En la más estricta intimidad se celebró ayer la ceremonia fúnebre por Ignacio Cal García, el hostelero de Sanxenxo fallecido a primera hora del viernes, tal como había solicitado la familia del hostelero. El acto tuvo lugar en el Templo Nuevo, al que además de familiares y los amigos más cercanos también acudieron agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil.
Mientras, siguen las investigaciones con la finalidad de determinar la causa de su fallecimiento, acaecida a las 7.30 horas del día 4 a unos 40 metros del lugar donde se produjo un accidente de tráfico en el que uno de los implicados fue su hijo, de 33 años, que fue puesto en libertad después de haber declarado tras presentarse voluntariamente a hacerlo en la sede policial.
Según fuentes de la investigación, el hijo de la víctima regresaba de una fiesta cuando se produjo el accidente y abandonó el lugar. Poco después fue hallado el cadáver de su padre en una pista y su vehículo se encontraba aparcado en un callejón próximo al edificio de la discoteca Pirámide, en el que se desplazó hasta el lugar del accidente. No trascendió si ambos sucesos están relacionados.
La investigación se está llevando a cabo bajo un total hermetismo y se apoya en pruebas de tipo forense y tecnológico, como el análisis de los teléfonos del fallecido y de su hijo. Otra vía son los resultados de la autopsia realizada al cuerpo de Ignacio Cal García, de 62 años, que no fueron concluyentes, aunque en un primer momento se aguardaba que arrojasen luz sobre las circunstancias que rodearon este suceso que provocó una notable conmoción en Sanxenxo, donde era muy conocido.
