El Concello se deshace de las reliquias inservibles de las reformas urbanas

PONTEVEDRA. Sin más dilaciones, el Concello se ha puesto manos a la obra para hacer limpieza general en los almacenes donde guarda buena parte de los elementos que fueron retirados del casco urbano, el extrarradio y el rural con las consecutivas reformas urbanas, los mismos que hace poco regresaron a la actualidad por el afán de la oposición de conocer su ‘escondite’.

La nave de Campañó, que sirve de base a la Brigada Municipal de Obras, y un almacén próximo están a punto de rozar la saturación y, aunque la crisis obliga a tirar del reciclaje y los ‘apaños’, el Gobierno local no puede alargar la estadía de las reliquias que acabaron su vida útil, «de aquelas que xa non teñen uso posible», informó ayer el concejal de Patrimonio Histórico, Luís Bará.

Así, los funcionarios municipales han empezado a cribar las joyas del pasado, separando las que están catalogadas y pueden iniciar una segunda etapa en algún punto de la ciudad de las que ocupan espacio inutilmente.

La selección ha empezado por la nave de Campañó, donde se acumulan un buen número de los objetos patrimoniales por los que preguntó recientemente el grupo municipal del PP. Entre ellos, el propio Bará destaca los monfortinos de A Ferrería, «un elemento urbano que deu moito para falar». Pero también comparten espacio un sinfín de losas de aceras, bancos de piedra, puntos de luz, señales de obras y hasta carteles indicativos de los nombres de las calles que fueron sustituidos por otras denominaciones.

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