La decisión del Gobierno local de Poio de acudir a la Justicia para tratar de impulsar la construcción de la futura Estación Depuradora de Augas Residuais (EDAR) en el lugar de Pampaído, perteneciente a la parroquia sanxenxina de Dorrón, no quita el sueño a Telmo Martín. El alcalde del municipio turístico apuesta por mantener la buena sintonía con la villa vecina y se muestra comprensivo con la medida. No obstante, considera que los números dan la razón a Sanxenxo a la hora de oponerse a esta actuación, que será acometida por la Xunta de Galicia una vez que disponga del terreno necesario.
Martín explica que "el Concello de Poio puede reclamar lo que considere oportuno y, si considera que debe acudir a la vía judicial, está en su derecho". No obstante, el líder del bipartito sanxenxino puntualiza que el ayuntamiento de la comarca de O Salnés no debería estar obligado a acoger la EDAR, toda vez que "el 90% de los vertidos que se realizan a la ría de Pontevedra provienen de Poio. Teniendo en cuenta esa cifra, lo lógico es que la EDAR se construya en su territorio y no en el nuestro".
El Concello de Sanxenxo dispone desde hace varios años de una depuradora propia, ubicada en el lugar de Paxariñas (Adina). Además, también se beneficia de las instalaciones ubicadas en Dena (Meaño). Este es el argumento que ha manejado en varias ocasiones la Administración local a la hora de descartar la construcción en Pampaído.
Por su parte, el Ayuntamiento de Poio entiende que el Plan Director de Infraestruturas que contempla esta actuación todavía está vigente, a pesar de que fue aprobado hace más de un cuarto de siglo. Otro de los argumentos en los que se basa el bipartito poiense a la hora de defender esta postura es que, por cuestiones técnicas, el emplazamiento ideal para una EDAR de estas características es en la boca de la ría.
RECHAZO VECINAL. Hace algo más de una década, a finales de 2007, Poio y Sanxenxo alcanzaron un preacuerdo para ubicar la depuradora en este emplazamiento. La entonces alcaldesa sanxenxina, Catalina González, exigió que la instalación estuviese soterrada "para causar el menor impacto ambiental posible".
Este hecho provocó un importante malestar vecinal en Dorrón. El rechazo por parte de numerosos residentes fue una de las causas por las que, finalmente, el acuerdo no cristalizó. A día de hoy, Poio continúa sin disponer de esta infraestructura.
Esta fue una de las explicaciones dadas por el Gobierno local poco después de la marcha de Telmo Martín en 2006. Otra preocupación era el impacto paisajístico, ya que "sería preciso acometer un desmonte de 100 metros en la zona".
