Cuando el sexo sale demasiado caro

El lugar en el que se hallaba el prófugo cuando fue identificado, en la calle Rouco. alba sotelo
photo_camera El lugar en el que se hallaba el prófugo cuando fue identificado, en la calle Rouco. alba sotelo

PONTEVEDRA. Un ciudadano magrebí con varias cuentas pendientes con la Justicia fue detenido en el momento en el que menos se lo esperaba. El hombre, de 30 años y de origen argelino (sin bien en un primer momento declaró ser súbdito marroquí), llamó la atención de los vecinos de un céntrico vial de Pontevedra a altas horas de la madrugada cuando, según testigos presenciales, se encontraba manteniendo relaciones íntimas con una mujer en el interior de un garaje.

Los ciudadanos decidieron llamar a la Jefatura de la Policía Local de Pontevedra al escuchar ruidos extraños procedentes del lugar. Pensaron, en un principio, que las dos personas estaban manipulando vehículos en el interior del estacionamiento comunitario, circunstancia que, por otra parte, no resulta extraña en la ciudad.

Los agentes del cuerpo de funcionarios municipales se personaron en el lugar de los hechos, en la calle Rouco (el vial que une la Praza de Barcelos con Cobián Roffignac). El reloj marcaba las 7.50 horas de la mañana. La luz aún era tenue, pero no tuvieron dificultades para dar con las personas que estaban llamando la atención.

El primer paso de la intervención policial fue la identificación de ambas personas, tarea que no resultó sencilla: ninguna de ellas portaba documentación.

Ello obligó a los agentes a trasladar a las dos personas a las dependencias policiales, donde constataron la nacionalidad del varón y se sorprendieron al comprobar que varios juzgados, la mayor parte de ellos de la capital de España, habían dictado órdenes de búsqueda, detención y personación ante las autoridades por diversos delitos, la mayor parte de ellos contra el patrimonio, pero también por malos tratos en el ámbito familiar.

Orden de expulsión

Por si esto fuese poco, el magrebí, que quedó detenido, tenía una orden de expulsión del país en vigor desde el año 2012.

La noche pontevedresa no le pudo salir peor a este presunto delincuente habitual, pues durante su estancia en las dependencias policiales se encontró con la presencia allí de otra persona que acudía para denunciarle de un nuevo delito: el hurto de una cartera en el interior de una conocida discoteca de la ciudad.

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