Cuatro años de cárcel por abusar varias veces de una menor, hija de su pareja

El condenado, tras acercarse al estrado a petición expresa del tribunal. gonzalo garcía
photo_camera El condenado, tras acercarse al estrado a petición expresa del tribunal. gonzalo garcía

El tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra condenó ayer en vista oral a cuatro años de prisión a Álvaro V., acusado de un delito continuado de agresión sexual a una menor discapacitada, hija de su pareja.

La causa, instruida por los juzgados de O Porriño, fue resuelta mediante un acuerdo de conformidad entre la Fiscalía y la defensa del acusado.

El hombre, analfabeto y con una discapacidad intelectual reconocida, admitió haber mantenido relaciones sexuales con la hija menor de su pareja sentimental, que está declarada judicialmente incapaz y tiene diagnosticado un retraso mental. Además, según el escrito de la acusación, el procesado le contagió una enfermedad de transmisión sexual en uno de sus encuentros.

Fiscalía

Inicialmente el fiscal pedía 17 años de prisión, pero las especiales circunstancias del acusado hicieron que finalmente rebajase esta petición de pena a cuatro años de cárcel. Además, tiene prohibido acercarse a menos de 500 metros de la víctima o comunicarse por cualquier medio con ella por un plazo mínimo de diez años.

También fue condenado a pagar una indemnización a la víctima en concepto de responsabilidad civil y daños morales de 15.000 euros y a hacerse cargo de las costas procesales.

Cabe reseñar que no es el primer caso de agresión sexual por parte de personas cercanas que se produce en los últimos meses en la capital del Lérez.

El condenado tiene una discapacidad reconocida

Una de las circunstancias valoradas por la Fiscalía para reducir la condena es una discapacidad reconocida del 66 %, De hecho, en el trascurso de la vista oral el tribunal tuvo que pedir al hombre que se acercase al estrado, para asegurarse de que entendía el proceso y la pena con la que iba a conformarse.

Preguntas

Tras varias preguntas, tanto en gallego como en castellano y todas ellas sin respuesta por parte del acusado, que parecía no entender lo que se le decía, finalmente tanto él como su letrado se mostraron conformes con la pena impuesta.

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