Calles con tantos nombres como vidas

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PONTEVEDRA. ¿A quién no le agradaría vivir en la calle del Chocolate? Pues así se llamaría hoy el paseo Antonio Odriozola si en 1988, cuando decidieron cambiarle el nombre al hasta entonces Paseo de las Camelias, se hubiera hecho caso de la ‘vox populi’. El aroma procedente de una fábrica próxima o quizás la forma de los adoquines sirvió para que los pontevedreses asociasen esta zona al cacao antes que al bibliógrafo.

En el callejero de Pontevedra se pueden encontrar ejemplos de lugares que poco tienen que ver con el nombre por el que son conocidos popularmente. Digan lo que digan las placas, la plaza Indalecio Armesto seguirá siendo Praza da Verdura, la calle Fernández Villaverde será la calle Carrillo, Mercantil, Moldes o el negocio que toque, mientras que la Glorieta de Compostela es evocada por la más familiar Praza dos Nenos.

(Amplio reportaje en nuestra edición impresa del lunes, 20 de febrero)

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