18 años y 6 meses de cárcel por el caso de narcotráfico en el Puerto de Marín

El banquillo de los acusados, durante el juicio celebrado el pasado 25 de junio (Foto: Javier Cervera-Mercadillo)
photo_camera El banquillo de los acusados, durante el juicio celebrado el pasado 25 de junio (Foto: Javier Cervera-Mercadillo)

PONTEVEDRA. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha declarado culpables a los tres acusados por la operación de narcotráfico que pretendía introducir 275 kilos de cocaína en el Puerto de Marín. Un total de 18 años y seis meses de prisión ha sido la pena impuesta para los autores del delito.

La condena ascendió a siete años y seis meses de cárcel para el español Jose Luis Orbáiz, seis años para el ciudadano de origen colombiano Miguel Ángel Torres, y cinco años para Luis Fernando Cuesta, también de nacionalidad colombiana. Este último consiguió una rebaja de la pena de prisión gracias a un pacto de colaboración en el que corroboró las acusaciones del fiscal contra él y el resto de los inculpados.

En el banquillo de los acusados del juicio celebrado el pasado 25 de junio en la Audiencia Provincial de Pontevedra acompañaba a estos tres imputados Gloria María Hernández, ex pareja de uno de ellos. La mujer fue absuelta durante el juicio oral cuando el fiscal restiró las acusaciones contra ella al comprobar que desconocía la operación de narcotráfico en la que colaboraba su antigua pareja sentimental.

Según la sentencia, los acusados Jose Luis Orbáiz y Miguel Ángel Torres, ambos con antecedentes penales, llevaban desde finales de 1997 realizando gestiones para el transporte de estupefacientes desde Sudamérica hasta Galicia. Para ello contaron con el apoyo de Luis Fernando Cuesta (alias 'El Odontólogo'), que se encargó de conseguir la droga y de gestionar el envío.

En el juicio oral, tanto José Luis Orbáiz como Miguel Ángel Torres admitieron que se conocían, pero alegaron que su relación siempre fue estrictamente profesional. Según la declaración de José Luis en el juicio, su relación con Miguel Ángel (trabajador de una inmobiliaria) comenzó cuando entabló contacto con él para que le ayudase a buscar piso en Madrid, dado que viajaba frecuentemente a la capital. Ambos negaron que durante sus encuentros hablaran de barcos ni de ninguna operación para el tráfico de estupefacientes.

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