Solidaridad desde el garaje

ALUPA ▶Paula Ojea es la presidenta y fundadora de una asociación sanxenxina que atiende a 200 familias sin recursos de toda Galicia. Por y para ellas, ha organizado toda una red de donaciones de todo tipo desde su casa, en Nantes, dedicada a una labor con la que lleva 17 años de su vida y que, asegura, es su vocación. "Recibo llamadas a todas horas", señala
Paula Ojea (izquierda) organiza las donaciones con una colaboradora en el garaje de su casa. RAFA FARIÑA
photo_camera Paula Ojea (izquierda) organiza las donaciones con una colaboradora en el garaje de su casa. RAFA FARIÑA

TRAS LAS puertas de una casa ubicada en el corazón de Nantes se esconde todo un mundo de solidaridad y de entrega a los demás. Se trata de la vivienda de Paula Ojea, presidenta y fundadora de la asociación Alupa, a la que acuden "familias de toda Galicia" que necesitan ayuda. El garaje de la casa de esta sanxenxina es, en su totalidad, un improvisado almacén donde, ayudada por algunos familiares y colaboradores, Paula dobla y ordena mantas, sábanas, colchas y cortinas; en donde lava y tiende ropa donada; guarda y clasifica almohadas, zapatos, utensilios de bebé, comida y algún que otro mueble. Pues la necesidad es mucha y muy variada, sobre todo en esta época en la que, asegura, "recibimos más demandas". "Los cambios de estación son los más duros", cuenta.

A Paula la conocen por el boca a boca. Lleva 17 años dedicándose a los demás, y asegura que nunca le ha fallado a nadie. "Hace unas semanas pagamos un transporte a una familia de Brión para ir a recoger unos muebles que les habían donado. Al llegar al punto de recogida, resultó que los muebles no valían, y para que no se fueran con las manos vacías, les regalé el mueble del salón de mi casa, que había comprado hacía seis meses", relata. Y esta solo es una de muchas anécdotas. Pues, a lo largo del recorrido de la asociación, esta sanxenxina ha ayudado a alrededor de 500 familias, y actualmente atiende a 200 simultáneamente. "Se trata de gente normal y corriente, muchos son vecinos. Hay familias que en algún momento tuvieron dinero, y que en vez de pedir ayuda en el Concello o en otra institución prefieren enviarme un mensaje". Entonces Paula va a su casa y les conoce. "A todos. Les conozco a todos. Y mis ahijados me conocen a mí también", cuenta, en referencia a los niños y niñas de las familias que atiende. "Por supuesto, ayudo a todo el mundo que me lo pide, pero me vuelco en especial con ellos". Y, enseguida, la confianza es mutua. "Puede engañarme una persona de cada cien, pero hoy en día ya no me pasa eso porque son muchos años", dice.

IBA PARA MONJA. Los 17 años de dedicación van pesando a las espaldas de Paula. Aunque cuenta con la inestimable ayuda de sus tres hijos mayores, Alejandro, Lucas y Paula, que dan nombre a la asociación, y también con Jimena, su hija pequeña, la fundadora de Alupa asegura que se trata de una tarea que la absorbe por completo. "Recibo llamadas a todas horas, hasta las tantas de la mañana". Pero ella sigue adelante, y espera que algún día sus hijos tomen el relevo. "Ayudar a los demás" es una inquietud que comenzó siendo niña. "Siempre me involucré con las donaciones en el colegio, mi vocación era ser monja. De hecho, estuve con ellas en Tui una temporada. Este siempre fue mi mundo", dice. El nacimiento de su primer hijo le cambió la vida, pero no los planes.

Hoy, Alupa responde a esa necesidad de dar sin recibir nada a cambio. "Estoy muy orgullosa de lo que hago. No recibo ayudas económicas de ningún tipo", explica. Y eso es lo que le ha hecho ganarse la confianza de sus donantes. "Tengo bastantes respaldos. Cuando hay una demanda y yo no tengo algo, lo publico en nuestra página de Facebook y enseguida recibo la donación. Sea comida para abastecer a una familia entera o un colchón. Ahora mismo estamos preparando un envío de mochilas para el colegio para niños de El Salvador", cuenta. "Recibimos mucha ayuda de restaurantes de la zona y de particulares. Confían en mí porque saben que lo que donen va a llegar a su destino", explica. "Esta es una época dura para muchas familias que se ven en una situación muy difícil pero, para mí, pedir para ellos nunca será duro".

Ayuda. "Necesitamos más colaboradores"
Las solicitudes en forma de ropa y comida crecen a pasos de gigante y, desde Alupa, Paula Ojea reclama "ayuda desinteresada". "Lo que más nos suele pedir la gente es ropa de cama, pero en estos momentos andamos escasos de alimentos, pañales y comida para bebé. Nos vendría bien algún donante que pudiera surtirnos de estos productos, quizás un supermercado".

Por otra parte, la necesidad de almacenaje ha sobrepasado las expectativas. "Mucha gente viene a casa a recoger cosas todos los viernes, y almaceno mucho en el garaje. La asociación de moteros nos deja su local para guardar cosas de vez en cuando, ya que tuvimos que cerrar el nuestro en Portonovo porque no podíamos pagarlo", cuenta Paula, que pronto abrirá un almacén en Pontevedra con la ayuda de Transportes Ojea, propiedad de su familia. La empresa también es un soporte para distribuir las donaciones pero, dice, "necesitamos personas que nos ayuden a doblar, almacenar, transportar y recoger entre las diferentes ciudades. Quien pueda ayudar, será bien recibido".

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