda alguna, es la zona más importante de la península Ibérica en lo que respecta a la diversidad de cetáceos –afirma Díaz–. El afloramiento costero, de Fisterra hacia el sur, es muy fuerte, es decir, las aguas frías de profundidad aportan un montón de nutrientes. De hecho, la gran productividad de marisco y pescado depende de ello. Por lo tanto, todos estos animales que están en la cadena trófica a niveles superiores siempre han estado, a lo mejor y desafortunadamente en números mayores en algunas especies como la ballena azul, que estuvo a punto de exterminarse".

"Las Rías Baixas es la zona más importante de la península en cuanto diversidad de cetáceos"

En lo que respecta a este verano, "la presencia de cetáceos ha sido dentro de la normalidad". "Científicamente hablando, es muy parecida a la de otros años, con los datos que estamos trabajando, se mantiene y eso son buenas noticias siempre –afirma–. Tenemos constancia de calderones comunes, ballenas azules e incluso alguna ballena jorobada, que pasan cada cuatro o cinco años y este año ha habido de nuevo. Son especies que están fuera de las rías. Dentro de las rías tenemos delfines mulares, delfines comunes en ocasiones, calderón gris...".

Orcas

Aunque los avistamientos son los "típicos" de esta época del año, este verano ha habido una "particularidad": el grupo de orcas que hace unas semanas entró en la ría de Arousa. "Entraron por Ribeira y volvieron a salir. Una situación con la que antiguamente los pescadores ya estaban familiarizados, pero hacía años que no ocurría y ocurrió. Entraron y salieron. Ahora se le ha dado mucho revuelo por todos los incidentes que han provocado y parece que nunca hubiese orcas, pero evidentemente las orcas pasaban. A lo mejor no se daba la situación de que entrasen en la ría. Y si lo hicieran de noche nadie se enteraba. Con respecto a las orcas, como nos encargamos del desarrollo de una aplicación, Orcinius, para la Xunta de Galicia, estamos tratando de obtener la máxima información de cara a estudios científicos para entender un poco mejor los movimientos de estos animales", apunta.

"Antiguamente los pescadores ya estaban familiarizados con la presencia de las orcas"

El delfín mular, el rey

Con el permiso de orcas y ballenas, en las Rías Baixas el rey es el delfín mular, conocido también como delfín de nariz de botella o, en Galicia, como arroaz. "En términos técnicos es la especie más común, lo que cualquier gallego va a ver paseando en nuestras rías, cerca de la costa –precisa el experto–. En términos de número de ejemplares eso ya cambia porque fuera de las rías existen los delfines comunes, que pueden llegar a formar un grupo de 500 ejemplares. A lo mejor van y vienen grupos y hay cientos de ejemplares. En cambio, los delfines mulares son determinados ejemplares que viven todo el año aquí y al final los números van a estar siempre por debajo de los 400 ejemplares en todas las Rías Baixas".

Las diferencias entre ambas especies son evidentes: "El delfín mular es un animal de tres metros y medio, de gran envergadura, de color gris uniforme, el Fipper que uno ve en las películas, es decir, el delfín de los delfinarios. En cambio, el delfín común es mucho más pequeño en tamaño, poco más de dos metros. Son ejemplares con una coloración especial, con una especie de reloj de arena dibujado en el flanco, con una zona amarillenta, una grisácea... Además, el rostro del delfín común es diferente porque el pico es mucho más afilado. A lo mejor cuando sacan la aleta te pueden confundir, pero basta que salte fuera del agua y ya lo reconoces".

¿Y qué hay que hacer si nadando, surfeando o navegando te encuentras un delfín cerca? La respuesta es sencilla: "Nada. Disfrutar el momento pero sin tratar de interaccionar. Frente a la imagen del delfinario, la sonrisa y esas cosas, más que nada hay que decir que el delfín no es un juguete, son animales salvajes. Uno no se puede bañar con estos animales porque hay un decreto ley que lo prohíbe por seguridad para los animales y para las personas. Si tú estás en el agua nadando o surfeando y se te cruza un delfín o un grupo de delfines, simplemente observa y disfruta del momento sin necesidad de acercarte. Nunca hay que tocar, hay que evitar siempre el contacto físico. No van a hacer daño. Pueden asustar porque son animales grandes pero ellos van a lo suyo". En este sentido, Díaz pone un ejemplo muy claro: "Tú puedes tener caballo y montarlo regularmente, pero tú nunca te vas a ir a un curro o al medio del monte a intentar montar un caballo salvaje. Son la misma especie pero no son lo mismo. A veces la gente cree que los delfines son como los ponis para montar a caballo y no, no es que sean agresivos con el hombre, pero evidentemente también un caballo salvaje puede matar a una persona. No quiere decir que se la vaya a comer ni que sea un animal malo que quiera atacar, sino que debido a su corpulencia y a su gran tamaño supone un riesgo. Por lo tanto, hay que respetarlos y disfrutarlos a distancia, observándolos, pero no intentar imaginar que es un delfín de juguete y que te puedes tirar encima de él e intentar abrazarlo".

"Si se te cruza un delfín o un grupo, disfruta del momento sin interaccionar"

Simpatía, inteligencia, bondad, sociabilidad... son algunos de los adjetivos que acompañan siempre al delfín mular, todos ellos merecidos. "Es extremadamente social. De hecho, nuestros estudios este año están enfocados a ello y estamos trabajando con esas relaciones madre-cría y otros aspectos. Es una especie comparable con los primates superiores, con los chimpancés. No hay apenas diferencias comportamentales –señala Bruno Díaz–. Publicamos hace años un trabajo mostrando claramente como la madre de delfín mular que pierde a la cría va a sufrir un luto e intenta mantener la cría a flote esperando a ver si se recupera o no. Son situaciones que se tienden a antropomorfizar, pero realmente existen esos lazos sociales fuertes y comportamientos como puede ser el duelo hacia una cría muerta por parte de la madre. Socialmente son muy complejos –recalca el biólogo–. A veces la gente habla de familias, pero no es así. No son familias cerradas, sino que son sociedades muy abiertas. Le llamamos sociedades de fisión-fusión porque son comunidades, parecidas incluso a la humana, que están estableciendo contactos sociales de forma muy continua con diferentes individuos. Están una hora con un grupo y luego un ejemplar decide irse con otro grupo. Existe mucha fluidez y es una sociedad verdaderamente compleja, pero si escogen a compañeros en determinados contextos es porque existe la razón para ello y es muy interesante explorar eso".