La Madama de Silgar celebra sus bodas de plata en soledad

La emblemática escutura creada por Alfonso Vilar y hoy símbolo de Sanxenxo cumple 25 años en pleno confinamiento
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photo_camera La Madama, frente a la playa de Silgar vacía. GONZALO GARCÍA

Al salir el solvla madrugada del 30 de abril de 1995, Sanxenxo despertó con una nueva inquilina en la cima del Corbeiro, la característica roca situada a unos metros de la playa de Silgar. La Madama, querida y odiada entonces, ya no se despegó de ella jamás.

La que hoy es un símbolo de Sanxenxo, como ocurre con todas las cosas nuevas o diferentes, despertó una gran polémica en la época. En octubre de 1994 la Comisión de Urbanismo aprobó el proyecto, y a principios de 1995 ya se podía vislumbrar que la Madama de Silgar sería una realidad, presupuestada en alrededor de ocho millones de las antiguas pesetas (48.000 euros), tras la aprobación por parte de la Corporación municipal, encabezada en aquel momento por el alcalde socialista José Luis Rodríguez Lorenzo. El permiso de la Dirección General de Costas del Estado y la luz verde del Pleno en una sesión en la que solo hubo abstenciones por parte de dos concejales del BNG y del CNG, fueron las últimas dos piezas que encajaron para poder fijar una fecha de instalación de la escultura en la cima de la emblemática roca. Y, aunque todo parecía indicar que, tal y como pretendía el Gobierno local, Sanxenxo tendría un "símbolo de identificación del municipio", un grupo de vecinos alzó la voz contra la modificación del pedestal natural elegido para la Madama, lugar de recreo de cormoranes y hábitat de especies marinas. El asunto causó un gran revuelo y llegó a oídos del Ministerio de Medio Ambiente. Pero la decisión ya estaba tomada.

INSTALACIÓN APURADA. La historia de la Madama con el Corbeiro fue de todo menos fácil. Las propuestas e iniciativas antes de su aparición en escena fueron, cuanto menos, curiosas. El propio Gobierno local, dirigido por el popular Elisardo Balboa a principios de aquella década, ya trató de instalar una fuente luminosa en la cima de la roca. A lo largo de los años se sucedieron algunas propuestas más por parte de veraneantes y vecinos, como la donación de un cruceiro, o la idea de replicar la sirenita de Copenhague. Finalmente se impuso la visión del escultor de Vilalonga Alfonso Vilar Lamelas de una figura femenina, inspirada en una vecina de Vilalonga de la que todavía hoy se desconoce la identidad.

La esbelta Madama, bautizada por el Concello tras consultar con varios expertos, en alusión a las mujeres mitológicas, la noche, la luna y el mundo marítimo, iba a presentarse en sociedad a finales de abril, en una inauguración que ya había sido aplazada por el temporal. De nuevo, esa presentación estuvo a punto de no llegar a producirse.

El nombre de Madama hace referencia a las mujeres mitológicas, la noche, la luna y el mar

Unos días antes comenzaron los trabajos de instalación. Un empresario local había ofrecido uno de sus barcos para realizar los trabajos, pero el primer intento no fue suficiente."O mar estaba demasiado revolto", rememora el ex regidor, Rodríguez Lorenzo. Mientras, la estatua esperaba envuelta en una lona en la dársena de Portonovo, ante la expectación del vecindario, intrigado por aquella creación de Vilar Lamelas, que acompañaría en los años futuros una de las puestas de sol más bellas de la ría.

No fue hasta el mismo día de la inauguración, con el mar en calma, cuando la Madama coronó por fin la cima del Corbeiro. Los operarios tuvieron que subir al barco un camión grúa, mediante el que se pudo acoplar la escultura, provista de varias barras de hierro en su interior a prueba de temporales. Soldadura y una cola especial hicieron el resto del trabajo que unió a la Madama y al Corbeiro para siempre. "Ata o último momento pensei que non a iamos poder inaugurar", confiesa Vilar Lamelas 25 años después. La hazaña se logró aquel día de madrugada, "coa saída do sol".

SOLITARIA. Poco tiempo después los cormoranes lograron vencer su timidez ante la presencia de la nueva inquilina y volvieron a recrearse en el Corbeiro, a su lado, bajo la atenta mirada.

Hoy las aves y los peces son toda su compañía. La Madama, símbolo indiscutible de Sanxenxo, celebra sola sus 25 años, ante un arenal vacío de risas, de juegos y de Semana Santa. El turismo que otros años abarrotó la playa de Silgar y el paseo, permanece confinado en sus casas estas vacaciones. Ya no hay bañistas atrevidos que se lancen a llegar nadando a saludarla, ni su silueta sale a lo lejos en las fotos de las puestas de sol.

Un día la Madama fue el sueño de Alfonso Vilar. que en varias ocasiones había reconocido que le gustaría dar vida a una figura que solo podría situarse en un lugar de honor como es el Corbeiro. Su creador, fallecido en 2011, solo vio aniversarios felices de la Madama en el abril de Sanxenxo, en jornadas de playa y también de temporal, pero siempre rodeada de gente. Ahora la escultura es también, sin saberlo, el sueño de todos aquellos que tendrán que esperar un año más para disfrutar durante una jornada entera de su visión lejana. Quizás, de ahora en adelante, la vean con nuevos ojos.

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