Araújo tiene pruebas y testigos que le alejan de la autoría del crimen de Sonia, Una conocida de la dependienta asegura haberla visto después de su desaparición, La jueza ya se posicionó una vez indicando que no veía indicios de delito en Araújo

Pontevedra volvió a exigir una respuesta a los hechos en la última manifestación en recuerdo de Sonia. r. fariña
photo_camera Pontevedra volvió a exigir una respuesta a los hechos en la última manifestación en recuerdo de Sonia. r. fariña

PONTEVEDRA. El levantamiento del secreto de las actuaciones sobre el caso de la desaparición de Sonia Iglesias no ha hecho más que elevar la inquietud sobre las circunstancias del crimen, algo en lo que coinciden plenamente las dos partes implicadas en el desarrollo futuro del procedimiento: el fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, que conoce los detalles desde el principio y que sigue trabajando en aras de esclarecerlo, y el letrado que defiende al procesado, que no se explica las causas por las que Julio Araújo continúa investigado por lo que la jueza califica como «un delito sin determinar».

El abogado de Araújo, que anticipó que va a solicitar el sobreseimiento parcial de la causa (en lo que se refiere a su patrocinado), asegura que no existe una base para la imputación del pontevedrés, y explica que la propia magistrada titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de la capital provincial, Rosa García Pardo, coincidió en su momento con ese planteamiento. «No existe una resolución judicial que explique los motivos de la imputación», señala el letrado, que anticipa que cuenta con un ‘plan B’ en el caso de que la jueza no admita su solicitud de archivo, mediante la presentación de nuevos testigos.

La principal sorpresa con la que se halló Araújo al conocer las actuaciones es la aparente endeblez de los argumentos acusatorios con los que cuenta la Policía (y la Fiscalía) en el momento actual: una llamada telefónica del imputado que repite en el monte Castrove efectuada el día de la desaparición a las 15.00 horas y un informe elaborado por un equipo de expertos en psicología criminal que estuvieron en Pontevedra analizando la personalidad de Julio Araújo concluyendo que «da el perfil» y basándose, entre otras cosas, en que la expareja de Sonia llegó a Massimo Dutti en un estado de excitación que no les pareció normal tras ser informado de los hechos, entre otras cuestiones.

La versión de Araújo

El imputado sostiene que dejó a su pareja a las 10.15 en el zapatero. «Solía dejar a Sonia en el centro, pero ese día había atasco», mantiene desde el primer momento. A continuación regresó a casa para llevar a cabo sus quehaceres habituales. Allí recibió una llamada en el teléfono fijo, según consta en las actuaciones, sobre las 11.30. Salió a tomar un café, a leer la prensa y comprar tabaco, según su testimonio (dice tener algún testigo de ello) y volvió sobre las 13.00 horas. El crimen, según la Policía, se produjo entre las 10.15 y las 11.45, cuando se halló la cartera de Sonia cerca del poblado chabolista de O Vao, un señuelo según los investigadores.

La llamada que se considera el segundo indicio repitió en el móvil del imputado en el monte Castrove sobre las 15.00 horas. Las anteriores, durante la mañana, lo hacían en pleno centro de Pontevedra (consta igualmente en las diligencias). El imputado explica que esa frecuencia se pudo detectar cuando, tras saber de la desaparición, se dirigía a Monte Porreiro para encontrarse con los padres y la hermana de Sonia, con quienes iba a recorrer los hospitales en busca de su expareja, al paso por Orillamar.

Otra cuestión que llama poderosamente la atención es el hecho de que no se haya añadido nada nuevo a las diligencias desde el 19 de julio de 2012 (fecha en la que declaró Araújo como imputado) hasta el día de hoy.

En definitiva, más sombras que luces, como se esperaba.

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